La forma en que vivimos se modificó a partir de la pandemia: ni comemos igual, ni bebemos lo mismo, ni nos relacionamos de la misma forma. Es por eso el surgimiento de tendencias y experiencias también tan tenido que reinventarse.
Durante el aislamiento social se reposicionaron las prioridades de consumo, tanto por aspectos económicos como emocionales. Uno de los resultados más evidentes se vio reflejado en el consumo de bebidas alcohólicas durante la pandemia.
Para darnos una idea de cómo se modificó el panorama, en septiembre de 2020 la Organización Panamericana de la Salud (OPS) realizó una encuesta sobre el consumo de alcohol en 33 países de América Latina y el Caribe.
Dichas encuestas se realizaron entre el 22 de mayo y el 30 de junio del 2020, cuyos resultados demostraron que:
- La cerveza fue la bebida de grado alcohólico más consumida, seguida por el vino y posteriormente por los destilados.
- 11.2% de los participantes reportaron que su consumo de alcohol aumentó entre 2019 y la publicación del estudio.
- Por otro lado, 27.1% de los participantes aseguraron que su consumo de alcohol se vio reducido; mientras que el 61.6% se mantuvo en los mismos niveles de consumo previo a la pandemia.
- Sin embargo, 32% de los encuestados admitió haber tenido un “consumo excesivo episódico de alcohol”, especialmente el segmento de jóvenes entre 18 a 39 años.
La salud: un aspecto definitivo entre las tendencias y experiencias vigentes
El nerviosismo y preocupación que se han mantenido desde inicios de la pandemia han tenido efectos en la salud física y mental de las personas.
A las dificultades para dormir y relajarse, se les sumó el anhelo de seguir un estilo de vida más saludable con la finalidad de ganar inmunidad.
Lo anterior no sólo benefició el consumo de suplementos nutricionales y empujó el consumo de alimentos plant-based, sino que también hizo que la industria de bebidas alcohólicas replanteara sus estrategias para acercarse a sus consumidores.
Salir al mundo y recuperar el tiempo
Mientras que en la pandemia un gran sector de la población logró resguardarse en casa, cuando terminó el periodo de aislamiento social, revivió el deseo por recorrer el mundo.
El mejor ejemplo lo tiene Google, que en 2022 destacó el reposicionamiento de la palabra “viajar” en sus búsquedas. El término tuvo un crecimiento del 90% respecto a octubre de 2020.
Si bien, los consumidores estaban deseosos por salir de casa, no todos estaban en posición de realizar un “revenge travel”, traducido como “viaje de la venganza” en español.
Factores como el desempleo y el nuevo acomodo económico de las familias no han facilitado que todo mundo realice viajes extensos ni a regiones lejanas; sin embargo, sí les ha proporcionado el ánimo suficiente para consentirse de distintas formas que implican:
- Comida y bebida
- Experiencias novedosas
- Nuevos pasatiempos
- Un sentido de calma
Vino y senderismo: unión entre las tendencias y experiencias
En la búsqueda de experiencias que salgan de la rutina y la necesidad de relajarse al aire libre, surgió una experiencia en la Ciudad de México que retoma una de las actividades más entrañables de La Rioja en España: el senderismo ligado al vino.
Según apuntan cifras de Statista, España es el tercer productor de vino en el mundo, colocándose por detrás de Italia y Francia, y por encima de Estados Unidos, Australia, Chile y Argentina.
Tan sólo en 2022 se produjeron 35,7 millones de hectolitros de vino en España, cuya primera región histórica es La Rioja. Es ahí donde el senderismo ha hecho un “maridaje” excepcional con el vino, al grado que, el sitio Senderioja tiene registro de 156 rutas de senderismo solo en esta zona.
La adaptación de una tendencia a un nuevo territorio
Retomando los antecedentes mencionados, la hikelier (por la mezcla de las palabras hiker y sommelier) Fabiola Nieto, ideó la experiencia Wine for Hiking.
La experta y su equipo son pioneros de este tipo de experiencias en el Parque Ejidal San Nicolas Totolapan ubicado en la Carretera Picacho Ajusco, de la Ciudad de México. Desde ahí, ofrecen tendencias y experiencias con vino a sus visitantes:
- Control del scroll, pues al tratarse de una actividad al aire libre que requiere atención ante lo que ocurre al momento y que además demanda exigencia física, olvidarse de los teléfonos y la vida cotidiana resulta sencillo. Finalmente, el lujo de la desintoxicación digital ocurre.
- Gozar la vida como punto de partida para abrirse a experiencias nuevas que, además, conecten con el medio ambiente. Durante esta experiencia no sólo se da un paseo entre la naturaleza, además se tiene acceso a una cata de vino guiada por la especialista y un maridaje sorpresa que cambia constantemente.
- Consumo responsable. Tanto por la cantidad de vino que se recibe durante la cata como por el uso de accesorios a lo largo de la experiencia. Los desechables se limitan para evitar generar desperdicios e incluso se aprenden datos sobre el servicio de vino, entre otros detalles.
- Catálogo amplio y cambiante: tanto de etiquetas de vino como de rutas por experimentar. Dependiendo de la pericia del grupo que se reúna se pueden seleccionar caminos sencillos o complejos.
- Búsqueda de calidad, como en el Malbec de Bodegas Santa Julia, la vinícola de Mendoza, Argentina. Su carácter equilibrado, de tonalidad intensa y notas a frutas rojas ofrecen una experiencia equilibrada en el paladar, capaz de combinarse con cochinita pibil o una chapata de carnes frías, resultando agradable a un costo accesible.