En la última década, la ciencia ha revelado un vasto universo microscópico que habita en nuestro cuerpo: el microbioma. Esta comunidad de billones de microorganismos, que incluye bacterias, hongos, virus y otros microbios, está emergiendo como un factor crucial en la salud y enfermedad humana.
Desde 2018, cada 27 de junio se celebra el Día Mundial del Microbioma con el propósito de destacar la importancia de los microbios para preservar la salud de la población, así como la sostenibilidad del planeta a largo plazo.
El microbioma humano no es un simple conjunto de microbios. Es un ecosistema dinámico y complejo que interactúa de manera intrincada con nuestro organismo. Cada persona alberga un microbioma único que se forma a partir de la combinación de factores genéticos, ambientales y dietéticos.
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Diferencia entre microbioma y microbiota
Los microorganismos, como las bacterias, las arqueas, los hongos, las algas o los virus, son organismos diminutos que se encuentran en casi todas partes del planeta y también en todo el sistema alimentario.
A menudo, solo se les conoce por el daño y los peligros que algunos de ellos pueden conllevar, como:
- intoxicación alimentaria
- resistencia microbiana
- enfermedades infecciosas como la gripe porcina o aviar
Sin embargo, los microorganismos dan lugar a una gran cantidad de efectos beneficiosos y positivos para la salud y bienestar. Además, contribuyen de manera decisiva y esencial con el medioambiente.
De acuerdo con el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC), el término microbiota hace referencia al grupo de microorganismos diferentes que viven en conjunto en un hábitat, por ejemplo, en los intestinos de los seres humanos o en el suelo.
Mientras que el microbioma describe una comunidad de diferentes microorganismos que ocupa un entorno particular, y también se refiere a la manera en que estos interactúan entre sí y con las condiciones ambientales circundantes.
¿Cuál es su relación con la nutrición?
La relación entre la dieta y el microbioma es bidireccional. Los alimentos que consumimos afectan la composición del microbioma, y a su vez, este influye en cómo se procesan y se obtienen nutrientes de los alimentos.
Por ejemplo, las dietas ricas en fibra fomentan la proliferación de bacterias beneficiosas que producen ácidos grasos de cadena corta, los cuales son esenciales para la salud intestinal y metabólica.
Además, investigaciones recientes demuestran que el microbioma juega un papel fundamental en una variedad de procesos biológicos. Desde la digestión de alimentos hasta la regulación del sistema inmunológico, pasando por la protección contra patógenos, el microbioma influye en muchos aspectos de nuestra salud.
Finalmente, las alteraciones en este ecosistema se han asociado con enfermedades como la obesidad, la diabetes, trastornos digestivos y enfermedades autoinmunes.
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