Un error muy común que se escucha con frecuencia es que los alimentos saludables se han vuelto demasiado costosos, que la economía actual ha llevado a las familias de Estados Unidos a realizar malas elecciones nutricionales. Es por esto que Nielsen monitoreó las tendencias para conocer el costo real de la alimentación.
Mientras se culpa a la situación económica actual sobre la caída en las ventas de algunos alimentos, hay pruebas contundentes que aseguran que los alimentos saludables no son más costosos.
De hecho, la industria de los alimentos envasados ha hecho grandes avances en muchos productos mediante la adición de nutrientes más saludables, y eliminando de los alimentos la mayor cantidad posible de grasas saturadas, calorías y sodio, siempre y cuando se mantengan los costos.
Hechos a considerar
Las alternativas saludables de bajo costo están disponibles: Aunque las comidas orgánicas generalmente cuesten más que las no orgánicas, los supermercados ofrecen varias alternativas saludables para determinados alimentos por el mismo precio. Por ejemplo, gaseosas dietéticas, lácteos bajos en grasa, galletitas sin sal, cereales sin azúcar, etc.
Incluso las dietéticas se las arreglaron para mantener los aumentos de precio a sólo un 1,4% para el final del año 2009.
La comida rápida 'value' no puede competir con los precios en los supermercados: lo que realmente se percibe en los restaurants de comida rápida es el servicio rápido. La conveniencia ahorra tiempo, pero no dinero. Las alternativas que ofrece el supermercado son más baratas y saludables, pero pueden llevar más tiempo de preparación.
La bebida de más bajo costo es la más saludable: Con cero calorías, el agua sigue siendo la bebida saludable más barata para consumir. Las ventas de bebidas envasadas en los retailers de los Estados Unidos superaron los 85 mil millones de dólares durante el año 2009.
No es lo que comemos, sino cuanta cantidad comemos: En contraposición a la opinión popular, menos no quiere decir más, especialmente cuando se trata de contar calorías. Comer menos es siempre más barato que comer más. Y aunque a la mayoría de las personas no les gusta escuchar esto, las dietas más exitosas son aquellas que involucran menos cantidad de comida.
Comer mal generalmente es más costoso: Dejemos a un lado todos los costos médicos de tratamiento por obesidad. La comida saludable cuesta menos hoy en día y, a pesar de la economía actual, los consumidores están tomando acciones activamente con respecto a la mejora de su dieta alimenticia, lo cual se evidencia en los crecimientos de doble dígito que tuvieron durante este último año los productos que contenían: Omega (+42%), claims sobre: sin gluten/ probióticos/calcio (+13%), antioxidantes (+16%), Fibras (+12%) y bajo en azúcar/ sin sal agregada (+10%).
Oportunidades reales de la alimentación sana
El costo real de oportunidad de una alimentación sana es la conveniencia (y algunas veces el sabor), no el dinero gastado.
Y aunque preparar comidas en el hogar puede tomar más tiempo, esto le permite a las familias comer de una mejor manera y sin tener que desviarse de sus presupuestos, y brindará también la oportunidad de pasar más tiempo juntos en la hora de la comida. Y los consumidores están de acuerdo en hacerlo funcionar.
Según un estudio de Nielsen en Estados Unidos, los chefs amateurs elevaron las ventas de libros de salud y cocina saludable al 31% durante el 2009, mientras que la variación en las ventas de los libros en general cayeron un 3%. La necesidad por saber más sobre el tema va en aumento, en este mismo país, más de un millón de televidentes miran el canal de comida y el 11% de los consumidores de internet visitan páginas web de alimentos.
La mayor parte de las veces, los beneficios de la comida saludable son intangibles, pero también son de igual manera importantes a nivel para el desarrollo psicológico, mental y el bienestar de la familia. Varios estudios independientes manifestaron una correlación directa entre el tiempo de atención que pasa la familia cuando comparte una comida, una mejor nutrición y mejorar las calificaciones de los niños, por ejemplo.
Fuente: Tom Pirovano