Las abejas son de los seres vivos más importantes en el planeta y su subsistencia contribuye a garantizar la disponibilidad de alimentos. Los principales factores de riesgo para estos insectos son el cambio climático, enfermedades y parásitos, otros insectos, estrés y pérdida de sus hábitats, sin embargo, la coexistencia con la agricultura puede mejorar sus condiciones.
La polinización gestionada adecuadamente puede aumentar el rendimiento agrícola hasta 24%, ayudando a garantizar la seguridad alimentaria y la producción de alimentos. Los bosques también juegan un papel importante para los polinizadores en cuanto a su anidación y alimentación se refiere.
Dada la trascendencia de los polinizadores, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) celebra el Día Mundial de las Abejas el 20 de mayo, con el objetivo de poner de relieve la importancia de la apicultura y el papel del sector apícola en el apoyo a las comunidades rurales y la mejora de la seguridad alimentaria y nutricional.
Las abejas y la polinización
La disponibilidad de alimentos promueve la coexistencia entre abejas y otros polinizadores con la agricultura tecnificada a través del Good Growth Plan, específicamente a través del programa Operación Polinizador. Esta iniciativa suma más de 10 años en Europa y Sudamérica, y llegó a México en 2019 para promover el bienestar de abejas y otros polinizadores a través de bordos de biodiversidad que les sirven como fuente de alimento y hábitat.
“Para lograr el mínimo riesgo para las abejas en el campo, el uso correcto de los productos de protección de cultivo, es imperativo. La concientización sobre la presencia y cuidado de los polinizadores, pueden contribuir fuertemente a disminuir los riesgos y asegurar la coexistencia de ambas actividades”, explicó Montserrat Benítez, líder de sostenibilidad para Syngenta en Latinoamérica Norte.
Los bosques también juegan un papel importante para los polinizadores en cuanto a su anidación y alimentación se refiere. Sin embargo, la deforestación o la fragmentación del paisaje, junto con el cambio climático, han repercutido en su función y eso tiene un efecto en cascada en la sostenibilidad de los ecosistemas, la seguridad alimentaria y en los medios de vida.
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