Incrementar la productividad agrícola así como asegurar la inocuidad de los cultivos que fungen como materia prima para la industria de alimentos en México, es un reto que requiere esfuerzos de colaboración, ciencia e innovación: prácticas agrícolas óptimas en el uso de protectores de cultivos así como efectividad en el control de plagas, con la menor huella ambiental posible.
Las plagas, malezas y enfermedades son causantes del 30 al 40 % de las pérdidas de cosechas cada año, razón por la cual la industria de protección de cultivos juega un rol fundamental dentro de la cadena de valor de la producción de alimentos.
Sin embargo, un elemento primordial es la colaboración de las empresas que pertenecen a la industria de la ciencia de los cultivos con entidades públicas y privadas para generar un efecto multiplicador en la capacitación de buenas prácticas agrícolas y de manejo integrado de un cultivo, trabajando bajo el concepto de “Responsabilidad Compartida”.
Tanto el manejo integrado de un cultivo como el seguimiento de buenas prácticas agrícolas, son elementos fundamentales para que un agricultor logre certificar su cultivo y colocarlo en la cadena de comercialización por ser inocuo para la salud humana.
La industria de la ciencia de los cultivos se ciñe voluntariamente al Código Internacional de Conducta para la Distribución y Utilización de Plaguicidas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), conscientes de la importancia de la aplicación de normas internacionales para el manejo de los productos fitosanitarios.
Los programas de acompañamiento al agricultor, que en México operan como BUMA y Campo Limpio, se vinculan directamente al manejo responsable de los protectores de cultivos por parte de toda la cadena de producción agrícola.
Regulaciones para la inocuidad de los cultivos y alimentos
México cuenta con un marco regulatorio perfectamente establecido en materia de alimentos, desde el campo hasta la mesa. La salud humana es la primera razón de la existencia y vigilancia de la inocuidad de los alimentos y gracias a la ciencia e innovación, así como la colaboración con las autoridades mexicanas, la industria participa de forma efectiva en la producción de alimentos inocuos.
La Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), como un organismo desconcentrado de la Secretaría de Salud, tiene a su cargo el ejercicio de las atribuciones en materia de regulación, control y fomento sanitarios en los términos de la Ley General de Salud y demás disposiciones jurídicas aplicables.
Este marco normativo está compuesto principalmente por leyes, reglamentos, normas oficiales mexicanas, normas mexicanas, acuerdos y lineamientos, y debe seguirse para la fabricación, transformación y preparación de alimentos.
Las normas son documentos establecidos por consenso y aprobados por un organismo reconocido que proporciona para uso común y repetido reglas, lineamientos o características de las actividades o sus resultados, que tienen por objeto garantizar un nivel de orden óptimo, en un contexto dado. Dichas normas se llevan a cabo en colaboración con la industria, gobierno, academia y organizaciones no gubernamentales.
Las normas oficiales mexicanas están compuestas principalmente por especificaciones sanitarias, especificaciones microbiológicas y métodos analíticos. Un reciente marco jurídico es el Acuerdo de Aditivos publicado el 16 de julio del 2012, en donde únicamente hace referencia a aquellos aditivos y coadyuvantes que pueden ser utilizados en la fabricación de un alimento.
Con la globalización, tanto Cofepris como Senasica tienen una gran responsabilidad y son un apoyo al desarrollo tecnológico nacional, ya que los alimentos, industrializados o no, que se producen en otros países pueden estar presentes en México.
De la misma forma, la industria mexicana tiene la oportunidad de participar en otros mercados, por lo cual es indispensable conocer las directrices globales que vigilan la inocuidad para participar en el mundo. Esto garantiza que el sitio, proceso productivo e ingrediente utilizado sea permitido en el alimento procesado que se presenta a los consumidores.