Actualmente los sistemas agroalimentarios de todo el mundo se ven amenazados por una serie de factores que van desde conflictos civiles a la pérdida de biodiversidad, y la pandemia de la Covid-19 ha empeorado la situación, abocando a más de 800 millones de personas al hambre crónica, mientras que otros 3 mil millones no pueden permitirse una alimentación saludable.
De acuerdo con QU Dongyu, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) dijo que los responsables de la formulación de políticas deben encontrar la forma de “alimentar al mundo y salvar el planeta al mismo tiempo.
QU expresó su agradecimiento a Italia por su apoyo a la iniciativa de la Coalición alimentaria frente a la enfermedad por coronavirus (Covid-19) y por asegurarse de que la seguridad alimentaria mundial ocupara un lugar destacado en la agenda durante la presidencia italiana del G-20 en 2021.
En la Declaración de Roma emitida por los líderes del G-20 como culminación de la Cumbre se alienta a los asociados y las partes interesadas de todo el mundo a “colaborar con la Coalición alimentaria establecida por la FAO para responder a las repercusiones de la Covid-19 en la seguridad alimentaria y la nutrición o unirse a ella.
Las acciones de la FAO a favor de los sistemas agroalimentarios
La FAO impulsa las inversiones públicas y privadas, aumentar el acceso de los agricultores y las personas vulnerables a infraestructura adecuada y recursos financieros y aplicar reformas de las políticas a fin de ofrecer incentivos a los actores del sector privado para apoyar la transformación de los sistemas agroalimentarios.
Asimismo, puso en marcha la Iniciativa Mano de la Mano para promover asociaciones sólidas y eficaces con las que mejorar el potencial agroalimentario de los países, así como la Iniciativa ciudades verdes dirigida a mejorar los entornos urbanos. También creó un Jardín verde del G-20 en Roma en apoyo de su programa común con Italia.
La Organización aplicó un enfoque holístico a los sistemas agroalimentarios y se basa en datos científicos, macrodatos e innovaciones, así como en políticas propicias para garantizar que dichos sistemas contribuyan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y al mismo tiempo aumenten los beneficios socioeconómicos y ambientales.
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