Durante el webinar: “La leche y la salud” organizado por la Cámara Nacional de Industriales de la Leche (CANILEC), se instó a los asistentes sobre la importancia del consumo de lácteos y su influencia en la niñez y la adolescencia, con notables beneficios para la salud a lo largo de la vida adulta.
Cuando la madre consume lácteos en el embarazo, el recién nacido presenta mayor longitud del fémur, mayor circunferencia del cráneo, mayor peso al nacer y menor riesgo de ser un lactante con complicaciones”, afirma el doctor Rodrigo Valenzuela de la Universidad de Chile.
Del mismo modo, el consumo de lácteos durante el embarazo y la lactancia reduce el riesgo de preeclampsia, de nacimiento prematuro y el desarrollo de alergias en la madre.
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La importancia de los lácteos, más allá de la leche
Respecto a qué tipo de leche es recomendable consumir, el doctor Valenzuela señala: “Lo ideal es que consumamos leche blanca. Tenemos un problema que es el alto consumo de azúcar en la región de Latinoamérica”.
“A nivel de salud, se declaró una guerra contra el azúcar. No es que sea mala, pero consumida en exceso conlleva a ciertas patologías. Debemos de tener la precaución de cuánto se va a ingerir diariamente y tomar en cuenta que los niños pesan menos que los adultos”, puntualiza.
El consumo de lácteos en una etapa posterior a la lactancia propicia una mayor ingesta de proteínas de alto calor biológico (calcio, fósforo, vitaminas A, D, B2 y B12).
Al consumir lácteos en la etapa de crecimiento, hay mayor contenido mineraloso, mejor absorción de calcio en el intestino, mejor desarrollo y función muscular, adquisición optima del pico de masa ósea en la adultez.
En caso particular del yogur, hay aporte de probióticos y prebióticos, lo que contribuye a restaurar la salud intestinal y a regular el metabolismo para proteger al organismo de enfermedades infecciosas en el tracto respiratorio, mientras se facilita la incorporación de nutrientes.
El consumo de estos ingredientes favorece la restauración de la microbiota intestinal, que se alimenta por la lactosa. También tiene un efecto directo en toda la actividad inmunológica y se reduce la ingesta calórica debido a la saciedad que se genera mientras disminuye la pérdida de grasa muscular.
Los especialistas recomiendan el consumo de 2 a 4 raciones de lácteos en función del estado fisiológico y presencia de patologías, sobre todo entre niños y adolescentes, para cumplir con su ingesta de nutrientes, por lo que:
- Se reduce el riesgo de desnutrición infantil
- Mejora la mineralización ósea
- Disminuye el riesgo de obesidad y adiposidad
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El impacto a mayor escala de la alimentación que incluye lácteos
El consumo de lácteos cobra un papel importante, sobre todo ante las deficiencias nutricionales que se presentan en América Latina, donde dos de los principales desafíos son:
- Derrotar y erradicar la desnutrición materno infantil en el continente, pues se trata de un problema de salud pública que se agravó con la pandemia.
- Prevenir el incremento de obesidad que raya en el 40-50% de los niños.
El mayor desafío en Latinoamérica para garantizar el consumo de lácteos y con ello solucionar distintas problemáticas de desnutrición, es la pobreza, que impide el acceso a leche y sus derivados en toda la población infantil.
“Desde los 4 años en adelante habría que implementar programas de desarrollo que incluyan leche, sobre todo en el desayuno. Esto va a permitir que consuman leche y cuando asistan al colegio aumente la matrícula y disminuya el ausentismo escolar, lo que contribuye a mejorar el conocimiento y preparación al mismo tiempo que disminuye infecciones y problemas digestivos”, apunta el doctor.
En 2019 se encontró que el rechazo de crecimiento en todos los países de Latinoamérica supera al 5% de su población, salvo en Chile. La medida que se implementó en dicho país fue la siguiente:
En Chile se optó por la leche fortificada con hierro, que permitió disminuir la anemia en lactantes. Estos programas se emplean antes de entrar al colegio y durante la etapa escolar. Muchos países cometen el error de incluir productos con cereales y verduras con los que logran cubrir parcialmente el déficit de peso, pero no cumplen con el beneficio del déficit de talla y desarrollo que solucionarían con la leche”, comparte el especialista.
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