“Estamos aquí, en un planeta que está en el espacio, en una perla rodeada de una capa de gases que nos contiene energéticamente. Esta perlita en el espacio tiene más o menos 4.5 mil millones de años, y a lo largo de todo ese tiempo han pasado muchas cosas, por lo que es bueno tomar un poco de perspectiva”… así comenzó el evento titulado “Camino hacia la descarbonización: aprendizajes y regulaciones” organizado por Kolibri, la Consultora en Gestión Estratégica que diseña e implementa tácticas ambientales de alto impacto adaptadas al modelo de negocio de distintas organizaciones.
Durante este encuentro se habló sobre la historia del universo y la existencia que el planeta Tierra ha acumulado en este espacio, simple y sencillamente para dimensionar los efectos de la humanidad en el planeta.
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¿La descarbonización siempre ha sido necesaria?
Si recurrimos al modelo del Calendario Cósmico planteado por Carl Sagan, en el que la historia completa del universo es resumida en un año, podríamos decir que el Big Bang ocurrió en el primer momento del 1 de enero y que la aparición de los seres humanos se da hasta el 31 de diciembre. Así, se logra entender que todas las hazañas que la humanidad ha alcanzado son un breve fragmento en la memoria del universo; pero, al mismo tiempo, nos pone sobre aviso sobre la velocidad con la que se han consumido recursos y ecosistemas a partir de la Revolución Industrial, en lo que sería el último segundo de existencia del universo en el presente.
“En el último segundo de la historia hemos producido el 90% de los autos, el 75% de los edificios y hemos alterado el 50% de los bosques. Pero también tenemos que recordar que en estos últimos 50 años la esperanza de vida aumentó de 48 a 72 años, la pobreza extrema disminuyó un 75%, el acceso a la educación aumentó de 55% a 85% y la mortandad infantil disminuyó más del 60%”, así lo explicó Mateo Saavedra, Director de estrategia de carbono y Co-founder de Kolibri durante la charla.
“Hay que recordar que como especie tenemos muy buenos track records de cosas que no hicimos antes porque no contábamos con la capacidad para hacerlo. Los humanos siempre buscamos energía para hacer lo que necesitamos; lo que descubríamos e inventábamos, lo íbamos aprovechando. Primero nuestro propio cuerpo, después los animales para transportarnos más tiempo y cosechar más superficie; luego, se descubrió que el viento también aporta energía al igual que el sol, se encontró energía almacenada en la biomasa y en la época de la Revolución Industrial descubrimos que el combustible fósil tenía una densidad energética que nunca habíamos visto”.
“Lo que usamos como combustible son fósiles de dinosaurios a los que llamamos combustible fósil, es tan viejo como los dinosaurios y necesitó mucho tiempo para hacerse. Prácticamente, todo lo que hicimos de 1950 en adelante fue gracias a que accedimos a una cantidad enorme de energía que ya estaba producida y solamente hemos tenido que pagar el costo de extraerlo, al final la Tierra nos dejó un producto de la nada, una capacidad de hacer enorme”.
A mayor referencia, el entendimiento del Ciclo de carbono sirve para explicar la relación entre la producción, la síntesis y el fijado de carbono, así como la intervención humana en las emisiones de dióxido de carbono a una velocidad superior a la que los organismos fotosintéticos puedan asimilar y retener, causando el efecto invernadero y el calentamiento global:
“La vida en la Tierra emite mucho más carbono de lo que emitimos nosotros; la diferencia está es que vive en equilibrio y secuestra carbono en la misma magnitud: tenemos la biomasa, que emite 10 veces más lo que emitimos nosotros, pero secuestra lo mismo, tenemos el océano que emite 10 veces más, pero secuestra lo mismo y nosotros agregamos 40 mil millones de toneladas de carbono por año, pero no estamos en equilibrio y ese agregado año con año marca la diferencia”, explicó Saavedra.
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¿Dónde estamos ahora en cuanto a la descarbonización?
Según revela el Informe sobre Riesgos Globales 2024 del World Economic Forum, el cambio climático y los riesgos medioambientales son el principal riesgo para la economía mundial en la actualidad.
Entre los aspectos que destacan sobre este tópico, se mencionan:
- Fenómenos meteorológicos extremos
- Y contaminación en los siguientes dos años
- Se suma el cambio crítico a los sistemas terrestres
- La pérdida de la biodiversidad y el colapso de ecosistemas
- Y escasez de recursos naturales en los siguientes 10 años
“En estos años desarrollamos la economía de una manera impresionante, logramos cosas que realmente vale la pena celebrar, pero ahora eso que logramos está en juego por la manera en que lo hicimos. Actualmente, cuando hablamos del riesgo de la economía, que es lo que valoramos, se prioriza la calidad de vida y la salud; esa economía empieza a decantar por impactos ambientales cada vez más tangibles”, señaló Saavedra.
Por lo tanto, cada vez se entiende más la importancia de medir cada acción no solo por su impacto económico sino por su huella ambiental y las partículas de carbono que genera. Cada vez, más gobiernos y organizaciones se involucran en este discurso y comienzan a tomar acciones con la finalidad de incentivar la actividad humana hacia las regulaciones y la información. Además, al mismo tiempo, estas acciones se han ido transformando en ventajas competitivas ante la competencia y son vistas con buenos ojos por inversores y accionistas que demandan cada vez más indicadores.
Las emisiones de carbono no son dañinas por sí mismas, el peligro está en la falta de equilibrio para secuestrarlas del medio ambiente. Fotos: The Food Tech.
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Aprendizajes para abordar la descarbonización de forma integral
A lo largo de la historia de Kolibri, desde que empezaron con su labor en 2019, han ido redefiniendo el abordaje de estrategias ambientales de alto impacto. En concreto, ante la descarbonización, presentan estas guías con pasos que se adaptan a la medida de cada organización:
- La descarbonización es un camino de transformación organizacional. Las organizaciones se componen de distintas personas que hacen múltiples cosas y están bajo constante presión para responder ante objetivos; cuando se encuentran puntos de convergencia y se tienen metas claras en conjunto, se evitan frustraciones y se avanza hacia fines en común. Hay que despertar el interés de los colaboradores, impulsar iniciativas, ordenar roles y procesos, estructurar estrategias y prioridades, escalar y profundizar en la estrategia conectada al negocio, transversalizar para pasar de buenas prácticas a un modelo de negocio de impacto y finalmente, llegar a la transformación de la evolución continua.
- La precisión de información es crucial, pero no debería de impedirnos avanzar con iniciativas. Desde el conocimiento de cada negocio, hay que buscar avanzar lo mejor posible y mantenerse en la búsqueda de mejor información sin la necesidad imperiosa de no poder tomar decisiones por falta de mediciones; la transformación organizacional no solo depende de los números.
- Apalancarse en tecnología ofrece numerosos beneficios, pero no todas las soluciones tecnológicas son adecuadas para todos. Más allá de cualquier presión o tentación tecnológica, hay que tener claros los dolores específicos de cada compañía, para que la tecnología que se incorpore en los procesos sea capaz de resolver estas problemáticas y no sume preocupaciones adicionales.
- No olvides generar acuerdos en común con tus stakeholders clave. Por más que demos por sentado que la gente entiende todo por igual, no podemos hacer a un lado que las definiciones y prioridades no son igual es para todos. Alinear conceptos de valor a través del diálogo permite que nazcan iniciativas con potencial.
- Una estrategia de carbono se construye en bloques. Hay que entender que toda estrategia bien cimentada requiere de la validación de distintas áreas de cada organización, estos acuerdos permitirán que haya avances que se transformen en pilares de una estrategia de carbono consolidada que logre definir una metodología, desarrollar sistemas de información, definir KPIs y realizar mediciones y seguimientos con transparencia… todo esto evitará tener que recalcular metas y objetivos, porque los que se calcularon de inicio no contemplaban algunos factores que resulta difícil alcanzar en la práctica.
- Entender el sistema al que pertenecemos nos permite tomar iniciativas audaces con mayor confianza. Cuando pensamos más allá de nuestro rol primario y contemplamos el impacto de nuestras acciones y emisiones en el ecosistema, es más sencillo tener claridad sobre el rol que deseamos adoptar.
- “Think long term, act now”, porque las estrategias que realmente trascienden y sobreviven se construyen para durar a largo plazo. Las ganancias rápidas son alentadoras, pero en muchos casos se van perdiendo a lo largo del tiempo.
“El mensaje es que no hay que quedarse con el carbono, debemos evitar el famoso el Carbon Tunnel Vision y pensar en todas las otras cosas. Si bien, el carbono es una oportunidad para enmarcar un montón de distintos impactos, usémoslo como columna vertebral para desarrollar una estrategia integral. Las tres variables elementales son: naturaleza, agua y clima, así que pensemos cuáles son los puntos de concepto, las iniciativas y soluciones que tienen en común”, concluyó Mateo.
Avances en política ambiental y descarbonización en México
“Algunos de los primeros acercamientos que México tuvo como introducción al movimiento de descarbonización ocurrió en la década de los 70 y 80s”, así lo explicó Allan Atilano, Asociado de la firma de abogados Blanco Carrillo.
- En 1971 se promulgó la Ley Federal para prevenir y controlar la contaminación ambiental
- En 1988 surgió la Ley general del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA)
- En 2012 se aprobó la Ley general de Cambio Climático (LGCC)
- Y en 2015 entró en vigor la Ley de Transición energética
“En la década de los 90 se hizo la consolidación institucional, esto significa que se crearon autoridades con la tarea de verificar el respeto a estas leyes, como la SEMARNAT y la Secretaría de Energía. Entonces por un lado ya existía la ley que dictaba lo que hay que hacer y la autoridad que la implementaría”.
En la década de los 2000 se fortaleció la política climática a través de planes; de esta forma, ya teníamos las leyes: el qué hay que hacer, la autoridad: quién lo va a hacer y el plan: el cómo se va a hacer”.
“A partir de 2010 comenzó la etapa de leyes y compromisos internacionales con los que México se incorporó a la lucha en otros estratos a nivel regional en Latinoamérica, Sudamérica, América como continente completo o a escala mundial”.
“Desde la década del 2020, México ha estado revisitando las leyes para identificar qué cambiar para actuar a partir del cumplimiento de metas que nos hemos fijado como país”, expuso el especialista en leyes.
Hoy en día, algunas de las principales políticas públicas en materia de descarbonización en México son:
- Creación del Sistema Nacional de Cambio Climático
- Creación del Registro Nacional de Emisiones
- Creación de la Comisión Intersecretarial de Cambio Climático
- Creación del Programa Especial de Cambio Climático (PECC) 2021-2024
- Promulgación de leyes y programas a nivel local y municipal, en aquellas áreas donde la Federación no tenga competencia
- Promoción del uso de energías renovables y la eficiencia energética para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, en sectores de energía, transporte, residuos, agricultura, uso de suelo, y gestión de riesgos climáticos
En relación al Registro Nacional de Emisiones, se tuvo que considerar la diversidad del país en términos de geografía, industrias y necesidades; por lo tanto, no ha sido sencillo encontrar un solo registro que aplique en toda circunstancia. Por ello, la Federación le ha dado facultad a cada Estado para emitir su propia legislación en materia ambiental. Con este panorama, se espera que:
- El 35% de la energía eléctrica provenga de fuentes limpias al cierre de 2024 y que el porcentaje aumente al 43% para el año 2030.
- Para el año 2023 se reduzca el 22% de las emisiones de gases de efecto invernadero y que para 2025 este porcentaje se haya reducido hasta el 50%.
- La reducción de carbono negro tenga avances del 51% para el año 2030.
En concreto, la industria alimentaria tiene un rol fundamental en el cumplimiento de estas metas de descarbonización, pues desde la actividad agrícola y el uso de suelo se pretende reducir las emisiones del sector y mejorar la resiliencia de los sistemas alimentarios.
Dos de las normas oficiales mexicanas que se relacionan con la reducción de emisiones de carbono son:
- NOM-ENER-002-2018, sobre los requisitos mínimos de seguridad y eficiencia energética que deben cumplir los transformadores de distribución, así como los métodos de prueba que deben utilizarse para evaluar estos requisitos.
- NOM-161-SEMARNAT 2011, que establece los criterios para clasificar a los Residuos de Manejo Especial y determinar cuáles están sujetos a Plan de Manejo; el listado de los mismos, el procedimiento para la inclusión o exclusión a dicho listado; así como los elementos y procedimientos para la formulación de los planes de manejo.
Allan Atilano, Asociado de la firma de abogados Blanco Carrillo, explica el aspecto regulatorio y normativo Fotos: The Food Tech.
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