Más allá de la creencia de que la nutrición sólo se involucra con lo que se come y bebe de forma cotidiana, la nutrición consciente ha venido a demostrar que otros factores como la forma, cantidades y modo en que ingerimos alimentos y bebidas también se relacionan con beneficios o afectaciones de la salud.
Por ello, la nutrición consciente también vigila todo lo que se percibe a través de los sentidos más allá del gusto, pues los hallazgos en esta materia aseguran que tanto las emociones como los pensamientos crean ventajas o repercuten en el bienestar de las personas.
En el marco del Día Nacional de la Nutrición que se celebra cada 28 de mayo para hacer hincapié en la importancia de atender las necesidades dietéticas del organismo, bien vale mencionar esta corriente, pues cada vez hay más partidarios de ella.
Causas y consecuencias de una mala alimentación
De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO):
El crecimiento económico desigual, las transformaciones sociales y económicas y otros factores moldean los sistemas alimentarios y las dietas. Como resultado, está aumentando la prevalencia del sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles relacionadas, mientras persisten la desnutrición y las deficiencias de micronutrientes”.
Lo anterior es relevante no sólo en una sola parte del mundo. La creencia de que la obesidad es un problema inherente a países ricos y el hambre sólo ocurre en países de escasos recursos, es meramente un sesgo debido a una visión limitada de la situación.
En el caso especial de Latinoamérica, el Banco Mundial afirma que existen más de 130 millones de personas con sobrepeso concentradas en la región, sobre todo, en países como México, Chile y Argentina.
Al mismo tiempo, la Organización de las Naciones Unidas dio a conocer a principios de este mes que en América Latina y el Caribe, 12.7 millones de personas sufren una crisis alimentaria.
Aunado a esto, como consecuencia de la pandemia de Covid-19, se estima que entre 70 y 161 millones de personas llegó a sufrir situación de hambre en el mundo. Con semejante aumento, la cifra de personas con desnutrición se ubicó entre los 720 y 811 millones a nivel global de acuerdo con el organismo.
Ante la imperante necesidad de atender la problemática, se ha incluido a la nutrición entre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Si a todos ellos se les diera un orden de prioridades, el concepto de “Cero hambre” se encuentra en segundo lugar, tan sólo por debajo de la “No pobreza”.
El propósito específico de este objetivo consiste en:
Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria, la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”.
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El papel de la nutrición consciente ante el panorama actual
Uno de los roles que juegan la nutrición y los expertos dedicados a la salud, radica en enseñar a las personas a identificar de qué forma llevar una alimentación adecuada con su estilo de vida.
Si bien se puede considerar que cierto tipo de dieta atiende necesidades nutricionales específicas, no es posible pasar por alto que cada individuo tiene requerimientos personales.
En ese sentido, la industria alimentaria cuenta con las posibilidades de apoyar e informar claramente los contenidos nutricionales de cada uno de sus productos, lo cual ya está siendo regulado como parte de un etiquetado claro que advierta sobre el exceso de grasas saturadas o alto contenido en otros ingredientes considerados críticos para la salud.
Tal y como lo plantea Georgina Gómez, líder de nutrición para Unilever México y el Caribe:
La nutrición desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de la salud, al ser clave para garantizar que las dietas en su conjunto provean de los nutrimentos necesarios para evitar deficiencias o excesos”.
Adicional, es importante destacar que un alimento per se no determina la calidad de la dieta, pues la alimentación es integral y debe verse como un todo, por ello, el mejor plan alimenticio es aquel que se alinea con las preferencias y estilo de vida de cada individuo, de forma que pueda ser sostenible en el tiempo”.
Por lo tanto, resulta más duradero:
- Aprender a llevar una dieta saludable que sea afín a lo que cada organismo necesita, que ceñirse a un plan de nutrientes necesarios que pasa por alto la predisposición genética, la actividad física y la frecuencia con la que se tiene acceso a los alimentos.
- Impulsar una nutrición consciente, pues es el indicador de que los paradigmas de salud y bienestar se están modificando para enfocarse cada vez más en los individuos de forma personalizada.
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