La descarbonización apunta a las acciones que permiten eliminar el consumo de combustibles fósiles que poseen carbono en su estructura molecular, y cuya combustión libera energía, contaminantes y gases de efecto invernadero.
El más abundante de los gases de efecto invernadero originados por las actividades humanas es el dióxido de carbono (CO2), que causa calentamiento cerca de la superficie terrestre con consecuencias sobre el clima a escala global.
La fruta representa el 22% del desperdicio total de alimentos de la UE. Una de las estrategias de descarbonización más eficaces en el ámbito agrícola es el de la prevención de pérdidas en campo y post-cosecha.
Las pérdidas de fruta en los primeros eslabones de la cadena de suministro suponen el uso ineficiente de todos los recursos usados en su producción. Y también cuantiosas emisiones de CO2 que causan un efecto negativo sobre el clima.
Estas pérdidas pueden ser evitadas a través de alternativas innovadoras y sostenibles, y por tanto, constituyen estrategias de descarbonización de gran potencial que a veces pasan desapercibidas.
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Desperdicio alimentario y emisiones de CO2eq
Los términos pérdida de alimentos y desperdicio de alimentos se usan juntos o por separado en la literatura. En general, la pérdida de alimentos se refiere en las primeras etapas de la cadena de suministro de alimentos, en la producción y el procesamiento.
Mientras que el desperdicio de alimentos generalmente se aplica en la etapa posterior de la cadena de suministro de alimentos en el comercio minorista y el consumo final.
De acuerdo con especialistas del Centro Tecnológico AINIA, un estudio reciente estimó alrededor de 638 mil toneladas de productos alimenticios para el consumo humano en la UE. Generando aproximadamente 129 mil toneladas (peso fresco) de pérdidas y el desperdicio de alimentos representando el 20% de los alimentos producidos.
Para lograr estos objetivos, se proponen las siguientes medidas:
- Fomentar prácticas agrícolas sostenibles y la promoción de la agricultura local y de temporada
- Apoyar la innovación en tecnologías y prácticas de gestión de residuos alimentarios
- Educar y sensibilizar a los consumidores sobre el impacto del desperdicio alimentario en el medio ambiente
Las pérdidas y el desperdicio de alimentos suponen el 6% del total de las emisiones globales gases de efecto invernadero a nivel global y son también una prioridad para la UE a través de la estrategia Farm to Fork o de la Granja a la Mesa. Uno de los ejes centrales del Green Deal. En concreto, establece que se deben tomar medidas para reducir a la mitad las pérdidas y el desperdicio alimentario para el año 2030.
Estrategias de descarbonización
Las causas de las pérdidas de fruta son muy variables y dependen de muchos factores. Pueden ser elementos climáticos adversos, plagas, productos no cosechados que permanecen en el campo porque no cumplen con los requisitos de calidad del consumidor.
Además del precio en el mercado que no compensa los costos de la cosecha; desajustes entre la oferta y la demanda, falta de infraestructura, manipulación y almacenamiento inadecuados.
Una de las estrategias de descarbonización más eficaces en el ámbito agrícola es el de la prevención de pérdidas en campo y post-cosecha.
Las pérdidas (mermas) podrían representar alrededor de un 15% de la cosecha recolectada pudiendo estas mermas destinarse a diferentes usos como alimentación animal, biogás, compostaje o vertederos.
Finalmente, evitar la descomposición incontrolada de la fruta en los suelos agrícolas, o su deposición en vertederos, constituye una estrategia de lucha contras las pérdidas alimentarias.
Pero también es una estrategia de descarbonización altamente eficaz que puede ser implementada a través de alternativas innovadoras y sostenibles como la recuperación automatizada en el campo, el upcycling a ingredientes alimentarios o la obtención de bioproductos mediante modelos de biorrefinería.
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