El endurecimiento de la política arancelaria estadounidense en 2025, 25% a todo el acero y el aluminio desde el 12 de marzo y un nuevo 20.91% al jitomate mexicano a partir del 14 de julio, ha sacudido a la industria exportadora nacional.
Para contener el riesgo de pérdida de mercado y preservar los márgenes logísticos, la Secretaría de Economía relanzó en febrero el emblemático sello “Hecho en México” como parte del Plan México de marca país.
Más que un logotipo, la certificación busca demostrar reglas de origen estrictas, estándares de calidad y cumplimiento ambiental, factores que los compradores utilizan para justificar compras en un entorno de tarifas crecientes.
Panorama arancelario 2025 y su impacto logístico
La administración Trump dispuso un arancel base de 10% sobre todas las importaciones y recargos individuales para países con los que Estados Unidos mantiene déficit comercial, entre ellos México. El golpe más severo recayó en:
- Acero y aluminio: tarifa uniforme de 25% desde el 12 de marzo, aplicable a capítulos 72, 73 y 76 del SA.
- Jitomate (tomate fresco): arancel de 20.91% tras la cancelación del Acuerdo de Suspensión firmado en 2019.
El nuevo escenario encarece costos de flete (tarifas “ad valorem” se calculan sobre valor CIF) y limita ventanas de entrega just‑in‑time, presionando la liquidez de cadenas Tier‑1 y Tier‑2 que dependen de flujos transfronterizos diarios.
A manera de dimensión:
Indicador | 2024 | % enviado a Estados Unidos |
---|---|---|
Exportaciones de hierro + acero (FOB) | 13 383 mdd | 78.1% |
Exportaciones de jitomate | 3 243 mdd | 99% (via TMEC) |
El efecto cascada se extiende a empaques metálicos, piezas automotrices y sistemas HVAC, obligando a los equipos de supply chain a reestructurar contratos CFR e introducir cláusulas de ajuste por tarifa.
Origen y evolución del sello “Hecho en México”
El emblema surgió en 1990 como parte del Programa de Modernización Industrial y Comercio Exterior; sin embargo, su adopción fue limitada.
El 17 de febrero de 2025, el Diario Oficial publicó el “Acuerdo por el que se dan a conocer las marcas de certificación HECHO EN MÉXICO y MADE IN MEXICO”, estableciendo su renovación dentro del Plan México de desarrollo industrial, con metas explícitas de:
- Aumentar 15 % el valor agregado regional en exportaciones hacia 2027.
- Certificar 8 000 pymes exportadoras en dos años.
- Insertar criterios ESG y trazabilidad digital (blockchain) en su reglamento de uso.
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Requisitos y procesos de certificación
El trámite gestionado por la Dirección General de Normas (DGN) contempla cuatro etapas:
- Solicitud en escrito libre con descripción de producto, fracción arancelaria y proceso productivo.
- Expediente técnico: dictamen de origen (regla OR ≥ 50% o salto arancelario) y evidencia de calidad (NOM o ISO 9001).
- Auditoría in‑situ (contratada a un organismo de certificación acreditado en EMA) y validación documental.
- Resolución: autorización por 5 años con uso ilimitado en etiquetas físicas y digitales; renovación simplificada a los 36 meses.
Costos:
- Derechos federales: 3 126 MXN por solicitud.
- Auditoría: 1 200–1 800 USD dependiendo de la complejidad de planta (datos DGN).
- Etiquetado: maquetas y registro digital sin costo adicional gracias al portal Hecho en México Digital lanzado en marzo.
El tiempo promedio “solicitud‑resolución” se estima en 45 días hábiles, menor al ciclo de certificación de origen preferencial del TMEC (60 días), otorgando una ventaja táctica para operaciones que requieren respuesta rápida al mercado.
Ventajas competitivas para exportadores
Factor | Beneficio operacional | Impacto en KPI |
---|---|---|
Reglas de origen verificables | Facilita la defensa contra investigaciones antidumping | Evita depósitos en efectivo (cash bonds) = +2 % liquidez |
Reconocimiento de marca país | Reduce percepción de riesgo político en las RFQ de grandes compradores | Mejora tasa de conversión en licitaciones (+7 % promedio) |
Compatibilidad con nearshoring | Demuestra integración regional para OEM estadounidenses que relocalizan | Prioridad en contratos de suministro multi‑año |
Etiquetado ESG + QR blockchain | Trazabilidad en emisiones y cumplimiento laboral | Acceso a políticas de compra sostenible, especialmente en retail US |
Casos sectoriales
Acero y aluminio
El arancel de 25 % afecta un comercio anual de 20.000 mdd y amenaza márgenes de EPC Contractors en energía eólica y transmisión, que reportan incrementos de hasta 1% en CAPEX.
Al incluir el sello “Hecho en México” en la documentación de origen y en la base de datos ACE‑N de CBP, las siderúrgicas mexicanas buscan justificar reglas de origen claras y acelerar liberaciones en puerto, reduciendo demoras de hasta 48 h en inspección.
Agroindustria (jitomate)
La retirada del acuerdo de suspensión obliga a depositar cash bonds por 20,91 % al cruzar la frontera. Productores de Sinaloa y Baja California adoptaron el sello “Hecho en México” con etiquetas “smart‑label” para diferenciarse de re‑exportaciones centroamericanas y alegar ausencia de dumping.
Se prevé una recuperación de ventas de hasta 5 % a diciembre si se demuestra cumplimiento de trazabilidad y se avanza a un nuevo acuerdo antes de la temporada alta 2026.


Integración del sello con estrategias de marketing internacional
- Storytelling de origen: incluir narrativa de herencia mexicana y prácticas sustentables en catálogos B2B y ferias como PACK EXPO.
- Packaging inteligente: uso de tinta termocrómica con el emblema para reforzar frescura (agro) o huella baja en carbono (metal‑mecánica).
- e‑Commerce Mayorista: marketplaces como Zonos Global ofrecen un filtro “Certified Made in Mexico”, que eleva la visualización en un 18 %.
- Programmatic ABM: campañas PPC segmentadas a compradores en Texas y California resaltan la resiliencia frente a riesgos arancelarios.
Estas tácticas convierten la certificación en un argumento de valor agregado, no sólo en un requisito regulatorio.
Retos regulatorios y operativos
- Sobrecarga administrativa: pymes con estructuras ligeras encaran curva de aprendizaje en compliance; la Secretaría de Economía habilitará 30 consultorías regionales antes de Q3‑2025.
- Auditorías cruzadas CBP‑SAT: el 10 % de empresas auditadas en piloto febrero‑abril obtuvo observaciones menores (etiquetado inconsistente), retrasando el despacho.
- Compatibilidad con NOM‑050‑SCFI (etiquetado de información comercial): el nuevo sello debe coexistir sin saturar el panel principal.
- Costos de reposicionamiento logístico: re‑ruteo por Laredo y Nogales para procesos FAST/CTPAT podría incrementar los lead‑times un 12 %.
Las asociaciones industriales piden ventanilla única digital y deducibilidad fiscal de gastos de certificación para agilizar adopción.
Recomendaciones para líderes de logística y comercio exterior
- Evaluar portafolio HS: identificar fracciones con riesgo arancelario >10% y priorizar su certificación antes de Q4‑2025.
- Integrar sello en TMS/WMS: generar campos obligatorios en ASN y etiquetas GS1‑128; enlazar con sistemas ERP para auto‑poblado de datos de origen.
- Desarrollar dashboard KPI: – % órdenes liberadas sin inspección secundaria; – days sales outstanding por diferimiento de cash bond; – OTIF.
- Alianzas público‑privadas: participar en pilotos del Hub de Marca País en Querétaro para conectar al SAT con organismos de certificación.
- Plan de contingencia: escenarios de sanción 35%, 50% y demanda elástica; definir límites OTB y hedging sobre forwarders en la frontera.
La coyuntura arancelaria de 2025 confirma que la competitividad exportadora no depende únicamente de costos, sino de confianza en el origen.
El relanzado sello “Hecho en México” ofrece una herramienta pragmática para mostrar valor agregado regional, trazabilidad ESG y cumplimiento normativo, todo con un costo marginal inferior al potencial impacto de tarifas de dos dígitos.
Relevancia del sello "Hecho en México": tendencia del consumo local y el nacionalismo económico↗
La preferencia por productos nacionales transforma la industria y fortalece la competitividad.