Durante el foro Asia Pacific Agri-Food Innovation Summit, celebrado en Singapur, un panel de expertos discutió la relación entre las innovaciones en la carne cultivada y las regulaciones religiosas, especialmente en lo referente a la certificación kosher, de acuerdo con lo publicado con el sitio Food Navigator Asia.
La certificación kosher es un sello que garantiza que los alimentos y productos cumplen con las leyes de alimentación del judaísmo, conocidas como kashrut.
Estas normas regulan los alimentos permitidos y cómo éstos deben prepararse, procesarse y consumirse.
Una de las conclusiones del panel fue que Israel es uno de los países con un sector de carne cultivada más avanzado del mundo.
Según Ziva Hamama, jefa de Gestión de Riesgos Alimentarios en el Ministerio de Salud de Israel, aunque no hay una obligación legal para que los productos de carne cultivada sean kosher, muchas empresas de este sector optan por obtener esta certificación para satisfacer las demandas de la población israelí, que en su mayoría sigue una dieta kosher.
Más allá de un requisito
“No es un requisito que los alimentos sean kosher para que estén en el mercado en Israel, pero dado que un gran porcentaje de la población sigue una dieta kosher, muchas empresas de alimentos cultivados han decidido obtener esta certificación para satisfacer esa demanda,” explicó Hamama en la cumbre.
Según el sitio de internet arriba citado, Ziva Hamama detalló que las certificaciones kosher para la carne cultivada se evalúan caso por caso, con un enfoque en el producto en sí y en el proceso de producción.
Un ejemplo destacado de carne cultivada kosher es el pollo cultivado de la empresa israelí Supermeat, que ha obtenido la certificación para su producto.
La certificación kosher en este sector no solo responde a una necesidad de los consumidores, sino también a la conciencia tanto de la industria como del gobierno sobre la necesidad de tratar los alimentos novedosos de manera innovadora.
Además, la especialista resaltó que la certificación kosher contribuye a aumentar la aceptación del consumidor, lo que puede darle un impulso al crecimiento del sector de la carne cultivada.
Singapur avanza en la certificación Halal
En el mismo foro, se discutió también la relación entre la religión y la carne cultivada, con un enfoque en la certificación halal.
La certificación halal tiene como propósito garantizar que un producto, especialmente alimentario, cumple con las normas establecidas por la sharía o la Ley Islámica. Abarca prácticas y reglas que se aplican a lo que los musulmanes pueden consumir y hacer según su fe.
La experta Dewi Suratty, fundadora y CEO de la consultoría en sostenibilidad Dawn Horizon, destacó que las autoridades locales, en colaboración con organismos islámicos, ya han realizado un exhaustivo análisis sobre la permisividad religiosa de la carne cultivada.
Según Suratty, la Agencia de Alimentos de Singapur (SFA), el Majlis Ugama Islam Singapura (MUIS) y el Consejo Religioso Islámico de Singapur, emitieron un dictamen religioso que establece que la carne cultivada puede considerarse halal, siempre y cuando cumpla con ciertas condiciones.
Estas condiciones son las siguientes:
- La célula de la que se produce el producto debe provenir de un animal halal.
- Todo el proceso de producción debe ser halal.
- El producto final debe ser no tóxico y debe ser seguro para el consumo humano.
Bajo esta certificación solo se permite consumir carne de animales que sean sacrificados siguiendo el zabihah, que manda a cumplir con la norma de que el animal debe ser sacrificado por un musulmán que pronuncie el nombre de Dios (Allah) durante el sacrificio.
La carne de cerdo y sus derivados están prohibidos, así como el consumo de sangre, por lo que los productos cárnicos deben estar libres de sangre.
Suratty explicó que, para que un sector novedoso como el de la carne cultivada tenga éxito en cualquier sociedad es importante que los consumidores locales la acepten y adopten. Este apartado es relevante, ya que los musulmanes representan, aproximadamente, el 25% de la población mundial.
La certificación halal, al igual que otros sellos religiosos puede aumentar la confianza del consumidor y la aceptación de nuevos productos alimenticios, además, de facilitar su adopción.
Regulación en Corea
La noticia publicada en Food Navigator destaca que en Corea del Sur, el gobierno trabaja en la regulación para la seguridad alimentaria en nuevos alimentos.
Eunmi Kim, directora del Centro de Convergencia Médica del Gyeongbuk Technopark, explicó que el gobierno está creando ecosistemas científicos especializados, como el Gyeongbuk Technopark, con el objetivo de fomentar la colaboración entre el sector público y privado y ayudar al desarrollo de las empresas.
Finalmente, Ziva Hamama destacó las principales barreras en la industria de la carne cultivada:
La diferencia entre el desarrollo de la industria de tecnología alimentaria y las regulaciones. Mientras las start-ups avanzan en nuevos desarrollos, los reguladores siguen procesos burocráticos que retrasan la implementación de nuevas normas.
- El intercambio de información. La confidencialidad y los derechos de propiedad intelectual son temas complejos que requieren de un marco regulatorio claro para manejar la información de manera adecuada y segura.
- El etiquetado y la terminología. Encontrar un lenguaje claro y preciso es complicado. Además, la terminología más exacta desde un punto de vista científico no siempre coincide con lo que los consumidores consideran confiable o aceptable, lo que puede generar problemas de confianza y dificultar la aceptación en el mercado.
Los especialistas destacaron la importancia de incluir los valores o creencias religiosas en las certificaciones de nuevos alimentos, como lo es la carne cultivada. Además, los avances tecnológicos en la producción de alimentos pueden alinearse con las tradiciones y necesidades religiosas para su aceptación y consumo.
Además, surge la necesidad de una mayor cooperación entre la industria, los reguladores y otros jugadores del mercado, con el fin de crear un marco que permita la innovación sin comprometer la seguridad y la confianza del consumidor.
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