Abordar el desperdicio de alimentos representa una oportunidad de conseguir beneficios para tres aspectos:
- Clima
- Seguridad alimentaria
- Sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios
De acuerdo con el último informe de la FAO sobre El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI), el número de personas afectadas por el hambre aumentó hasta 828 millones en 2021.
Esto supone un incremento de unos 46 millones desde 2020 y de 150 millones desde 2019. En total, se calcula que 3 mil 100 millones de personas no tienen acceso a una alimentación saludable.
La pérdida y el desperdicio de alimentos representan además entre el 8 % y el 10 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Lo que contribuye a un clima inestable y a fenómenos meteorológicos extremos como sequías e inundaciones.
Estos cambios repercuten negativamente en el rendimiento de las cosechas, reducen potencialmente la calidad nutricional de los cultivos y provocan perturbaciones en la cadena de suministro.
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Así impacta el desperdicio de alimentos al desarrollo sostenible
El desperdicio de alimentos genera todos los impactos ambientales de la producción de alimentos:
- Uso intensivo y contaminación de la tierra y los recursos hídricos
- Exacerbación de la pérdida de biodiversidad
- Emisiones de gases de efecto invernadero
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 12, Meta 12.3, tiene como objetivo reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos per cápita a nivel de los minoristas y del consumo.
Y reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha, para 2030.
En el Webinar Desperdicio alimentario y sostenibilidad, Miguel Aguado, Socio Director de la empresa B Leaf, señala que hasta hace poco el desperdicio alimentario ha tenido cada vez un mayor incremento.
El especialista indica que se trata de un problema muy grave, pues el 35% de todos los alimentos que se producen en el planeta no aportan ni una sola caloría a nadie. “Quiere decir que no se consume, lo tiramos por algún motivo”.
Dijo que además de la sostenibilidad ambiental, también tiene un componente ético de indecencia. “Tirar 35% de la comida que se produce habiendo muchos millones de personas al mismo tiempo que están desnutridos o directamente tienen hambre”.
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Iniciativas para la reducción del desperdicio de alimentos
Un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, señala que las iniciativas, políticas o agentes que aborden la cuestión del desperdicio de alimentos deberían atenerse a la jerarquía de la gestión del desperdicio de alimentos.
Todos los niveles de gobierno desempeñan una función importante en lo tocante a evitar o reducir el desperdicio de alimentos.
La función específica varía según el país en dependencia de la estructura institucional y del reparto de responsabilidades y poderes entre los gobiernos locales y nacionales.
No obstante, en general, los gobiernos nacionales son responsables de fijar el rumbo y las condiciones del marco general con vistas a crear nuevas vías para el consumo sostenible de alimentos.
Asimismo, organismos como la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos han elaborado directrices detalladas y conjuntos de instrumentos para los gobiernos locales sobre cómo evitar el desperdicio.
Una guía detallada sobre “Food: Too Good To Waste” tiene como objetivo determinar cómo los gobiernos locales pueden apoyar los cambios en el comportamiento del consumidor y otras personas para evitar el desperdicio alimentarios.
El mencionado estudio indica que las empresas de alimentos están desempeñando un papel decisivo en cuanto a influir en el comportamiento del consumidor en relación con el desperdicio de alimentos.
Sin embargo, muchas empresas no asignan gran prioridad al desperdicio de alimentos. Las principales razones son que las empresas no son conscientes de la gravedad y la naturaleza del desperdicio de alimentos relacionado con sus grupos de productos ni de los verdaderos costos vinculados a ese desperdicio.
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