La sostenibilidad es una tendencia en la industria de alimentos, que los consumidores han priorizado debido a los cambios climáticos, sin embargo, la inflación mundial ha mostrado una subida importante en la mayoría de productos y polarizado a la población.
De acuerdo al 2do. Estudio del Basque Food Cluster “La alimentación sostenible”, elaborado por Across The Shopper, 2 de cada 3 personas afirman que intentan comprar alimentos sostenibles, pero la inflación no se lo permite.
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La prioridad es el presupuesto
El estudio realizado en 2022, confirma que el actual contexto inflacionista, hace que más de la mita de la población priorice comprar alimentos los más ajustados de precio posible, y cuando se encuentran ante una oferta atractiva, adquieren el producto sin tener en cuenta si este es sostenible o no.
El informe con el que el Cluster ayuda a las empresas vascas de alimentación a determinar cómo afecta a su actividad los cambios normativos y del mercado en torno a la sostenibilidad.
Lo que ha mostrado que la subida de los precios de la alimentación está llevando a las personas a minimizar la importancia hacia la sostenibilidad a la hora de elegir los productos que conforman su cesta de compras.
Los alimentos sostenibles son más costosos
Los consumidores ven lógico que los alimentos sostenibles tengan un precio mayor, porque están conscientes de que su elaboración conlleva mayor costo y le da valor.
Sin embargo, sólo un 5% tiene el poder adquisitivo para consumirlos, y si se tienen en cuenta que un producto local, de proximidad, es entre un 15% y un 20% más caro que el resto, resulta evidente que se está produciendo un desajuste del mercado.
Por el resultado de la inflación está estrecho un gasto de alimentación, pero confirman que para el 53% de las personas encuestadas es prioridad comprar alimentos lo más ajustado a los precios.
Diferentes percepciones del producto
Entender qué hace a un producto sostenible es diferente de acuerdo a la percepción de cada consumidor, por ejemplo, en el caso de los lácteos, valoran sus envases y el bienestar animal; en conservas, el respeto a las cuotas de pesca y que las técnicas de extracción no sean dañinas.
Los alimentos que están poco procesados también los incluyen como una alimentación sostenible, y en las bebidas, que sean una producción respetuosa con el medio ambiente y si es posible que tengan procesos artesanales.
También dependen las generaciones que tiene cada consumidor, para los millennial, unos alimentos sostenible debe cumplir con estándares ecológicos, como producción sin químicos ni aditivos, garantizar un bienestar animal y estar elaborados de plant based.
Los seniors, como generación baby boomers, tienen a relacionar la sostenibilidad con productos frescos, de proximidad y temporada, esto demuestra que entre más joven son los consumidores mejor informados se encuentran.