Investigadores de la Universidad de Cranfield desarrollan nuevas formas de detectar la adulteración de la miel con jarabe de azúcar, preparando el camino para realizar pruebas rápidas y precisas que permitan descubrir productos falsificados.
La miel es un producto cada vez más demandado por los consumidores, que importarán al Reino Unido 89.8 millones de libras en 2023. Un informe de la Comisión Europea de 2023 reveló que el 46% de las 147 muestras de miel analizadas podían haber sido adulteradas con jarabes vegetales baratos.
Dado que las características de la miel varían en función de las fuentes de néctar, la estación de recolección y la geografía, puede resultar muy difícil y complejo detectar productos adulterados.
Los métodos de autentificación son costosos y requieren mucho tiempo, por lo que cada vez es más necesario realizar pruebas fiables y adoptar nuevas normas para combatir el fraude.
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Detección de miel falsa
Los investigadores utilizaron una técnica de análisis de luz en el primer método para rastrear la adulteración en frascos de miel sin abrir la tapa.
Probaron varias mieles del Reino Unido mezcladas con arroz y jarabe de remolacha azucarera con espectroscopia Raman de compensación espacial (SORS) no invasiva, un método común en el diagnóstico farmacéutico y de seguridad.
La tecnología identificó la "huella dactilar" de cada ingrediente de la miel y, con la ayuda del aprendizaje automático, señaló la presencia de varios jarabes de azúcar de origen vegetal.
Este método puede simplificar las pruebas de miel a lo largo de la cadena de valor, y su portabilidad y facilidad de implementación hacen posible la estandarización.
Rastreo del ADN de la miel
El segundo método, desarrollado en colaboración con la Agencia de Normas Alimentarias y el Instituto para la Seguridad Alimentaria Global de la Universidad Queen's de Belfast, utilizó códigos de barras de ADN.
El espacio de muestra incluyó 17 mieles recolectadas de apicultores de todo el Reino Unido para tener en cuenta las diferentes estaciones y fuentes de néctar.
Los científicos también analizaron cuatro muestras de miel de supermercados y vendedores en línea de la región. El equipo los enriqueció con arroz y jarabe de maíz procedentes de diferentes países.
El código de barras de ADN desglosó eficazmente la composición de cada miel para detectar jarabes incluso a un nivel de adulteración del 1%.
Los especialistas señalan que los métodos de ADN no se han utilizado ampliamente para examinar la autenticidad de la miel. Pero el estudio mostró que esta es una forma sensible, confiable y robusta de detectar la adulteración y confirmar los orígenes de los jarabes agregados a la miel.
La gran variación de la composición de la miel hace que sea particularmente difícil de autenticar. Por lo tanto, tener esta técnica consistente en el arsenal de pruebas podría eliminar el aguijón del fraude de miel.
Los expertos concluyen que es vital disponer de muestras de origen y pureza conocidos para validar los métodos, por lo que queremos hacer extensivo nuestro agradecimiento a la Asociación de Apicultores.
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