La tecnología de fluidos supercríticos (FSC) es una opción limpia y no invasiva para procesos diversos acordes a los principios de la química verde. Entre las opciones disponibles se encuentran los de extracción y purificación de matrices naturales. El CO2 supercrítico es un gas totalmente inocuo que, en unas determinadas condiciones de presión y temperatura, se convierte en un agente de extracción muy interesante.
En estas condiciones, el CO2 supercrítico actúa como un disolvente que permite separar sustancias de forma eficaz, rápida y totalmente limpia. Los procesos con este gas, especialmente los procesos extractivos, son viables para generar hasta nivel industrial productos sin disolventes orgánicos y preservando características funcionales en ingredientes lábiles.
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¿Qué se puede extraer con CO2 supercrítico?
Mediante la extracción con CO2 a presión, es posible extraer aceites naturales, esencias, extractos botánicos y extractos funcionales aptos para usos diversos en productos alimentarios, nutracéuticos o de retirar sustancias no deseadas. Esto para posibilitar su uso en otras aplicaciones, por ejemplo, reduciendo el contenido en plaguicidas o compuestos aromáticos indeseados.
Además, se pueden aplicar procesos de extracción supercrítica sobre matrices naturales interesantes por sus contenidos en proteínas y/o fibra, y de este modo obtener ingredientes proteicos de alta calidad y con bajo contenido graso, que pueden mantener la calificación “eco” si las materias primas de partida la presentan.
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Tecnología basada en fluidos supercríticos
La tecnología basada en fluidos supercríticos puede emplearse en multitud de operaciones básicas. Pero ha experimentado un notable desarrollo como medio de reacción para la extracción y la purificación de sustancias de alto valor añadido.
Esta técnica permite que el CO2 en estado supercrítico sirva como elemento separador eficaz totalmente limpio. Sus principales ventajas radican en la fácil separación de sustancias; las suaves temperaturas en el proceso que permite no dañar al producto; ser un elemento no inflamable, no corrosivo, no tóxico, no cancerígeno; su capacidad selectiva y la no generación de residuos.
Constituye una opción mucho más limpia y segura que los procesos convencionales, que permite preservar además los principios activos y características propias de las sustancias. Hasta ahora, en la mayoría de este tipo de procesos se hace uso de disolventes orgánicos muchos de ellos tóxicos. Con los consiguientes problemas que esto genera por la presencia de residuos en los productos o la generación de vertidos en el proceso, lo que degenera en problemas para la salud y el medio ambiente.
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