La industria del vino se ha enfrentado a múltiples desafíos en los últimos años. El cambio climático, la inflación y los cambios entre las preferencias de los consumidores se han convertido en detonantes para que las compañías del sector desarrollen resiliencia y busquen alternativas para diversificar su oferta.
Si bien, Latinoamérica aún tiene un largo camino por recorrer para ponerse al nivel de regiones con mayor tradición vitivinícola, los países productores de la zona continúan esforzándose por obtener lo mejor que su terroir puede ofrecer.
En el caso del vino chileno, Viña Santa Rita posee un largo andar que se remonta al año de 1880. La compañía fundada por don Domingo Fernández Concha comenzó su historia con cepas francesas en el Valle de Maipo y desde entonces, se ha mantenido a la vanguardia, sin dejar atrás su tradición:
Nuestra prioridad es acercarnos a consumidores de vinos más premium. Chile es muy conocido por vinos de precio-calidad, pero ahora queremos ponernos hombro a hombro con el vino francés, italiano y californiano. Eso es lo que estamos haciendo, nuestra inversión está en mejorar la calidad y demostrarle al consumidor que un buen vino chileno es tan bueno como un vino del viejo mundo, ahí está nuestro enfoque”
compartió Antonio Gauci, Gerente Comercial de Exportaciones en Viña Santa Rita, en entrevista exclusiva para The Food Tech.
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El potencial del vino chileno, en pleno 2024
El vino chileno tiene grandes posibilidades de expansión en los siguientes años. Según reporta Statista, los principales países productores de vino en Latinoamérica entre 2017 y 2022 han sido los mismos: Argentina, Brasil y Chile.
Sin embargo, aunque los tres lideran el ranking con el mayor volumen de vino producido, es relevante mencionar que desde 2021 Chile ha figurado por encima de las otras dos naciones.
Algunos datos por tomar en cuenta:
- Informes de Expertos ha reportado que en 2023 el mercado del vino en Chile se cotizó en 3,8 mil millones de dólares.
- La misma fuente estima que la tasa de crecimiento anual compuesto se mantenga en 4,40% entre 2024 y 2032.
- Lo anterior significaría que el mercado del vino chileno podría alcanzar un valor de 5,6 mil millones de dólares para 2032.
- Por su parte, la Asociación Gremial Vinos de Chile reportó en 2019 que los principales destinos a los que se exportaba el vino chileno correspondían a grandes mercados como Brasil, Norteamérica, Europa y China.
- Mientras que el continente asiático demandaba el 15% del vino chileno en cuestión, el resto de los destinos en conjunto representa un 55%.
Colección de Origen y Medalla Real, de Viña Santa Rita
Ante la necesidad de crear productos que reflejen la maestría con la que el vino chileno se produce hoy en día, en los que se encuentre calidad y confianza para satisfacer a un mercado diverso, Viña Santa Rita ha optado por segmentar sus vinos.
Esto les ha permitido mantenerse cerca del público que busca etiquetas cuya proporción respecto al costo y calidad es bien recibida por los consumidores.
A su vez, les da la pauta para incursionar en mercados de nicho donde, aunque los costos suelen ser más elevados, el valor agregado de cada botella es bien recibido por una audiencia sibarita que está dispuesta a pagar por artículos selectos, considerados de lujo o alta gama.
Por un lado, su Colección de Origen representa la diversidad endémica de Chile con vinos ultra premium reconocidos por sus atributos entre paneles de cata por especialistas. A esta gama pertenecen las etiquetas:
- Bougainville, el primer Petite Sirah de alta gama en Chile
- Casa Real Reserva Especial, Cabernet Sauvignon proveniente de Alto Jahuel
- Floresta, un blend blanco con Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Carménère, Chardonnay y Field
- Pewën de Apalta, un Carménère maduro y elegante
- Triple C, un blend de Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon y Carménère
Por su parte, entre la línea Premium se encuentran estas etiquetas de la gama Medalla Real, así como otras cuantas creaciones que también son de gran calidad:
- Gran Reserva, un Sauvignon Blanc con potencial de envejecimiento de 5 a 8 años
- Gold Medal, un Cabernet Sauvignon añejado 14 meses en barricas de segundo y tercer uso
- Real Reserva, Sauvignon Blanc con potencial de envejecimiento de 2 a 3 años
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Llegar al público correcto y ofrecerle lo que necesita
Con semejante historia y ante un panorama prometedor, Viña Santa Rita ha reforzado sus métodos para exportar sus etiquetas. Uno de los destinos en los que esta acción parece ser idónea, es México.
Las razones para fortalecer este intercambio comercial son diversas. Por un lado, México está desarrollando vinos nacionales que cada vez compiten a mayores escalas. Los consumidores reconocen este esfuerzo y del mismo modo, se ven motivados a comparar productos de otros países de la región para hacer sus propias comparaciones y enriquecer su bagaje sensorial.
Esto significa que el mercado está abierto a la exploración, que los acuerdos comerciales pueden beneficiar a ambas naciones más allá del ámbito económico para también reflejar la cultura y denotar el terroir favorecido por la posición geográfica de Chile, así como la experiencia de los enólogos detrás de cada etiqueta.
Existen dos mercados que vemos con un gran potencial: uno que es Brasil, que se ha ido construyendo y hoy en día ya conocen a Santa Rita; son consumidores de los vinos premium, entramos muy fuerte y hemos ido creciendo mucho. Y el otro es México, hay mucho por hacer y nos hemos dado cuenta de que hay poca viña chilena y que en el fondo se ha metido con vinos más premium y eso es una oportunidad buenísima para nosotros, lo vemos como un foco muy importante”,
relató Teresita Ovalle, enóloga de Viña Santa Rita, en exclusiva para The Food Tech.
“México se está transformando poco a poco en ser reconocido como país productor. Cada vez hay más marcas en los anaqueles, más variedades. Es decir, el crecimiento del vino en México ha ayudado a que el total de la categoría de vino tenga crecimiento en México. Entonces, en Latinoamérica los dos mercados más grandes son Brasil y México; la gran diferencia es que Brasil, de cada dos botellas que importa de vino, una es de Chile, así de importante es Chile en Brasil. En cambio, en México, una de cada cinco botellas que se importan es chilena”, añadió Antonio Gauci.
Los retos de comercializar vino chileno en un nuevo terreno
En 2022, Wine Australia dio a conocer que el 60% del vino que se comercializa en el mercado mexicano fue importado.
Aunque esto podría ser un buen input para la incursión del vino chileno en el país, España ha sido el principal país productor de vino que los consumidores eligen al buscar un origen en particular en sus copas. Sin embargo, Argentina, Chile e Italia también figuran en la lista.
Si a esto le sumamos, que otras bebidas como la cerveza, el tequila y el mezcal han desarrollado toda una cultura en torno a su consumo en el país, y que además son sumamente populares, la situación podría lucir un poco complicada. Sin embargo, para Antonio Gauci, la esperanza y el empuje se vislumbran al final del camino:
“Soy un gran hincha de México en el futuro, porque el vino siempre crece en aquellos mercados que son muy diversos en la comida y ustedes tienen una comida de una infinidad de variedades distintas y que calza muy bien con el vino. Uno puede hablar del tequila, el whisky y una serie de destilados, pero durante la comida, el espacio es para el vino”.
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El valor agregado del vino chileno para el mundo
A lo largo de la historia de la producción de vino en Chile y con más de 140 años de tradición en Viña Santa Rita, la enóloga Teresita Ovalle tiene claro el rumbo que los ha hecho diferenciarse como compañía, y que al mismo tiempo los lleva a conquistar nuevas fronteras:
“Creo que Chile hoy en día, es un país muy maduro, cada vez más maduro enológicamente, que ha sabido ver cuáles son los valles o lugares para cada variedad. Hay un conocimiento mucho más técnico, grandes profesionales y condiciones que hacen que los vinos sean de excelente calidad. Tanto de clima como también de suelo”
“Un gran ejemplo es el Carménère, que fue una cepa que por la filoxera se acabó en Francia, se redescubrió en Chile y la hemos sabido cultivar, encontrarle el lugar adecuado y hoy en día para nosotros es casi una cepa ancestral. Creo que técnicamente tenemos un conocimiento que no se encuentra en otra parte del mundo”, puntualiza.
- Este detalle respecto a la filoxera que en Europa y Estados Unidos llegó a acabar con viñedos enteros, posiciona a Chile como un oasis donde la experiencia técnica y las condiciones climáticas se combinan para producir vinos de alta calidad. La posición geográfica del país y la erosión del suelo debido al deshielo de la región impiden que esta plaga amenace los planes de crecimiento del vino chileno.
El vino chileno también es sustentable
Al tratarse de un producto agrícola, sería complejo hablar del vino chileno sin repasar las buenas prácticas que permitirán el gozo de esta bebida a largo plazo.
“Hoy en día tenemos que sí o sí ser sustentables y a la vez ser muy amigables con el medio ambiente. Eliminar el uso de herbicidas o productos químicos que no vayan acorde al medio ambiente y también ser más eficientes con el uso del agua. Tenemos un área sustentabilidad que está encargada del manejo de los riles (tratamiento de residuos industriales líquidos) y además usamos todo el desecho de la uva, compostamos la piel y la usamos en el viñedo. También estamos siendo mucho más eficientes con el uso del agua usando un cultivo en hileras”, comparte Teresita Ovalle.
“Somos de las pocas viñas que recibimos el Código de Sustentabilidad que desarrolla Wines of Chile. Estamos midiendo la huella del agua y la de carbono, medimos exactamente cuando una planta necesita más o menos agua y estamos haciendo inversiones para ver cómo retener agua”, añade Gauci.
“Además, nos estamos fijando en cómo se distribuyen los productos y en qué materiales usamos pensando que el envoltorio no sea excesivo y que las botellas sean más livianas amigables con la comunidad que vive en torno a los viñedos”, puntualiza Ovalle.
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El futuro del vino chileno
Aunque a partir de la pandemia un gran número de consumidores empezó a buscar alternativas de alimentos y bebidas que considerara más sanas, en muchos casos no se piensa en reemplazar productos como el vino debido al hábito que su consumo representa para ciertas generaciones.
Los nuevos formatos en que los consumidores más jóvenes están optando por consumir vino involucran porciones distintas, como las presentaciones en lata, donde de forma individual se tiene acceso a la bebida que se prefiere. Una adaptación similar se tendrá que hacer respecto a las graduaciones alcohólicas:
“Va a empezar a haber un mercado de vinos de baja graduación alcohólica, esa es una forma de entrar con los jóvenes, también con formatos en lata y vinos dulces. El vino se está reinventando, saliendo un poco de lo tradicional para atraer a los jóvenes que van a ser los consumidores del futuro, donde aún se ven algunos retos”, comparte Gauci.
- Desde el punto de vista de producción, los costos laborales están creciendo mucho debido a la inflación. Lo mismo ocurre con los insumos.
- Por otro lado, nadie puede negar el cambio climático; En Chile el tema del agua es bastante serio, se proyecta que en 50 años más Santiago va a ser la parte más seca de Chile, además de que las plantaciones se están moviendo hacia el sur.
“Todo el manejo y control del agua, el mecanizar la producción para no depender tanto de la mano de obra son los grandes retos del futuro”, señala el directivo.
Pero más allá de los retos que puedan encontrarse en el camino, esta industria también está repleta de satisfacciones y de orgullo:
Lo bonito de esta industria es que de alguna manera llevas un pedazo de Chile a otro país, no es como vender algo tecnológico o algo de consumo masivo; al trabajar y abrir puntos de venta y crecer en otros países estás dando a conocer tu país ahí afuera. Eso me gusta de la industria vitivinícola, es de lo que me siento más orgulloso, de no solamente vender un producto de una marca, de una empresa, sino también de un país. Porque cada botella que nosotros vendemos dice Chile”,
finaliza Antonio Gauci.