A través del proyecto Supralem, investigadores lograron desarrollar nuevas fuentes de proteínas vegetales a través del cultivo y procesamiento de biomasas, como la lenteja de agua y las microalgas.
La investigación de AINIA, un centro tecnológico con sede en Valencia, España, explicó que la biomasa destacan por su alto contenido proteico y su potencial para ser producidas de manera más sostenible.
Este nuevo desarrollo va en línea con las tendencias del mercado global que apuesta por una alimentación saludable y respetuosa con el medio ambiente.
En un comunicado, la institución española indicó que este proyecto se basó en distintas líneas de investigación, ha logrado avances en:
- El cultivo de biomasas funcionales
- El procesamiento sostenible
- La creación de nuevos ingredientes con características mejoradas
¿Cómo se llevó a cabo el cultivo?
Para obtener las proteínas alternativas, los investigadores desarrollaron tecnologías avanzadas para cultivar lentejas de agua y microalgas en condiciones poco comunes. En lugar de seguir los métodos tradicionales, se ajustó el entorno de cultivo para optimizar su crecimiento.
Fue así como lograron modificar los nutrientes que reciben las plantas. Se les añadieron minerales, como magnesio y hierro hasta 10 veces más que en los cultivos controlados.
Además, se potenció la generación de compuestos bioactivos como antioxidantes, fitoesteroles y ácidos grasos omega-3 y omega-6, destaca AINIA.
Además, se implementó un sistema de iluminación dinámica que simula la luz natural del sol. Esto favorece la fotosíntesis, el proceso mediante el cual las plantas convierten la luz en energía. Al imitar las variaciones de luz que se encuentran en la naturaleza, se estimula el crecimiento de las lentejas de agua y las microalgas, permitiendo que se desarrollen de una mejor manera.
Además, se han implementado tecnologías como la alta presión y la molienda ultrafina para la disrupción celular , lo cual ayudó a liberar más fácilmente las proteínas y otros compuestos de interés, como las micro y nanocelulosas.
Estas tecnologías permiten aprovechar la biomasa con aplicaciones específicas. Además, la proteína se ha aislado mediante técnicas escalables y sostenibles.
Nuevos ingredientes mejorados
Los avances en el proyecto también resultaron en ingredientes con una textura especial a partir de la lenteja de agua, que se combina con otras proteínas vegetales. Este proceso conocido como de extrusión, similar al que se usa para elaborar pastas o snacks, mezcla y procesa los ingredientes para obtener una textura deseada.
Esto permite obtener alternativas vegetales que pueden parecerse a productos de origen animal en su consistencia.
Además, los investigadores utilizaron un método llamado fermentación ácido-láctica. Este proceso ayuda a mejorar el sabor y la apariencia de las biomasas, que son las plantas procesadas.
La fermentación reduce olores que podrían no ser agradables y también disminuye la tonalidad verde que suelen tener estas plantas.
Este desarrollo hace que los nuevos ingredientes sean más atractivos y agradables al paladar, lo que permite que se utilicen en una amplia variedad de productos alimentarios, como sustitutos de carne o ingredientes en snacks y otros alimentos.
“Los resultados del proyecto Supralem no sólo confirman el potencial de las biomasas vegetales como fuentes alternativas de proteínas sostenibles, sino que también abren nuevas líneas de investigación para profundizar en las tecnologías utilizadas y avanzar hacia desarrollos más cercanos a productos finales”, dijo AINIA.
Drives del mercado de proteínas alternativas
La preferencia por proteínas no basadas en carne está impulsando el mercado de alternativas, así como el aumento de las dietas veganas y vegetarianas, indica un estudio elaborado por Precedence Research.
Indica que los consumidores están cada vez más conscientes de los beneficios para la salud asociados con las dietas basadas en plantas, ya que pueden reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
Sin embargo, expone que el mercado también enfrenta desafíos. Algunas personas son alérgicas a ingredientes comunes en proteínas vegetales, como la soja y los frutos secos, lo que podría limitar su aceptación.
A pesar de esto, la innovación en tecnología alimentaria está creando nuevas oportunidades, con la producción de proteínas vegetales que imitan el sabor y la textura de las proteínas animales, lo que puede atraer el interés de más personas.
Por otra parte, se espera que el segmento de proteínas de insectos crezca, ya que son una fuente rica en proteínas y requieren menos recursos que la cría de ganado convencional, lo que los convierte en una opción sostenible.
Las perspectivas para el mercado de proteínas alternativas son favorables, luego de que en 2023 alcanzó un valor de 15 mil 380 millones de dólares. Para el cierre de este año se estima que llegue a los 16 mil 650 millones de dólares.
Hacia la próxima década, los especialistas de Precedence Research proyectan que duplicará su valor, escalando a los 36 mil 370 millones de dólares, creciendo a una tasa anual compuesta de 8.23% por ciento al 2034.
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