El aroma del vino a corcho se debe al tricloroanisol (TCA), un compuesto organoclorado altamente volátil que migra de los corchos al vino y ayuda a preservar la calidad del deterioro organoléptico.
De acuerdo con el Centro de Investigación en Agronómica (CRAG) de España, dirigido por el Dr. David Caparrós-Ruiz, jefe del grupo de Bioingeniería de Biomasa Lignocelulósica, se analizaron muestras de alcornoque de Cerdeña, Italia, y Girona, España.
El corcho podría preservar la calidad del vino
Ante este hecho se ha despertado el interés entre las empresas corcheras de que podrían ayudar a los fabricantes de bebidas a preservar la calidad del vino al prevenir el deterioro organoléptico.
Sin embargo, se ha comparado la actividad genética en muestra de alcornoque en diferentes regiones con niveles de TCA en el corcho, mediante secuenciación de ARN, seguida de estudios bioinformáticos para identificar una lista de metabolitos fenólicos presentes en los árboles.
Con el aumento del consumo del vino crece el interés del corcho
Market Research Future informó que el corcho es un polímero natural que ha sido fundamental en el sellado de botellas, que con el aumento del consumo del vino, la demanda por tapones de corcho también crezca.
Por lo tanto, se estima que el crecimiento del mercado de corchos tenga una tasa compuesta anual del 5%, que se presentaran del 2023 al 2032.
España se encuentra entusiasmado porque es el país que produce el 50% del corcho del mundo y el 30% de todos los tapones de corcho, por lo que han aumentado las investigaciones sobre los beneficios del corcho.
El corcho es una materia prima sustentable
Sobre los beneficios que tiene el corcho no solo en los vinos, Jordi Roselló, responsable de I+D+i de Francisco Oller, señaló que el corcho debe persistir en el futuro como materia prima renovable y polímero natural.
El corcho es un material ecológico, sostenible y se compromete con la tendencia de la economía circular, por lo cual ven un buen camino centrarse en el alcornoque y trabajar para producir árboles libres de TCA, para no agregar olores extras al vino.
A pesar de los beneficios, la industria vitivinícola australiana está reemplazando el corcho tradicional por tapones de rosca en un intento por combatir el cambio climático.
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