La biga, un fermento preelaborado de origen italiano, ha ganado importancia en la industria alimentaria por su capacidad para transformar la masa en un producto de calidad superior.
Tradicionalmente utilizada en la elaboración de panes y otros productos de panadería, la biga se ha integrado en recetas de pizzas de alta gama, logrando niveles excepcionales de textura, sabor y aroma.
La biga tiene sus raíces en la tradición panadera italiana, donde se utilizaba como prefermento para mejorar la fermentación y la calidad de la masa.
Originaria del norte de Italia, esta técnica se ha difundido rápidamente a otras culturas gastronómicas gracias a sus ventajas en términos de sabor y durabilidad del producto final.
Durante décadas, la biga ha sido un componente esencial en la elaboración de panes artesanales, y recientemente, su uso en la creación de pizzas ha llamado la atención de chefs y tecnólogos alimentarios en todo el mundo.
Técnicamente, la biga es un pre-fermento que se elabora con harina, agua y una pequeña cantidad de levadura. La formulación puede variar según la receta, pero generalmente se busca una hidratación que esté entre el 50% y el 60% del peso de la harina.
Esta mezcla pasa por un proceso de fermentación controlada que permite el desarrollo de microorganismos y enzimas, esenciales para realzar el sabor y la estructura de la masa final.
La biga se distingue por tener un perfil de acidez ligeramente elevado y una fermentación lenta, lo que favorece la creación de aromas complejos y una miga más abierta y ligera.
Beneficios de la biga en la elaboración de pizzas
1. Mejora en la textura y estructura de la masa
Uno de los principales beneficios de incorporar biga en la masa de pizza es la mejora en su textura. La fermentación prolongada de la biga ayuda a desarrollar una red de gluten más robusta, lo que resulta en una miga más elástica y resistente.
Esto se traduce en una pizza que logra un equilibrio ideal entre una corteza crujiente y un interior suave y esponjoso, perfecto para soportar ingredientes de alta calidad sin comprometer la estructura del producto final.
2. Incremento del sabor y aroma
La biga no solo ofrece beneficios estructurales, sino que también potencia el perfil sensorial de la pizza. Durante su fermentación, se generan compuestos aromáticos y ácidos orgánicos que enriquecen el sabor del producto final, aportando matices que van desde un ligero toque ácido hasta un aroma profundo y complejo.
Este desarrollo de sabor es especialmente valorado en las pizzas de alta gama, donde cada ingrediente se elige para brindar una experiencia gastronómica única.
3. Ventajas en términos de fermentación y tiempo de preparación
El uso de biga permite optimizar el proceso de fermentación en la elaboración de la masa. Al comenzar la fermentación con una biga ya activa, se acelera el desarrollo de la masa sin sacrificar la calidad del producto final.
Además, este método ofrece una mayor flexibilidad en los tiempos de preparación, ya que la masa puede reposar durante períodos prolongados sin perder sus propiedades, lo que resulta beneficioso tanto en la producción artesanal como en la industrial.

Técnicas de preparación de la biga
Ingredientes necesarios y proporciones
La elaboración de la biga es bastante sencilla, pero es fundamental ser preciso con las proporciones para asegurar su efectividad. Los ingredientes básicos son:
- Harina: Se sugiere usar harina de fuerza con un alto contenido proteico, lo cual es esencial para el desarrollo del gluten.
- Agua: La cantidad de agua debe ser entre el 50% y el 60% del peso de la harina, lo que permite una hidratación adecuada.
- Levadura: Se incorpora una pequeña cantidad (alrededor del 0,1% al 0,2% del peso de la harina) para iniciar el proceso de fermentación.
Es crucial que tanto la harina como el agua estén a temperatura ambiente para evitar que la levadura se inactiva. La precisión en estas proporciones es vital para conseguir una biga con la textura y el perfil de fermentación que se desean.
Proceso de fermentación y maduración
El proceso de fermentación de la biga se desarrolla en dos etapas principales:
- Mezcla inicial: Se combinan los ingredientes en un recipiente limpio y se mezclan hasta obtener una masa homogénea. Es crucial evitar la incorporación excesiva de aire en esta fase, ya que puede afectar la formación del gluten.
- Fermentación en frío o ambiente controlado: La masa se deja reposar a una temperatura controlada, generalmente entre 18°C y 22°C, durante un periodo que puede variar entre 12 y 18 horas.
Este tiempo de maduración permite que la biga desarrolle una compleja red de sabores y aromas, optimizando su función en la masa final. La fermentación en frío es preferida en entornos industriales, ya que ofrece mayor flexibilidad en la producción y una mejor gestión de la calidad del pre-fermento.

Recomendaciones para optimizar el proceso
Para obtener una biga de alta calidad, se recomienda:
- Controlar la temperatura: Mantener la biga en un ambiente estable ayuda a evitar fluctuaciones que puedan afectar su fermentación.
- Uso de ingredientes frescos: La calidad de la harina y la levadura es clave para el resultado final.
- Tiempo de fermentación adecuado: Respetar los tiempos de reposo es fundamental para desarrollar el perfil de sabor deseado.
- Monitoreo de la actividad fermentativa: Se pueden utilizar indicadores sensoriales y pH para asegurarse de que la fermentación avanza de manera óptima.
Aplicaciones en pizzas de alta gama
El uso de biga resulta especialmente ventajoso en pizzas artesanales y de alta gama, donde la calidad de la masa es fundamental para una experiencia gastronómica excepcional.
Las pizzas al estilo napolitano, por ejemplo, se distinguen por su corteza delgada y bordes inflados, características que se realzan con la utilización de biga.
Además, las pizzas gourmet que incluyen ingredientes de primera calidad, como quesos artesanales, aceites de oliva virgen extra y embutidos selectos, se benefician de una masa que actúa como un soporte ideal para resaltar cada uno de estos componentes.
Tendencias actuales en la industria
Hoy en día, la industria alimentaria muestra un creciente interés por los métodos de fermentación tradicionales y el uso de pre-fermentos como la biga para diferenciar sus productos en un mercado altamente competitivo.
El auge de la gastronomía de proximidad y la valorización de los procesos artesanales se combinan con la innovación tecnológica en la producción industrial, lo que permite integrar técnicas ancestrales en un contexto moderno y escalable.
1. Impacto en la calidad y la innovación diferenciación en el mercado
En un entorno donde la competencia es cada vez más intensa, la calidad de la masa puede ser el factor decisivo en la elección del consumidor. La incorporación de técnicas tradicionales como la biga puede marcar la diferencia.
2. Innovaciones relacionadas con la biga
El progreso tecnológico en la industria alimentaria ha facilitado la adaptación del uso de la biga a procesos industriales, preservando sus características tradicionales mientras se optimiza la producción.
Se están creando equipos y metodologías que permiten un control preciso de la temperatura, el pH y otros parámetros críticos durante la fermentación, asegurando un producto final uniforme y de alta calidad. Estas innovaciones han generado nuevas oportunidades para la producción en masa sin comprometer el carácter artesanal del producto.
3. Desafíos y oportunidades en la implementación industrial
Uno de los principales retos en la implementación de la biga en procesos industriales es escalar el proceso sin comprometer la calidad del pre-fermento.
La fermentación lenta y controlada que caracteriza a la biga debe adaptarse a volúmenes de producción más altos, lo que requiere inversiones en tecnología y capacitación del personal. Sin embargo, la creciente tendencia hacia la personalización y la demanda de productos artesanales presenta un mercado en
expansión que justifica esta inversión.
4. Beneficios económicos
Desde una perspectiva económica, el uso de la biga representa una inversión en calidad que puede ofrecer un retorno significativo a través de la
diferenciación del producto.
Aunque el proceso de fermentación prolongada y el uso de ingredientes seleccionados pueden aumentar los costos operativos, el valor añadido en términos de sabor, textura y percepción de autenticidad permite posicionar el producto en un segmento premium, lo que puede resultar en márgenes de ganancia más altos y en una mayor fidelización de la clientela.

Retos en la conservación y distribución
Mantener las condiciones óptimas de la biga durante la producción y la posterior elaboración de la masa es otro desafío logístico. La conservación de la actividad fermentativa requiere un control riguroso de la temperatura y otros factores ambientales.
Además, la distribución del producto final debe asegurar que la calidad sensorial se mantenga intacta desde la fábrica hasta el consumidor final.
Por último, este aspecto es especialmente importante en un mercado globalizado, donde las distancias y el tiempo pueden afectar la integridad del producto.
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