La pérdida y desperdicio de alimentos es una problemática en toda la región de LATAM que tiene mucha relevancia para la región. Se estima que mil 300 millones de toneladas de alimentos se pierden anualmente. Tan sólo en México, se pierden o desperdician al menos el 34% de los alimentos producidos.
En entrevista exclusiva con The Food Tech®, Carolina Pérez y Fernando Garziglia, Directora de Economía Circular y Manager en Circularidad de Materiales de Kolibri, respectivamente, destacan la diferencia entre pérdidas y desperdicios, ya que se dan en instancias diferentes en la cadena de valor.
Pérdida es la disminución en la cantidad o calidad de alimentos, a causa de decisiones y acciones de las etapas de:
- producción
- procesamiento
- almacenamiento
- transporte
Y desperdicio es descartar los alimentos que están aún aptos para el consumo humano, en las etapas de venta al por menor y consumo.
Causas y consecuencias
Al hablar de pérdida y desperdicio de alimentos, hay muchos insumos y recursos que son necesarios para la producción de alimentos que durante el proceso se transforman en pérdidas.
“Los residuos representan una de las consecuencias más visibles que tenemos. Sin embargo, también tenemos pérdida de hectáreas necesarias para la producción de esos alimentos, la energía y agua”, indica Pérez.
Por su parte, Garziglia señala que, al hablar de pérdida y desperdicio de alimentos, imaginamos un alimento que ya no podría ser consumido y mucho de lo que sucede en la cadena es más bien visual.
“Hay mucho el alimento que se pierde en todo el proceso de producción y distribución, incluso hasta llegar al consumidor; esto tiene que ver con lo visual. El alimento está bien, pero no es vendible, sobre todo para la cadena de comercialización. Entonces ahí hay un punto clave que hace que se genere mucho más de lo que debería”, expresa.
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Es clave generar estrategias para la reducción de pérdida y desperdicio de alimentos
Desde la compañía, la estrategia es atacar ese espacio que en general es mayoritario. Si bien, es verdad que en la gran porción de los residuos domiciliarios tienden a ser orgánicos, en general suelen ser descarte.
En cada uno de los casos es menos común que se descarte un alimento consumible, pero a menudo ocurre que se descartan restos y cáscaras que pueden terminar en compostaje.
“Nuestra estrategia siempre se enfoca en la distribución y comercialización, donde hay mayor volumen, donde los alimentos realmente siguen siendo consumibles y donde se les puede dar una gestión de todo tipo”, destaca Garziglia.
“Se puede pensar en otro modo de gestionar los vencimientos; se posiciona otro modo de gestionar ese alimento a través de fundaciones que puedan incluir a personas que están nutritivamente más carenciadas que el resto de la población. Nuestra estrategia apunta más a esa parte de la cadena”, agrega el directivo.
Reducción del desperdicio y perdida de alimentos: un desafío a enfrentar
La Jerarquía de Recuperación de Alimentos es una herramienta que sugiere acciones que las organizaciones pueden tomar para prevenir y reducir el desperdicio de alimentos.
A través de sus diferentes niveles, esta jerarquía propone estrategias que buscan una gestión más sostenible de los recursos alimenticios, alineada con los objetivos del desarrollo sostenible.
Carolina Pérez señala que pensar en cuánto se podría reducir la pérdida y desperdicio de es difícil, pero afirma que se puede pensar quiénes son los que tienen esa oportunidad. “Hoy estamos colaborando muy directamente con distintos actores que trabajan en esa reducción hasta en un 30%”, comenta.
“Me gustaría también resaltar que hoy parte de la solución está viniendo de las empresas multinacionales, pero otra parte muy grande viene de las pequeñas empresas que se forman con una ideología de empresas de alto impacto que buscan trabajar en la reducción de pérdida y desperdicios alimentos”, apunta la directiva de Kolibri.