La leche materna es un fluido con una composición única y una estructura compleja . Ésta contiene nutrientes y compuestos benéficos para el crecimiento y desarrollo del bebé, razón por la cual la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el amamantado exclusivo por 6 meses .
Los principales componentes de la leche son los carbohidratos, proteínas y grasas, representando el 7%, 1% y 3.5-4.5% respectivamente.
Lo increíble de esto es que su concentración puede cambiar a lo largo del tiempo para satisfacer las necesidades del bebé . Si bien, todos los componentes son importantes, las grasas son las responsables del desarrollo del sistema nervioso del bebé y son su principal fuente de energía (40%-55%) .
Las grasas o lípidos están conformados en un 98% por triacilglicéridos (formados por una molécula de glicerol y tres de ácidos grasos), mientras que el 2% restante consiste en diglicéridos, monoglicéridos, ácidos grasos libres, fosfolípidos y colesterol .
Múltiples estudios han determinado que la cantidad de ácidos grasos en la leche no es constante, sino que varía dependiendo del periodo de lactancia, raza, dieta de la madre, estado de salud del recién nacido y químicos relacionados al ambiente .
Actualmente, el Tecnológico de Monterrey está dedicado a la investigación de distintos aspectos de la leche materna de madres mexicanas. Entre las líneas de investigación se encuentra el análisis de los ácidos grasos.
El objetivo de esto es determinar como el estado de salud de la madre, así como su dieta, pudieran afectar el perfil final de ácidos grasos y, por ende, determinar posibles áreas de oportunidad en la alimentación de los bebés.
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¿Qué son los ácidos grasos?
Dentro del mundo de las grasas existen distintos tipos de compuestos que las conforman, principalmente ácidos grasos , que son cadenas de carbonos e hidrógenos con un grupo carboxilo en uno de los extremos. Éstos pueden ser encontrados tanto en los alimentos como en el cuerpo humano.
Los ácidos grasos pueden ser clasificados como ácidos grasos saturados (SFA por sus siglas en inglés) y ácidos grasos insaturados (UFA por sus siglas en inglés). Éstos últimos a su vez se dividen en ácidos grasos monoinsaturados (MUFA por sus siglas en inglés) y ácidos grasos poliinsaturados (PUFA por sus siglas en inglés) .
Beneficios de los ácidos grasos de la leche
Si bien, como se mencionó anteriormente, las grasas tienen efectos benéficos en el desarrollo del bebé, algunos de estos beneficios están relacionados directamente con los ácidos grasos encontrados en la leche.
Los beneficios dependen de las cantidades en que se encuentren en la leche. En el caso del DHA, correlacionado con el desarrollo cognitivo y visual, se recomienda un consumo diario de 100 mg DHA/día para que el bebé pueda satisfacer sus necesidades metabólicas .
En el caso del desarrollo cognitivo se ha encontrado que estos ácidos grasos influyen tanto en las propiedades físicas como en el desarrollo y funcionamiento del cerebro, incluyendo efectos antinflamatorios, neuroprotección, entre otros .
No obstante, otros ácidos grasos como el ácido α-linolénico y el ácido linoleico también tienen un rol importante en la maduración del cerebro, ojos y desarrollo de los órganos internos . Del mismo modo, algunos ácidos grasos pueden contribuir en la diversidad de bacterias benéficas en el intestino del infante .
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Efecto de la alimentación en los ácidos grasos de la leche
Durante el embarazo y el periodo de lactancia, la alimentación de la madre es vital para el desarrollo del bebé, ya que ésta influye en la concentración final de algunos ácidos grasos valiosos para el crecimiento óptimo del infante.
Si bien tener una dieta balanceada es importante, también es necesario considerar que algunos ácidos grasos de la leche dependen de la ingesta de cierto grupo de alimentos o una cantidad específica de ellos.
Por ejemplo, estudios han encontrado que los niveles de ácido oleico, el ácido graso más abundante en la leche, están fuertemente ligados al consumo de aceites vegetales, principalmente aceite de oliva, así como a nueces, aguacate, queso y carne .
Por otro lado, otros estudios han demostrado que el consumo de pescado está relacionado con el contenido de DHA en la leche. Mientras que el consumo de grasas y aceites vegetales pueden provocar una disminución en la concentración de este ácido graso .
Si bien, las dietas y el estilo de vida de las madres son diferentes entre sí, éstas tienden a seguir el patrón de alimentación del lugar donde viven o son originarias. Por ejemplo, estudios han encontrado que en zonas donde la dieta occidental predomina, la leche puede contener ácidos grasos trans; mientras que en zonas costeras y con fácil acceso a pescado y mariscos se ha encontrado una mayor concentración de DHA .
Considerando lo anterior, es importante que, para mejorar los niveles de ácidos grasos en la leche, se consulte a un profesional de la salud, ya que éste proporcionará el plan nutricional que más se adapte a las necesidades de la madre y del bebé.
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