La proteína de insectos puede ayudar a alimentar a una población mundial en crecimiento y contribuir a los objetivos de sostenibilidad ambiental, pero el aumento de las dietas basadas en plantas y las complicaciones en torno a las certificaciones halal y kosher amenazan con diluir el impacto global de la industria.
Sin embargo, el procesamiento de insectos para alimentos y bebidas nutritivas, puede ser un gran desafío, y hallar las fórmulas y la tecnología correctas para desarrollar un producto que mantenga el valor nutricional que sea atractivo para el consumo requiere largas horas de investigación y aprendizaje.
La División de Población de las Naciones Unidas espera que la población mundial llegue a 9.7 millones de personas en 2050 y alrededor de 10.3 millones en 2100. Además, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advierte que la producción de alimentos tendrá que aumentar en un 70% para satisfacer la nueva demanda.
Valor nutritivo de los insectos
De acuerdo con un estudio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los insectos forman parte de las dietas tradicionales de al menos 2 mil millones de personas. Su recolección y cría pueden generar empleos e ingresos en efectivo, sobre todo a nivel familiar.
La investigación afirma que los seres humanos consumen en el mundo más de mil 900 especies. Los más degustados son:
- Escarabajos
- Orugas
- Abejas
- Hormigas
- Saltamontes
- Langostas
- Grillos
Muchos insectos son ricos en proteínas, lípidos, vitaminas y minerales y poseen un elevado contenido en calcio, hierro y zinc. Haciendo un comparativo con la proteína animal, la carne de vacuno tiene un contenido de hierro de seis miligramos por 100 gramos de peso. Mientras que el contenido en hierro de las langostas varía entre 8 y 20 miligramos por 100 gramos de peso en seco.
Los insectos son ricos en proteínas. Además, contienen compuestos bioactivos, como la quitina, péptidos antimicrobianos y ácidos grasos con propiedades inmunoestimulantes, antimicrobianas y antiinflamatorias.
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Tres grupos más comunes de insectos comestibles
- Los grillos son una elección común para convertir a polvos de proteína y productos muy energizantes. La llamada "harina de grillo" puede utilizarse en una gran variedad de alimentos, incluidas las hamburguesas a base de grillo o los panqueques.
- Los gusanos de harina se conocen por su uso comercial como alimento para peces y reptiles. Al ser son nativos de Europa continental, no requieren mucho calor, espacio ni agua, lo que los hace extremadamente fáciles de cultivar y una gran opción para satisfacer la creciente demanda de los consumidores de bebidas con alto valor proteico.
- Las moscas soldado-negro son reconocidas por su capacidad de conversión de materia prima en producto final y se pueden alimentar con materiales de desechos orgánicos de otras producciones agrícolas. Son extremadamente eficientes, y extraen hasta un 70 % de proteínas de esos desechos.
Retos en el sector de proteínas de insectos
El creciente sector de las proteínas de insectos no está exento de desafíos. En particular, la proliferación de dietas basadas en plantas plantea una barrera para una industria que depende inherentemente de la cosecha de animales a gran escala. Si los insectos son criaturas sintientes también está todavía en debate.
Según los especialistas, existen creencias diferentes y cambiantes dentro del movimiento basado en plantas en torno al consumo de insectos comestibles, lo que crea nuevas oportunidades para los productores.
Los veganos prefieren mantener su dieta y no usar estos productos. Sin embargo, otros consumidores son más propensos a probar y comer insectos debido a sus beneficios nutricionales y menor huella ambiental.
Los flexitarianos, los consumidores de alimentos orgánicos o aquellos que siguen una dieta paleo generalmente están prestando más atención al abastecimiento sostenible de alimentos o a los efectos sobre la salud.
Marco normativo
En toda Europa, los insectos comestibles y los alimentos que contienen insectos se consideran alimentos novedosos y requieren una evaluación sanitaria previa y aprobación en virtud del Reglamento sobre nuevos alimentos (UE) 2015/2283.
Con ayuda de la disposición transitoria del artículo 35, apartado 2, del Reglamento (UE) 2015/2283, anteriormente las empresas podían comercializar el insecto respectivo o sus productos como alimento incluso sin autorización, siempre que se presentara una solicitud de autorización.
Los países importadores de insectos destinados al consumo humano también están regulados por el artículo 20 del Reglamento (UE) 2019/626. Esto fue modificado el 15 de febrero de 2021 con el reglamento de aplicación (UE) 2021/17 por otro tercer país, por lo que, además de Canadá, Corea del Sur, Tailandia y Suiza, ahora también se incluye a Vietnam.
Finalmente, cabe subrayar que el procesamiento de proteínas a base de insectos y la producción de alimentos y bebidas que sean aceptables tanto a escala industrial como en la dieta diaria del consumidor final aún requiere de mucha investigación y pruebas de producto.
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