Las proteínas alternativas a la carne animal están siendo cada vez más valoradas por ofrecer una opción de alimentación futura para una población en crecimiento.
El mercado mundial de la carne aumentará su demanda a 455 millones de toneladas en 2050 desde las 360 millones de toneladas reportadas en 2022, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Ante su relevancia, las tecnologías para desarrollar alternativas de proteína de origen vegetal se están enfocando más en el mejoramiento de la llamada “carne cultivada” y las proteínas obtenidas a través de la fermentación.
Bajo este proceso, la micoproteína es fundamental por sus grandes beneficios en cuanto a salud y sostenibilidad.
Su método de producción genera una huella de carbono y un menor consumo de agua en comparación al que se necesita para la producción de carne de res y pollo.
“La producción de proteínas alternativas está avanzando gracias a los desarrollos en micoproteína. Parte de este proceso ya se ha escalado, lo que muestra promesas para un futuro escalamiento, dijo Pia Meinlschmidt, responsable de la gestión de productos en Planteneers, una compañía que produce alimentos basados en plantas.
Una alternativa prometedora
La micoproteína está destacando por su potencial en la producción de proteínas sostenibles y por sus beneficios para la salud. Hay evidencia científica de que es una fuente de proteína de alta calidad con efectos saciantes.
Entre sus propiedades más destacadas se encuentran la regulación del colesterol y los niveles de azúcar en sangre. Además, tiene un alto contenido de fibra y un bajo contenido de carbohidratos y grasas.
Benjamin Wall, profesor titular de fisiología nutricional, Departamento de Ciencias del Deporte y la Salud, Universidad de Exeter, Reino Unido, expuso en una investigación que la micoproteína ayuda al mantenimiento y el reacondicionamiento del músculo esquelético.
Aunque su contenido proteico, que oscila entre el 50 por ciento y el 60 por ciento del contenido de materia seca, es inferior al de otros concentrados o aislados de proteína vegetal.
Contiene los ocho aminoácidos esenciales, que son fácilmente digeribles, sostuvo Pia Meinlschmidt a través de un artículo.
Anotó que “el puntaje de digestibilidad corregido por aminoácidos (PDCASS) de la micoproteína se sitúa entre 0.97 y 0.99, un nivel comparable al de la carne y el pescado”.
Flexible en su tratamiento
Otra de sus ventajas, es que el sabor y el color de la microproteína son neutros. Además, el micelio puede enmascarar el amargor y los sabores característicos de las legumbres, como el de la soja.
Por lo que se pueden ajustar en el proceso de fermentación para obtener diferentes colores y tonos, desde el claro hasta el oscuro. “En términos de textura, es posible toda la biomasa fúngica filamentosa (estructurada y congelada), polvos o pellets”, destaca la especialista.
El micelio forma parte de la estructura de los hongos, formada por una red de filamentos. Es esencial para el crecimiento de los hongos, se utiliza en la producción de micoproteína, que es una fuente de proteína alternativa.
La especialista explica que la producción de micoproteína es sostenible y amigable con el medio ambiente, ya que durante la fermentación, los hongos se alimentan de nutrientes.
Estos nutrientes se mezclan con un cultivo de hongos y se fermentan, lo que permite que las hifas de los hongos crezcan y formen micelio. De esta manera, se aprovechan bien los subproductos agrícolas.
La micoproteína ha sido considerada generalmente como segura por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en los Estados Unidos desde hace más de dos décadas.
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