La historia del vino en México suele remontarse a la época de la Conquista; sin embargo, previo a este suceso, los aztecas solían extraer jugo de la uva cimarrón silvestre para consumirlo.
Estrictamente, fueron los españoles quienes introdujeron las primeras cepas de vid al territorio mexicano, con lo que nos convertimos en el productor de vino más antiguo de Latinoamérica. Incluso, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural informa que “el primer vino elaborado con uva cosechada en México se produjo en el año 1554”.
Estos antecedentes sobre el camino de la vid en nuestro país se mezclan no solo con cuestiones políticas, sino también climáticos, pues el entorno ofreció las conficiones climáticas adecuadas para que la vid prosperara.
México y su posición como productor vitivinícola
Se dice que en el mundo existen dos “franjas de vino” colocadas a las latitudes de 30° y 50° norte sobre la línea ecuatorial y el hemisferio sur, en las que factores climáticos como temperatura, humedad, suelo y viento son favorables para el desarrollo de la vid.
En nuestro país, esta franja atraviesa Baja California y una parte de Sonora; sin embargo, los estados con mayor producción de vino son: Baja California, Querétaro, Sonora, Zacatecas y Aguascalientes.
Como parte del seguimiento a la evolución de esta industria, el Colegio de Michoacán y la Universidad Autónoma de Aguascalientes, con el apoyo del Consejo Mexicano Vitivinícola publicaron el libro “Vaivenes de la vitivinicultura en México: regiones emergentes y consolidadas en tiempos de cambio”.

Editado por Octavio González, Luciano Ramírez, Ma. Carmen López, Norma Borrego e Ileana Espejel, ofrece un “análisis integral de la vitivinicultura en nuestro país y se suma a la documentación esencial que fortalece el emprendimiento y la proyección de nuestra industria; es una obra que representa el esfuerzo, conocimiento y compromiso de 22 expertos del sector”, expresó Ana Paula Robles Sahagún, directora general del Consejo Mexicano Vitivinícola (CMV), durante una conferencia para medios.
“Desde el Consejo Mexicano Vitivinícola consideramos que el conocimiento, la investigación, la educación son pilares fundamentales para el desarrollo de nuestra industria. Hoy, la cultura Vitivinicultura mexicana atraviesa una etapa de crecimiento y consolidación:
- En los últimos diez años el consumo del vino en México ha crecido un 34%, alcanzando un consumo promedio de aproximadamente 1.3 litros per cápita anuales.
- Actualmente tenemos producción en 17 estados del país, lo que refleja la expansión y la diversificación de nuestra industria.
Sin duda, contar con los datos actualizados y un análisis profundo de nuestro sector como el que se presenta en este libro, nos permite tomar decisiones estratégicas y mejor informadas para todos.
La información es clave para fortalecer la competitividad de nuestra industria, fomentar su crecimiento sustentable y proyectarnos como un referente en innovación y sostenibilidad. Agradecemos a todos los involucrados en este proyecto por este esfuerzo que contribuye a documentar la evolución de nuestro sector”, enunció la directora del CMV.


Un diálogo abierto, desde el pasado hacia el futuro de la vitivinicultura en México
“Uno de los principales motivos para hacer esta publicación es continuar con la documentación de la historia de la vitivinicultura en México; quisimos hacer una recopilación de esfuerzos, una revisión exhaustiva de lo que se ha publicado tanto a nivel académico como por otras personas interesadas en la historia y cultura de la vitivinicultura en México y continuar con este diálogo, revisando y haciendo nuevas propuestas tanto de investigación como metodológicas”, aseguró la doctora Norma Borrego, Consultora Internacional en proyectos de desarrollo y experta de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) en México.
Esta obra reúne el trabajo de investigadores provenientes de zonas vitivinicultoras emergentes y consolidadas en la República Mexicana:
“El 95% de ellos trabaja en instituciones públicas, universidades o centros que están produciendo consistentemente investigación cualitativa y cuantitativa sobre vitivinicultura. Involucra también metodologías innovadoras construidas exprofeso para ejercicios que intentan visualizar el futuro del sector y hacer propuestas que lo fortalezcan”, añadió la doctora Borrego.
Haciendo un repaso por elementos del pasado, el presente y el futuro del vino en México, el libro aterriza en la Feria de la Uva en Aguascalientes que se realizaba de manera anual entre 1954 y 1982 con el objetivo de promover la industria vitivinícola e incentivar el sentido de identidad entre la población del estado.
Precisamente, durante censos agrícolas se reflejó el crecimiento de la industria en Aguascalientes, tanto por la producción de hectáreas como por la producción en toneladas:

“Hay que recordar que esta es una época donde la producción de vino era menor respecto a lo más intensivo, que era la producción de brandy”, apuntó Octavio González Santana, Profesor investigador del Centro de Estudios de Geografía Humana del Colegio de Michoacán.
“El presente tiene que ver con una visión de la producción vitícola en México, sobre todo en el tema de recursos hídricos, con intención de mostrar la dinámica de la producción vitícola”, aportó.
“En la gráfica de la izquierda, con las líneas azules del primer tercio del siglo 20 tenemos una producción de aproximadamente 2000 hectáreas en superficie hasta llegar a su pico entre los 70 y 80, con aproximadamente 62.000 hectáreas, y es cuando empieza a bajar la producción”, compartió:
“Por otro lado, pretendemos ilustrar cómo se ha dado el comportamiento de la superficie cultivada de uva, sobre todo en las principales entidades federativas. La gráfica más alta representa al principal productor de uva para producción de vino en el país, que es Sonora. También tenemos el caso de Aguascalientes, que justamente va marcando que en la época de los 80 empieza su declive y emergen zonas como Baja California, que es uno de los principales productores, y desde luego, Zacatecas”:

El agua como recurso indispensable para la industria vitivinícola
¿Qué pasa con el agua que utilizan las zonas productoras de uva? Los editores hicieron un ejercicio que divide el país en las regiones Centro, Occidente y Norte. Según comentan, los acuíferos que abastecen a las zonas de producción vitivinícola son 119, de los cuales, solamente hay disponibilidad legal de agua en tres: dos en el centro occidente y uno en el norte. Además, señalan que la disponibilidad en general es negativa; como sucede en muchas partes del país, esta problemática se acentúa en el norte del territorio nacional.
“Tenemos 82 acuíferos sobreexplotados y la mayoría están en el norte del país por condiciones obvias como menores precipitaciones e intensidad de extracción. También está el problema de la intrusión en 15 acuíferos por su cercanía al mar y sobreexplotación”, relató González.
“Queremos dar como mensaje, que las zonas de producción vitícola de México están en zonas ambientalmente frágiles y esto se incrementa con el tema del cambio climático. Hay una decreciente disponibilidad del agua, sobre todo porque es de origen subterráneo y esto presenta ciertas complejidades para el sector que requieren acciones y acuerdos sociales orientados a mejorar la gestión de las aguas. Se requieren estrategias para fortalecer la adaptación y resiliencia porque la producción está ubicada en zonas áridas y semiáridas”, denunció.

El eco social de la actividad vitivinícola en México
Hablar del futuro también implica involucrar a las siguientes generaciones que podrían dedicarse a esta actividad. En este sentido, se le preguntó a un grupo de jóvenes ¿qué piensan respecto al futuro?
Además de que surgió la importancia de mejorar la percepción de valores como la tolerancia, la responsabilidad y el respeto, destaca la importancia de evitar la violencia y el interés por generar negocios y dar vida a proyectos de empleabilidad en la comunidad de Ensenada, Baja California.
Asimismo, llama la atención el foco que ahora se posa sobre el tema de residuos, desde su separación, pasando por un manejo adecuado y llegar al reciclaje y reúso.
“Tenemos una visión optimista, pero cautelosa, ya que las regiones vitivinícolas de México, y los autores de este libro, intentan mostrar que existe un potencial importante para que la industria pueda plantear un futuro. Pero como siempre, debemos considerar varios aspectos, algunos de ellos tienen que ver con el manejo adecuado de los recursos, y es muy importante también la diversificación tanto en el campo como en las bodegas”, expuso González.
“Estamos viendo también la tendencia sobre la calidad en lugar de la cantidad. Por eso también incluimos la revalorización de los saberes y tradiciones de cada región. Algo igual de relevante es la relación entre la industria y el sector turístico, que debe tener esquemas conciliatorios con la sustentabilidad local y regional”, concluyó.

Datos sobre la producción de uva y vino en México
A decir de la OIV, México cerró el año 2023 con:
- 36,858 hectáreas de viñedo
- El puesto 32 del ranking mundial de viñedos
- 1.5 litros de consumo per cápita de vino
- 0.23 Kg de consumo per cápita de uva pasa
Asimismo, el país se consolidó como:
- 37º productor de vino
- 62º exportador de vino
- 26º consumidor de vino
- 23º importador de vino
- 26º productor de uva fresca
- 9º exportador de uva fresca
- 13º importador de uva fresca
- 11º productor de uva pasa
- 19º exportador de uva pasa
- 10º consumidor de uva pasa
- 24º importador de uva pasa
- 14º productor de uva de mesa
