La espirulina se ha caracterizado por utilizar la menor cantidad de energía solar para poder producir proteína.
Es por ello que la empresa Organa, en Almenar (Lleida), está desarrollando un microorganismo que contiene niveles insospechados de estos nutrientes.
Este nuevo ingrediente es capaz de contener hasta 60% más de proteína, por lo que las microalgas como la espirulina se perfilan como una oportunidad estratégica para blindar la sostenibilidad y la seguridad alimentaria mundial.
La biomasa de espirulina, de un verde oscuro con rastros azulados, se concentra y recoge cada tres días, en verano, o cada una o dos semanas, en invierno. Después se seca en forma de fideos o comprimidos o se envasa para venderla fresca a restaurantes y particulares.
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La importancia de la espirulina
Las microalgas crecen de cuatro a quince veces más rápido que proteínas como el trigo, las legumbres y la soja. Sus cultivos no compiten por el suelo agrario y no piden grandes cantidades de agua dulce.
De acuerdo con estimaciones de la FAO, en 2050 la población mundial rozará los 10 mil millones, lo que supondrá un 70% de incremento en la demanda de alimentos. Mientras, los recursos naturales para cubrirla se agotan. El desequilibrio es especialmente alarmante en el caso de abastecimiento de proteína.
Las microalgas son una fuente minoritaria de proteína, todavía estamos en los albores de su cultivo industrial. En Europa, gran parte de las microalgas en el mercado se importa de China, el mayor productor mundial, mientras que las cifras de producción propia son bajas”, apuntó Massimo Castellari, investigador en el Instituto de Investigación y Tecnologías Agroalimentarias (IRTA).
La riqueza del fitoplancton
La riqueza nutritiva del fitoplancton sale muy poco cara en términos de recursos y huella ecológica. Las microalgas crecen de cuatro a quince veces más rápido que proteínas como el trigo, las legumbres y la soya.
Sus cultivos no compiten por el suelo agrario y no piden grandes cantidades de agua dulce. Se pueden cultivar incluso en zonas desérticas y semidesérticas. De hecho, las condiciones climáticas moderadamente cálidas de la cuenca mediterránea son muy adecuadas para el metabolismo de las microalgas.
Se seleccionan célula por célula para sacar lo mejor de la amplia variedad fenotípica y metabólica de las cuatro especies, tal y como se ha hecho a lo largo de los siglos con el trigo o los tomates, por ejemplo”, concluyó Massimo Castellari, coordinador científico de ProFuture.
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