La región de América Latina y el Caribe enfrenta un desafío estructural en la gestión sostenible de residuos plásticos. Con más de 30 millones de toneladas de plástico consumidas anualmente, la mayoría bajo un modelo lineal, la región se encuentra en una encrucijada ambiental y productiva.
En el Webinar La Academia y su contribución a la gestión sostenible de residuos plásticos en América Latina y el Caribe, destaca desde un enfoque técnico y estratégico, el papel clave que desempeña la academia en la formación de capacidades, el desarrollo de tecnologías y la vinculación con el sector productivo, a fin de acelerar la transición hacia un modelo de economía circular en el sector del packaging.
El modelo económico actual basado en “tomar, hacer y desechar” ha llevado a una acumulación masiva de residuos plásticos.
Según datos del El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en América Latina y el Caribe se consumen más de 30 millones de toneladas de plástico anualmente, de las cuales un tercio termina en sitios de disposición inadecuados.
Los efectos de esta acumulación se manifiestan no solo en la contaminación ambiental, sino también en la exposición humana a microplásticos.
Bajo este escenario, la economía circular emerge como un nuevo paradigma que busca desacoplar el crecimiento económico del consumo de recursos finitos.
Su aplicación en la industria del packaging no solo implica rediseñar productos y sistemas de recolección, sino también transformar la formación de talento, las relaciones universidad-empresa y las capacidades tecnológicas regionales.
Empleos verdes y brechas de habilidades en la economía circular
Uno de los pilares fundamentales para avanzar en la economía circular de los plásticos es el desarrollo de habilidades verdes.
El informe del Pacto de Empleos Verdes para Jóvenes muestra que, a pesar de un crecimiento del 22% en la demanda de habilidades verdes, solo uno de cada ocho trabajadores las posee actualmente.
Para 2030, se estima que la economía circular puede generar hasta 8.8 millones de empleos formales adicionales en la región, especialmente en sectores como gestión de residuos, infraestructura y diseño de productos sostenibles.
Las habilidades verdes se clasifican en dos grandes grupos:
- Habilidades genéricas: relacionadas con conciencia ambiental, resolución de problemas y trabajo interdisciplinario.
- Habilidades técnicas: enfocadas en procesos específicos como reciclaje avanzado, diseño para desmontaje, bioeconomía y trazabilidad.
La formación de estas habilidades implica actualizar los programas universitarios, incorporar metodologías activas, y fortalecer la vinculación con el sector productivo.

Diagnóstico académico regional: avances y desafíos
Un estudio coordinado por el PNUMA y el Consorcio Universitario para la Gestión de Residuos evaluó a 74 universidades de 15 países latinoamericanos.
El análisis se estructuró en torno a cuatro funciones sustantivas: docencia, investigación, responsabilidad social y vinculación universidad-empresa.
Docencia. La mayoría de las universidades abordan el tema de plásticos desde una perspectiva ambiental o de reciclaje, pero pocas han integrado de forma transversal el enfoque de economía circular. Se identificaron brechas significativas en:
- Formación tecnológica aplicada
- Actualización curricular frente a nuevos estándares
- Inclusión de normativas técnicas y estándares de la industria
Investigación. A pesar del creciente interés en investigar sobre plásticos y su valorización, la mayoría de las universidades carecen de financiamiento, estrategias integradas y acceso a infraestructura especializada. El enfoque sigue siendo predominantemente teórico y con énfasis en reciclaje mecánico.
Responsabilidad social. Las actividades de extensión universitaria se concentran en campañas de recolección o educación ambiental básica. Se requiere escalar hacia modelos que integren a comunidades en procesos de valorización local, emprendimientos sociales y circularidad en cadenas productivas.
Relación universidad-empresa. La colaboración con el sector productivo sigue siendo limitada, centrada en pasantías más que en proyectos de co-desarrollo. Los modelos escalables identificados, como el caso UNAM–Toyota, muestran el potencial de alianzas público-privadas cuando hay alineación entre objetivos de innovación y sostenibilidad.

Casos de innovación en valorización académica del plástico
Desde el Instituto de Ingeniería, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha desarrollado soluciones prácticas de valorización plástica con potencial de escalabilidad industrial, tales como:
- Plastic Industry Brick: ladrillos elaborados con residuos industriales y de construcción, evaluados bajo normas de absorción, resistencia y erosión.
- Losetas de PET y bolsas recicladas: moldeadas por inyección para usos arquitectónicos, con costos significativamente reducidos.
- PoliLego Brick: sistema modular de construcción para viviendas de emergencia, producido mediante impresión 3D con plástico reciclado.
- Biodiésel a partir de plásticos posconsumo: obtenido vía pirólisis, evaluado en laboratorios acreditados para asegurar su potencial energético y toxicidad reducida.
- TextoBioCom. Proyecto que combina metodologías aceleradas para evaluar biodegradabilidad y toxicidad en plásticos. Esta innovación, actualmente en proceso de patente, permite determinar en menos de un mes si un material cumple con estándares de compostabilidad, reduciendo drásticamente los tiempos y costos respecto a normas tradicionales.
Desafíos normativos y tecnológicos
Uno de los obstáculos más relevantes para la implementación efectiva de soluciones circulares en plásticos es la dispersión y rigidez de las normativas.
Existen más de 40 normas relacionadas con plásticos, muchas con exigencias costosas y de difícil implementación, especialmente para pequeñas empresas y universidades. Por ejemplo:
- La norma ambiental NADF-010-AMBT-2019 de la CDMX exige compostabilidad certificada, pero no contempla tiempos reales de degradación en plantas de composta.
- Las pruebas para biodegradabilidad y toxicidad pueden demorar hasta 18 meses y requieren equipamiento sofisticado.
Frente a esto, la generación de metodologías propias desde el entorno académico, como las desarrolladas por la UNAM, puede ofrecer alternativas más ágiles, sin sacrificar rigor técnico.

Estrategias para el sector del packaging
La transformación hacia una economía circular del plástico en América Latina no puede prescindir de la academia.
Su rol como formadora de talento, generadora de conocimiento y puente con la industria es clave para transitar de un modelo lineal a uno regenerativo.
Invertir en educación, investigación aplicada y vinculación productiva no solo permitirá mitigar la crisis ambiental, sino construir un futuro industrial más resiliente, inclusivo y sostenible.
En ese sentido, los especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales (UDCA) de Colombia, la Asociación Colombiana de Industrias Plásticas (ACOPLÁSTICOS) y Pacto de Empleos Verdes para Jóvenes en ALC (PNUMA, OIT y UNICEF), que participaron en el encuentro coinciden en las siguientes recomendaciones:
- Alianzas universidad-empresa: Establecer consorcios tecnológicos para codiseñar soluciones de packaging con enfoque circular desde etapas tempranas de diseño.
- Escalamiento de innovaciones: Apoyar financieramente pilotos y tecnologías académicas que demuestren viabilidad en condiciones industriales.
- Reforma curricular: Alinear planes de estudio de ingeniería, diseño y ciencias ambientales con competencias verdes demandadas por la industria.
- Reconocimiento normativo: Incorporar métodos alternativos de evaluación científica en marcos regulatorios nacionales.
- Empoderamiento juvenil: Facilitar programas de formación y liderazgo como la Primera Academia Regional de Empleos Verdes para Jóvenes, que articulen sostenibilidad, tecnología y empleabilidad.
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