Los sistemas agroalimentarios se están enfrentando a nuevas amenazas como incendios de gran magnitud, fenómenos meteorológicos extremos, enjambres inusualmente numerosos de langostas del desierto y amenazas biológicas emergentes como la pandemia de la enfermedad por coronavirus.
De acuerdo con un informe de La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), actualmente la incidencia anual de catástrofes triplica con creces la registrada en las décadas de 1970 y 1980. La agricultura, la industria, el comercio y el turismo, la agricultura por sí sola afronta un desproporcionado porcentaje del 63 % de las repercusiones de las catástrofes.
En dicho informe se afirma que estos peligros no solo cuestan vidas, pues también devastan medios de vida agrícolas y tienen consecuencias negativas en cadena en los hogares, las comunidades y a nivel nacional y regional que pueden durar generaciones.
Las amenazas a los sistemas agroalimentarios
En línea con los reportes de la FAO, la sequía es el principal fenómeno responsable de las pérdidas de producción agrícola, seguida de las inundaciones, las tormentas, las plagas y las enfermedades, y los incendios forestales. Y es que la sequía afecta casi exclusivamente a la agricultura. Este sector asume el 82 % del impacto total de la sequía en comparación con el 18 % de los demás sectores.
Por otro lado, las plagas, enfermedades e infestaciones en la agricultura y la ganadería también se han convertido en un importante factor de estrés para el sector.
La posible amenaza de catástrofes de esta categoría resultó evidente en 2020 cuando enormes enjambres de langostas del desierto devastaron el Gran Cuerno de África, la Península Arábiga y Asia sudoccidental, destruyendo cultivos y comprometiendo la seguridad alimentaria.
La resiliencia de la industria ante la catástrofe
La inversión en resiliencia y reducción de riesgos de catástrofes, especialmente recopilación y análisis de datos para adoptar medidas fundamentadas en datos objetivos, resulta fundamental para garantizar la función crucial de la agricultura en el logro de un futuro sostenible.
Innovaciones como la teledetección, la recopilación de información geoespacial, los drones y la robótica orientada a las catástrofes, así como el aprendizaje automático, son potentes herramientas nuevas de evaluación y recopilación de datos que tienen mucho que ofrecer en la lucha por reducir el riesgo de catástrofes en la agricultura.
Es necesario que las estrategias integren no solo los riesgos naturales, sino también las amenazas provocadas por el ser humano y las amenazas biológicas como la pandemia de la Covid-19, y estas deben basarse en una comprensión de la naturaleza sistémica y las interdependencias de los riesgos.
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