El primer alimento modificado genéticamente o transgénico, se creó en 1994, cuando se modificó un tomate (el tomate Flavr Savr) para que tuviera una vida útil más larga.
Desde entonces, se han vuelto cada vez más comunes y ahora hay muchos tipos diferentes de alimentos transgénicos disponibles en el mercado.
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¿Cuántas clases de alimentos transgénicos existen?
En la actualidad, existen varias clases de alimentos transgénicos, cada una con características y aplicaciones específicas como:
- Cultivos resistentes a herbicidas:
Han sido modificados genéticamente para resistir la aplicación de herbicidas, lo que permite un control más eficiente de las malas hierbas sin dañar las cosechas. Ejemplos de cultivos resistentes a herbicidas son la soja Roundup Ready y el maíz Liberty Link. - Cultivos resistentes a plagas:
Estos cultivos han sido modificados genéticamente para expresar proteínas tóxicas para ciertas plagas. Al consumir estos cultivos, las plagas mueren o se ven significativamente reducidas. Ejemplos de cultivos resistentes a plagas son el algodón Bt y el maíz Bt. - Cultivos con mejor calidad nutricional:
Algunos alimentos transgénicos se han desarrollado con el objetivo de mejorar su perfil nutricional, se han creado arroces transgénicos enriquecidos con vitamina A para abordar la deficiencia de esta vitamina en algunas regiones del mundo. - Cultivos resistentes a enfermedades:
La modificación genética se ha utilizado para desarrollar cultivos que sean resistentes a ciertas enfermedades que afectan a las plantas. Esto puede ayudar a reducir la pérdida de cultivos y mejorar la productividad. Un ejemplo notable es el plátano resistente al virus del mal de Panamá.
Te recomendamos: Los beneficios de los alimentos transgénicos
Los alimentos transgénicos han generado un intenso debate en la sociedad, pero también ofrecen una serie de beneficios potenciales.
Algunos de los principales beneficios de los alimentos transgénicos son:
- Mayor productividad: Pueden ser diseñados para tener una mayor resistencia a las plagas y enfermedades, lo que ayuda a reducir las pérdidas de cultivos y aumentar la productividad agrícola.
- Menor uso de pesticidas: Han sido modificados para resistir las plagas, lo que reduce la necesidad de aplicar pesticidas. Esto puede tener un impacto positivo en el medio ambiente y en la salud humana.
- Mejor calidad nutricional: La modificación genética ha permitido la creación de alimentos con perfiles nutricionales mejorados, lo que puede ayudar a abordar deficiencias nutricionales en ciertas poblaciones.
- Mayor vida útil de los alimentos: Algunos se han diseñado para tener una vida útil más larga, lo que ayuda a reducir el desperdicio de alimentos y a garantizar una oferta más estable.
- Adaptación al cambio climático: La modificación genética puede ayudar a desarrollar cultivos que sean más resistentes a las condiciones ambientales adversas, como sequías o suelos salinos.
Estos beneficios potenciales muestran el potencial de los alimentos de este tipo para abordar algunos de los desafíos que enfrenta la industria alimentaria y la seguridad alimentaria a nivel mundial.