El desperdicio de alimentos es uno de los mayores desafíos globales que enfrenta la industria alimentaria hoy en día. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), aproximadamente el 33% de los alimentos producidos anualmente en el mundo se pierden o se desperdician en alguna etapa de la cadena de valor.
Este problema no solo tiene consecuencias económicas significativas, sino que también contribuye al cambio climático, con la pérdida de recursos naturales esenciales como el agua, la energía y la tierra.
La industria del procesado de alimentos desempeña un papel crucial en la reducción de este desperdicio, gracias a los avances tecnológicos y a la adopción de prácticas más sostenibles, es posible aprovechar de manera más eficiente los recursos, minimizar las pérdidas y transformar los subproductos en insumos valiosos. De esta forma, el procesado de alimentos no solo mejora la eficiencia productiva, sino que también contribuye a la sostenibilidad global, apoyando objetivos como la reducción de la huella de carbono y la mejora en la seguridad alimentaria.
Tecnologías de procesado avanzado
Las innovaciones en la tecnología de procesamiento, junto con la creciente presión por parte de gobiernos, consumidores y organizaciones internacionales para reducir el desperdicio, están impulsando a las empresas a repensar sus enfoques.
Las tecnologías de procesado de alimentos han evolucionado para adaptarse a las demandas de una industria que cada vez busca ser más sostenible y eficiente, algunas de las innovaciones más destacadas incluyen:
- Pasteurización a alta presión (HPP): Este método utiliza presión en lugar de calor para eliminar microorganismos y prolongar la vida útil de los productos sin alterar su calidad nutricional.
Al reducir el deterioro y el desperdicio de alimentos perecederos, la HPP se ha convertido en una herramienta esencial para minimizar pérdidas en la cadena de valor.
- Deshidratación y liofilización: Estos métodos permiten la conservación de alimentos durante largos períodos, manteniendo su calidad nutricional y reduciendo el riesgo de desperdicio debido al deterioro.
La liofilización en particular es muy efectiva para frutas, vegetales y productos lácteos
- Envases inteligentes y activos: Los envases activos pueden liberar o absorber ciertos compuestos, como antioxidantes o antimicrobianos, para prolongar la frescura de los alimentos.
Además, los envases inteligentes están equipados con sensores que permiten monitorear la frescura de los productos en tiempo real, ayudando a evitar el desperdicio por deterioro prematuro.
- Bioconservación: Utiliza bacterias lácticas y otros microorganismos que inhiben el crecimiento de bacterias patógenas o de deterioro en los alimentos.
Este enfoque está siendo cada vez más utilizado en productos frescos, lácteos y cárnicos para reducir la necesidad de aditivos químicos y extender la vida útil de los alimentos.
Esto no solo mejora la rentabilidad de las empresas, sino que también responde a las demandas de una economía más circular y responsable.
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Aprovechamiento de subproductos alimentarios
Una de las estrategias más efectivas para reducir el desperdicio en el procesado de alimentos es el aprovechamiento de los subproductos que, de otro modo, serían descartados. Ejemplos clave incluyen:
- Harinas y aceites a partir de subproductos cárnicos: El procesamiento de subproductos de origen animal, como huesos, pieles y órganos, puede generar ingredientes útiles en la producción de harinas para animales, aceites o incluso biocombustibles, disminuyendo así el desperdicio en mataderos e industrias cárnicas.
- Reutilización de subproductos vegetales: En la industria de frutas y vegetales, partes del producto que no se utilizan para el consumo directo, como las cáscaras, semillas y pulpas, pueden ser aprovechadas en la producción de ingredientes como fibras vegetales, pectinas, aceites esenciales y colorantes naturales.
- Economía circular: Este enfoque integra todos los recursos posibles para generar productos valiosos a partir de subproductos. Empresas innovadoras están utilizando desechos alimentarios, como el bagazo de cerveza, para crear alimentos funcionales o suplementos dietéticos, demostrando que el desperdicio puede transformarse en oportunidades económicas y nutricionales.
Optimización de procesos de producción
El mejoramiento continuo de los procesos productivos también es esencial para reducir el desperdicio de alimentos. Las empresas que logran optimizar su producción pueden reducir significativamente las pérdidas en cada etapa del proceso. Algunas estrategias clave incluyen:
- Automatización de líneas de producción: Las tecnologías de automatización permiten un control preciso de los procesos, lo que minimiza el riesgo de errores que podrían resultar en desperdicio. Los sistemas automáticos de pesaje y clasificación, por ejemplo, pueden ayudar a reducir el número de productos rechazados por inconsistencias en tamaño o peso.
- Manufactura avanzada y monitoreo digital: Las fábricas inteligentes, que implementan el Internet de las Cosas (IoT) y análisis de datos en tiempo real, permiten un monitoreo exhaustivo de la producción y el almacenamiento de alimentos. Esto ayuda a las empresas a identificar problemas en tiempo real y a ajustar los procesos antes de que se produzcan desperdicios significativos.
- Diseño de procesos para evitar mermas: El rediseño de procesos en las fases de pelado, corte y cocción, por ejemplo, puede reducir las pérdidas de materias primas. Algunos equipos avanzados permiten maximizar el aprovechamiento de frutas y vegetales, reduciendo el volumen de partes no comestibles o sobrantes.
Iniciativas y regulaciones para la reducción del desperdicio
Las políticas y regulaciones también juegan un papel clave en la promoción de prácticas más sostenibles dentro de la industria del procesado de alimentos. En muchos países, las empresas de alimentos deben cumplir con estrictas normativas que buscan reducir el desperdicio en las etapas de producción, distribución y consumo. Algunas de las iniciativas más relevantes incluyen:
- Ley de desperdicio alimentario: En países como Francia y España, se han implementado leyes que obligan a las empresas a redistribuir productos que no se venden en lugar de desecharlos. Esto ha llevado a la colaboración entre productores, supermercados y bancos de alimentos para reducir el desperdicio.
- Objetivos de desarrollo sostenible (ODS): Los ODS de la ONU incluyen la meta de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita para el año 2030. La industria del procesado de alimentos está alineada con esta meta, y muchas empresas han implementado estrategias para reducir las pérdidas en sus cadenas de suministro.
Casos de Éxito
Para ilustrar cómo estas prácticas pueden aplicarse de manera efectiva, es útil presentar casos de éxito de empresas líderes en la industria del procesado de alimentos que han implementado estrategias innovadoras para reducir el desperdicio.
- Unilever: Esta multinacional ha desarrollado una plataforma de "alimentación sostenible" que incluye el uso de subproductos alimentarios en la elaboración de nuevos productos. Unilever ha logrado reducir el desperdicio en un 50% en algunas de sus líneas de producción.
- Danone: En su esfuerzo por mejorar la sostenibilidad, Danone ha implementado sistemas de reciclaje de subproductos lácteos, que han permitido la reducción significativa del desperdicio en sus plantas procesadoras.
- Nestlé: La compañía ha invertido en tecnologías de bioconservación y procesado a baja temperatura para sus productos lácteos, lo que ha permitido una reducción considerable en el desperdicio de productos perecederos.
El procesado de alimentos tiene un papel crucial en la reducción del desperdicio a lo largo de la cadena de valor, la combinación de tecnologías avanzadas, aprovechamiento de subproductos, optimización de procesos y cumplimiento de regulaciones puede generar resultados significativos, tanto en términos económicos como medioambientales.
Empresas que integran estos enfoques no solo reducen costos, sino que también contribuyen a la sostenibilidad global. En un mundo donde los recursos son cada vez más limitados, la innovación en el procesado de alimentos es clave para asegurar un futuro sostenible.
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