En la pandemia los consumidores se acostumbraron a recibir todo en la puerta de su casa, haciendo que lo práctico y simple ganará mayor interés.
Según investigaciones de la consultora Kantar, a nivel mundial, el consumo que se recibe en casa disminuyo un 3.5%, después de la pandemia, no tanto como se esperaba.
Esto se debe a la comodidad que para los compradores representa recibir todo en la puerta de su casa.
A pesar de la inflación que aqueja a la población mundial, sólo pocos consumidores han decidido salir de casa a realizar compras y prefieren recibirlas, porque les resulta un gasto menos de tiempo y dinero.
En la búsqueda del ahorro de tiempo y de dinero, nos encontramos ante un consumidor más práctico y racional que ha trasladado el consumo entre horas a fuera de casa y que ahora opta por la simplificación de menús, tanto dentro como fuera del hogar”, Kantar.
Disminuyó el desperdicio de alimentos
Con un consumidor menos pesimista y práctico, el desperdicio de comida en España ha disminuido, porque el alimento que pueda sobrar se guarda para posteriores comidas.
Además de que se ve como un gasto innecesario el desperdiciar comida, así lo aseguro Rebeca Mella, experta en consumidor, hábitos y tendencias en Kantar.
Estos estudios se hicieron en la Unión Europea, tomemos en cuenta que la situación cambia dependiendo la economía, contexto y el momento que vive cada familia, cada una actúa dependiendo a su conveniente y placer.
6 de cada 10 encuestados asegura que los productos que dicen ser sustentables, son un factor importante de compra. La situación del cambio climático y el daño a la biodiversidad, sí preocupa a la sociedad.
Consumidores buscan alimentos con valores nutricionales
No sólo el tema sustentable ha cambiado, también lo que tiene que ver con un beneficio en la salud.
Dos de cada tres hogares encuestados, considera importante el valor nutrimental que hay en sus alimentos, para tener una dieta balanceada que mejore su calidad vida.
De nueva cuenta, esto depende del contexto, economía y edad de las personas, pero las consumidores que se han acercado a este cambio han disminuido su ingesta de azúcares, carbohidratos y procesados.
Sin embargo, todavía hay un porcentaje de la población que no conoce los valores nutrimentales de los alimentos y consume algunos creyendo que son sanos, cuando no lo son y otros que sólo escogen guiados por su antojo.
Por ejemplo, entre menos calorías ven en un producto, piensan que es más saludable, dejando a un lado carbohidratos que son fundamentales para tener energía y saciedad.
Los mercados de la industria alimentaria no deben de dejar de estudiar a sus consumidores, para cada día ofrecer alimentos que requieren.
Que sean sustentables, lleguen a la puerta de su casa, ricos en nutrientes y no afecten su economía; suena un reto, pero con la investigación necesaria se puede lograr.
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