El desperdicio de alimentos es un tema recurrente en la industria alimentaria, por los millones que cuesta y el daño al medio ambiente, es por eso que varias empresas en tecnología ya han hecho al respecto.
Con la llegada de la Inteligencia Artificial (IA) y los avances tecnológicos, diferentes empresas en el mundo están creando proyectos con sensores inteligentes para combatir el desperdicio de alimentos en varias partes de la cadena de suministros.
Foodcollect, recolección de frutas caídas
El proyecto de investigación y desarrollo liderado por AINIA, reduce el desperdicio de alimentos y mejora la eficiencia en la producción de alimentos mediante la aplicación de tecnologías innovadoras.
A través de sensores inteligentes, permite recoger selectivamente frutas del suelo en campos agrícolas, que de manera ordinaria se pierden.
El sistema está diseñado para guiarse en el campo mediante tecnologías de geolocalización en tiempo real, lo que permite una recolección más eficiente.
Sensores biodegradables
Investigadores del Imperial College de Londres, desarrollaron nuevos sensores que podrían ayudar a detectar el deterioro de los alimentos y reducir el desperdicio de alimentos en hogares y supermercados.
El sensor de gas eléctrico a base de papel, detecta los gases de descomposición, como el amoníaco y la trimetilamina en la carne y los productos pesqueros, que se pueden leer a través de un dispositivo electrónico como el celular, sustituyendo la fecha de caducidad.
Aunque el proyecto aún es un prototipo, el principal reto es reducir los costos para que sea viable para las empresas, porque los proyectos que hay parecido suelen ser muy costosos.
Etiquetas que cambian de color
Osculum también presento unas etiquetas, pero estas con una tecnología que cambia de color al encontrar indicaciones no óptimas para el consumo de los alimentos, además que están pensadas para que las personas con problemas visuales las detecten.
El color amarillo indica que el producto está en buen estado para ser consumido, el verde que se necesita ingerir lo antes posible y el color azul ya es evidencia de que algo en su interior no está en buen estado y podría ser perjudicial.
Los sensores químicos son capaces de detectar moléculas que el producto desprende en su descomposición, aunque se rompa la cadena de frío o incluso en productos a granel.
Innovación contra el desperdicio
Con el avance de la tecnología y la IA, se espera que más sensores inteligentes o proyectos contra el desperdicio se sigan creando, ya que en la mayoría de las empresas de la industria alimentaria frenar el desperdicio es un objetivo.
La labor de frenar el desperdicio no sólo recae en la cadena de suministros, también en los hogares, que se estima que el 60% proviene del consumidor final, los bancos de alimentos son una buena opción para cambiar el juego.