La población va en crecimiento y trae nuevos retos para la alimentación. Los gobiernos en el mundo enfrentan el desafío de crear nuevos modelos que garanticen el acceso a alimentos nutritivos, con la capacidad de llegar a las mesas de todos los habitantes del planeta, y al mismo tiempo, asegurar que habrá un menor impacto en el medio ambiente.
Con los cambios tecnológicos, predominaran los alimentos con aditivos naturales y los tiempos de producción y recolección de cultivos podrían beneficiarse, además de que determinados alimentos tendrán la capacidad de sobrevivir en climas adversos.
Juan Vilches, director de la consultora de diseño de alimentos Food and Innovation Studio, entre los beneficios de la aplicación de la tecnología para alimentación destaca el conocimiento sobre la historia del campo, que permite establecer modelos sustentables para la creación de los alimentos.
El experto añade que uno de los elementos que tienen impacto en esta transformación son los mayores niveles de conciencia de la población respecto a los productos que se consumen, cuyas tendencias también se orientan a la ingesta de alimentos que tengan beneficios en la salud.
“En el futuro de la alimentación habrá que pensar en productos que estén pensados en un nuevo ecosistema. Habrá que asegurarnos de tener recursos renovables, que en la fabricación de alimentos se utilice menos materia prima y que las cosechas y tengan un mayor rendimiento”, declara Juan Vilches.
Aplicación tecnológica
Las nuevas formas de producción de alimentos, no solo vegetales, tendrán que garantizar que en el futuro haya recursos renovables, que no exista temporalidad, lo cual implica que se pueda diseñar un sistema de agricultura global que permita una cobertura total de la población, lo que ayudaría a acortar la brecha de la desnutrición, sobre todo en los países más pobres del mundo.
Es por ello que aminorar el impacto ecológico en la fabricación de alimentos ayudará a mitigar el cambio climático y el calentamiento global, los cuales tienen implicaciones para los menos favorecidos como afectaciones en su salud.
La tecnología sería un aliado para mejorar las capacidades productivas en la b, con esquemas como la agricultura digital, la hidroponía, la creación de carne análoga, los alimentos en impresoras 3D y las granjas inteligentes.
A esto se sumará la ingeniería genética para la modificación de los alimentos, que permitirán crear nuevas especies mejoradas, que hasta ahora es centro de debate entre asociaciones no gubernamentales y empresas de semillas transgénicas.
Para dar este paso, que va en forma gradual, se tienen que diseñar modelos cuya huella de carbono y huella hídrica sean menores, esto podría llevar a una redefinición de la canasta básica y creará ecosistemas más sustentables, opina Vilches.
A esto se suma que las implementaciones tecnológicas, además de contar con nuevos diseños para la creación de alimentos nutritivos, otorgarán un mayor control sobre la producción, los insumos, lo cual ayudará a evitar el desperdicio de alimentos.
Este será uno de los principales remedios para enfrentar el hambre en el mundo, dado que habrá diferentes fuentes de producción, con un mayor entendimiento de la materia prima, sin maltrato animal, ya que los alimentos serán creados, en su mayoría, en los laboratorios, en los cuales no se utilizan recursos como el sol y la tierra.
“Se van a crear más cultivos inteligentes, va a ser la época en la que el rendimiento de los alimentos será lo más relevante. Habrá una reingeniería y la tecnología juega a favor de esta nueva fórmula de comestibles”, comparte el experto.