El tequila es tan reconocido a nivel mundial que no sólo se celebra un día, sino dos: el primero ocurre el tercer sábado de marzo y tiene validez nacional. El segundo se celebra cada 24 de julio y es reconocido como el Día Internacional del Tequila.
Datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural señalan que, en 2020, la producción del tequila fue el único sector primario que tuvo crecimiento a pesar de la pandemia ocasionada por el Covid-19.
Lo anterior implicó que la producción de esta bebida se elevara un 6.3% en comparación a 2019, hasta producir 374 millones de litros (mdl). Según informa Statista, esta cifra alcanzó un nivel superior en 2021, con 527 mdl del espirituoso.
Por si fuera poco, el Consejo Regulador del Tequila (CRT) reveló que, en la primera mitad de 2022, la producción alcanzó los 315.1 mdl del espirituoso, que desde 1974 posee Denominación de Origen concedida a los estados de:
- Guanajuato, con 7 municipios
- Jalisco, con 125 municipios
- Michoacán, con 30 municipios
- Nayarit, con 8 municipios
- Tamaulipas, con 11 municipios
El impacto de esta bebida es tal que, en 2019, obtuvo el reconocimiento como Indicación Geográfica por la Unión Europea. Años atrás, en 2006 fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
Sin embargo, este nombramiento reconoce específicamente al Paisaje de agaves y antiguas instalaciones industriales de Tequila que cubren 34 mil 658 hectáreas, donde el Agave tequilana Weber variedad azul encuentra las condiciones ambientales óptimas para su crecimiento.
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El arte de hacer tequila y llevarlo al mundo
La ubicación privilegiada entre el volcán de Tequila y el valle de Río Grande se suma a la maestría de los productores para obtener el destilado. De acuerdo con Casa Sauza, se sigue un proceso lleva este orden:
- Cultivo del agave, que requiere por lo menos 7 años para alcanzar su madurez y producir los azúcares que lo hacen deseable.
- Posteriormente, la piña del agave se desgarra en fibras para extraer sus azúcares. Más adelante, se separa la fibra llamada bagazo de los jugos que despide.
- Estos jugos se transforman en azúcares y pasan por un proceso de fermentación bajo sistemas de limpieza automatizada que garantizan la inocuidad.
- Entonces, se realiza una primera destilación, donde se desecha el agua y se concentra el alcohol en columnas de destilación. Enseguida, se hace una adicional, esta vez en alambiques.
- El producto obtenido se filtra y se deja reposar dependiendo de qué tipo de tequila se desea. Finalmente, se envasa y comercializa.
El Consejo Regulador del Tequila reconoce dos categorías y cinco clases de tequila a través de la NOM-006. Estas son:
- Blanco, que pasa por doble destilación, no requiere maduración y su porcentaje alcohólico se ajusta con agua.
- Joven, que combina tequila blanco con otros tequilas madurados.
- Reposado, con 3 meses mínimos de maduración.
- Añejo, con 1 año mínimo de maduración.
- Extra añejo, con 3 años mínimos de maduración.
Haciendo a un lado la producción, el CRT informó que el consumo de tequila también ha crecido respecto al año anterior, específicamente, un 30.7% durante los primeros seis meses de 2022.
Al interior del país, el estado que consume más tequila es, naturalmente Jalisco, seguido por el Estado de México, la Ciudad de México, Guanajuato y Tamaulipas. Curiosamente, los meses de mayor demanda son mayo y diciembre.
Respecto a las exportaciones, Estados Unidos ya ha comprado 169.4 mdl del destilado en la primera mitad del año, con ello se posiciona en el primer puesto entre los países consumidores de tequila.
Tras algunos años de ausencia, Japón volvió a entrar en el top 10 de compradores y Colombia es el único país de Latinoamérica que aparece en el listado.
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Los retos a los que se enfrenta la industria tequilera
A pesar del crecimiento en el sector, existen algunas amenazas que ponen en riesgo el futuro del tequila. Los más recurrentes son:
- Escasez de polinizadores. Los productores suelen cortar las flores del agave para no mermar su crecimiento. Esto ha tenido un efecto nocivo sobre el murciélago magueyero leptonycteris yerbabuenae, conocido como el principal polinizador del agave.
- Plagas y debilidad en el agave. La necesidad de cumplir con compromisos comerciales ha hecho que algunos productores exploren nuevos espacios para cultivar agave, que al no estar en su zona endémica, se ve desprotegido, es menos resistente y más propenso a plagas.
- Sobreexplotación. La demanda mundial ha exigido una producción cada vez más ambiciosa de tequila, lo que ha orillado a los productores a procesar a los agaves antes de su maduración.
Estos aspectos preocupan y ocupan a la industria tequilera, por lo que el CRT ha puesto en marcha una certificación de Agave Responsable Ambiental que va de la mano con los gobiernos de Jalisco y Guanajuato.
Se espera que próximamente se sumen a esta iniciativa el resto de los estados que conforman la denominación de origen del tequila.
Esta es la primera vez que una certificación sobre deforestación en bebidas alcohólicas se hace vigente a nivel mundial. Con ella se pretende impedir la deforestación en bosques naturales para 2027 y se limita el cultivo de Agave tequilana Weber en terrenos de vocación agrícola.
Jalisco también ha emprendido una acción adicional para amortiguar el daño que los incendios forestales causan al medio ambiente, incluida la industria tequilera.
Por si fuera poco, desde el Centro Mario Molina se han puesto en marcha distintas estrategias para que la sustentabilidad sea una realidad en la industria tequilera. El compromiso para el año 2030 cubre a la sustentabilidad desde el enfoque ambiental, económico y social.
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