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La microoxigenación en la vinificación ha emergido como una de las técnicas clave para mejorar la calidad del vino. Desde su desarrollo, ha ofrecido a los enólogos una herramienta para modular la estructura y el envejecimiento, lo que genera un producto final más estable y atractivo.
Esta técnica consiste en la incorporación controlada de pequeñas cantidades de oxígeno al vino durante su elaboración o crianza. Este proceso, cuidadosamente dosificado, desencadena una serie de reacciones bioquímicas que impactan en la estructura y el perfil aromático del vino.
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Beneficios de la microoxigenación en la vinificación
Este proceso es esencial para suavizar los taninos, que son los responsables de la astringencia y amargura del vino, además entre los beneficios están:
- Suavización de taninos: La microoxigenación promueve la polimerización de los taninos, moléculas responsables de la astringencia del vino. Al unirse entre sí, estos taninos se vuelven más grandes y menos agresivos, dando como resultado un vino con una textura más suave y aterciopelada.
- Mejora de la complejidad aromática: El oxígeno estimula la liberación de compuestos aromáticos presentes en las uvas, intensificando la expresión frutal y floral del vino. Además, favorece la formación de nuevos compuestos aromáticos, como los de tipo tostado o especiado, que aportan complejidad al perfil sensorial.
- Estabilización del color: La microoxigenación contribuye a la fijación del color del vino, evitando la formación de compuestos turbios o precipitados que puedan afectar su apariencia visual.
- Acelera el proceso de maduración: La exposición controlada al oxígeno favorece la evolución del vino, acelerando su proceso de maduración y permitiendo que alcance su plenitud en un menor tiempo.
La aplicación de la microoxigenación requiere un conocimiento profundo del vino y una comprensión precisa del impacto que esta técnica tendrá en sus características organolépticas.
Además, la dosis de oxígeno, la frecuencia de aplicación y el momento en que se realiza el proceso son factores críticos que deben ser cuidadosamente ajustados en función del tipo de uva, el estilo de vino deseado y las características específicas de cada añada.