La industria de bebidas se encuentra en un momento de incertidumbre tras las declaraciones del expresidente Donald Trump, quien aseguró que Coca‑Cola aceptó reemplazar el jarabe de maíz de alta fructosa por azúcar de caña en su fórmula para el mercado estadounidense.
Aunque la compañía no ha emitido confirmación oficial, este anuncio encendió el debate entre fabricantes, distribuidores y proveedores de ingredientes sobre los impactos técnicos, logísticos, regulatorios y económicos de un cambio de tal magnitud
El 16 de julio de 2025, Trump publicó en su plataforma Truth Social:
“He estado hablando con Coca-Cola sobre el uso de azúcar de caña REAL en la Coca-Cola en Estados Unidos, y han accedido. Será una muy buena decisión por su parte; ya lo verán.”
La Corn Refiners Association, gremio que representa a los refinadores de maíz en EE. UU., respondió de inmediato:
“Reemplazar el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa por azúcar de caña no tiene sentido… cuesta miles de empleos en la industria alimentaria estadounidense, reduce los ingresos agrícolas y aumenta las importaciones de azúcar extranjera, todo ello sin ningún beneficio nutricional”.
Bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el jarabe de maíz de alta fructuosa disfruta de aranceles reducidos o nulos, mientras que el azúcar de caña importado enfrenta gravámenes que oscilan entre 20 % y 35 % según el origen
Esta disparidad ha favorecido históricamente el uso masivo del jarabe de maíz de alta fructuosa desde la década de 1980, cuando las grandes embotelladoras comenzaron a migrar a este edulcorante por su rentabilidad.
Diferencia entre el jarabe de maíz y el azúcar de caña
El azúcar de caña, también conocida como sacarosa, está compuesta por una molécula de glucosa y otra de fructosa. La fructosa es el monosacárido que encontramos en las frutas y las verduras, también en las hortalizas y en la miel.
El jarabe de maíz es el edulcorante que podemos encontrar comúnmente en las bebidas carbonatadas y refrescos en Estados Unidos. Es una mezcla de glucosa y fructosa como monosacáridos
Las principales diferencias entre ambos edulcorantes son:
1. El jarabe de maíz no proviene de la fruta, sino de una mezcla purificada del almidón del maíz, por lo tanto, no se produce de forma natural, mientras el azúcar de caña sí, y está derivada de dos plantas, la caña de azúcar y la remolacha azucarera.
2. Por los componentes y el proceso que lleva, el jarabe de maíz, se ha asociado con varios padecimientos de salud.
3. El jarabe de maíz contiene hasta el 55% de fructosa, mientras que el azúcar de caña solamente cuenta con el 1% al 5% de fructosa.
Regulación y cumplimiento
- COFEPRIS (México): La NOM-051 exige identificar claramente azúcares añadidos y su origen en la lista de ingredientes
- FDA y EFSA: Ambas agencias requieren declarar “added sugars” y % de valor diario, sin favorecer un edulcorante sobre otro desde un punto de vista nutricional.
- Estándares EEAT & YMYL: Incorporar revisiones de expertos (p. ej., dietistas registrados) y fuentes primarias (informes gubernamentales, académicos) fortalece la autoridad del contenido.
Impacto en costos y precios
Según Reuters, un cambio total de HF55 a azúcar de caña podría incrementar los costos de materia prima en más de mil millones anuales, dada la brecha de precios y volúmenes involucrados.
Esto se traduciría en un incremento aproximado de medio dólar por lata de 355 ml, presionando estrategias de precios al por mayor y venta al detalle.
Por otro lado, el 12 % del mercado de bebidas carbonatadas en Brasil ya utiliza formulaciones con azúcar de caña, atraído por demandas de “ingredientes naturales” en cadenas gourmet y tiendas especializadas.
Los distribuidores buscan diferenciación y certificaciones de origen sostenible; un “Cane Sugar Verified” podría convertirse en requisito para abastecer a minoristas de alta gama.
Estudios de Life Cycle Assessment (LCA) señalan que la producción de azúcar de caña en Tailandia genera 0.55 kg CO₂e/kg y en México cifras similares, mientras que el jarabe de maíz oscila en torno a 0.45 kg CO₂e/kg, según variables de cultivo y procesamiento.

El sector de edulcorantes a la expectativa
El posible reemplazo del jarabe de maíz de alta fructuosa por azúcar de caña representaría un punto de inflexión en la formulación y la cadena logística de Coca‑Cola.
Aunque la narrativa de “ingredientes más naturales” puede fortalecer su posicionamiento en segmentos premium, el alza de costos, las complejidades logísticas y el cumplimiento regulatorio constituyen retos significativos.
Mientras Coca‑Cola evalúa su decisión final, el ecosistema industrial deberá prepararse para un entorno en el que el jarabe de maíz y el azúcar de caña coexistan, optimizando costos, cadenas de suministro y respondiendo a las demandas de un mercado cada vez más exigente en transparencia y sostenibilidad.
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