La apicultura en México desempeña un papel fundamental en el desarrollo de sistemas alimentarios sostenibles y en la conservación de la biodiversidad. En particular, la producción de miel orgánica ha ganado relevancia en los últimos años debido a la creciente demanda de productos naturales y sostenibles tanto en el mercado local como internacional.
Este sector combina prácticas responsables con el medio ambiente, la generación de ingresos para comunidades rurales y el suministro de un alimento altamente nutritivo.
En México se producen alrededor de 70 mil toneladas de miel al año, la gran mayoría se exporta a precios muy bajos para los productores. Los últimos registros de consumo de miel en México son alrededor de 250 gramos al año por persona, lo cual es muy poco.
"Si pensamos en países como Alemania, que es nuestro principal comprador a gran escala, ellos consumen un kilo y medio, dos kilos al año por persona, lo que representa una diferencia”, señala en entrevista para The Food Tech®, Arlette Gómez, Sommelier especializada en miel y Creadora del proyecto ‘A de abeja’.
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Principales características de la miel orgánica
De acuerdo con la especialista, para que una miel pueda ser considerada orgánica o agroecológica necesita tener buenas prácticas en el entorno.
Las abejas consumen el néctar de las flores, lo que las convierte en unas grandes polinizadoras y al consumir el néctar de las flores, esas flores necesitan estar limpias y libres de cualquier tipo de pesticidas o fertilizante. De lo contrario, eso mata o enferma a las colmenas.
"Por ello, lo que necesitamos es tener ecosistemas sanos, ya sean ecosistemas de producción agrícola o ecosistemas naturales protegidos”, refiere Gómez.
En ese sentido, la sommelier destaca la labor de los productores de miel, porque al producir en gran escala es complicado de controlar porque el enfoque está en producir mucho para vender normalmente a los exportadores.
“Entonces da igual donde estén las abejas, con que haya flores está bien, aquí la parte interesante es cómo lograr este vínculo con los productores para que puedan tener abejas en campos libres de pesticidas, ya sea en campos de cultivo como el aguacate donde el uso de agrotóxicos es intenso”, explica Gómez.
La apicultura y la seguridad alimentaria
La apicultura es mucho más que la producción de miel; desempeña un papel crucial en la polinización de cultivos agrícolas, impactando directamente la seguridad alimentaria.
Se estima que alrededor del 75% de los cultivos alimentarios dependen en cierta medida de la polinización por insectos, siendo las abejas las principales protagonistas.
Frutas, verduras, nueces y semillas son solo algunos de los alimentos cuya producción se vería gravemente afectada sin la contribución de estos insectos.
La miel orgánica, por su parte, es un producto altamente valorado tanto por sus propiedades nutricionales como por su versatilidad en la industria alimentaria.
Rica en antioxidantes, enzimas y micronutrientes, este alimento se utiliza no solo en el consumo directo, sino también como ingrediente en productos procesados y suplementos alimenticios.
Principales desafíos que enfrentan los productores
A pesar de sus ventajas, la apicultura orgánica en México enfrenta diversos retos. La deforestación, el cambio climático y el uso desmedido de pesticidas en cultivos vecinos ponen en riesgo tanto la producción de miel como la salud de las abejas.
Además, la falta de incentivos económicos y programas de capacitación limita el acceso de muchos apicultores a las certificaciones orgánicas, reduciendo su competitividad en el mercado internacional.
“Existen muchísimos retos, uno es el bajo consumo de miel en el país, otro muy importante es el cambio climático, ahora es temporada de cosecha y en la Comarca Lagunera se da la miel de aceitilla y el año pasado hubo muy poquita. Este año parece que no va habrá nada porque no hubo suficientes lluvias para que las flores tuvieran el suficiente néctar para que pudieran las abejas hacer la miel”, puntualiza.
“Algo que me gusta mucho enfatizar es que todos podemos ser parte del cambio escogiendo qué comemos, normalmente esto no está tan conectado, la miel está por acá y los ecosistemas por allá. Considero que todos los polinizadores puedan tener un mejor ecosistema y entonces ahí desde nuestra trinchera que es comer tres veces al día, vamos mitigando el cambio climático”, apunta.
Tendencias en el consumo de productos orgánicos como la miel
“Las tendencias son muy claras, veremos ingredientes que son muy populares a nivel global como el vino y aceite de oliva. Cada vez hay mucho más este pensamiento global, pero creo que también de parte de los consumidores hay mucho más este enfoque local que ha hecho una gran diferencia en proyectos como A de abeja”, señala.
Invertir en este sector, a través de tecnologías innovadoras y prácticas sostenibles, no solo beneficiará a los productores locales, sino que también contribuirá al bienestar global al garantizar alimentos de alta calidad y al preservar el equilibrio de los ecosistemas.
“Estas tendencias globales se están acotando a la realidad local, y vamos a ver mucha más transformación de los ingredientes, es decir, productos fermentados como la hidromiel, que es un vino hecho a partir de miel en lugar de uva y es de las bebidas más antiguas que existen en el mundo”, finaliza.
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