El Hambre Cero es el segundo de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con el cual se pretende erradicar el hambre en la población mundial.
De acuerdo con la ONU, todos los días, más de 800 millones de personas luchan por obtener cualquier tipo de alimento y se arriesgan a morir de hambre, es por ello que la misión Hambre Cero tiene como objetivo reducir esa cifra abrumadora a cero.
Los resultados del estudio anual de las Naciones Unidas indican que el número de personas que padecen hambre está aumentando. En los últimos cinco años, millones han engrosado la legión de personas que sufren subalimentación crónica.
La ONU estima que casi 690 millones de personas estaban en situación de hambre en 2019, 10 millones más desde 2018 y casi 60 millones más en cinco años. Este número se concentra principalmente en regiones de Asia y está creciendo de manera exponencial en África.
En este sentido, Asia alberga al número más elevado de personas subalimentadas con 381 millones. África ocupa el segundo lugar con 250 millones, seguida de América Latina y el Caribe con 48 millones. La prevalencia mundial de la subalimentación, es decir, la tasa general de personas hambrientas, del 8.9 %, ha variado poco, pero los números absolutos vienen aumentando desde 2014.
Es por ello que la se prevé que la pandemia de la enfermedad por coronavirus podría provocar, a finales de 2020, un aumento de 130 millones en el número de personas afectadas por el hambre crónica en todo el mundo (es posible que con el recrudecimiento del hambre aguda en el contexto de la pandemia esta cifra aumente aún más en ocasiones).
Covid-19 dispara el hambre en el mundo
El Covid-19 ha intensificado la vulnerabilidad y las deficiencias de los sistemas alimentarios mundiales, la distribución y el consumo de alimentos. Aunque es demasiado pronto para evaluar el efecto de los confinamientos y otras medidas de contención, se estima que, como mínimo, otros 83 millones de personas, y quizá hasta 132 millones, pueden empezar a padecer hambre en 2020 como resultado de la recesión económica desencadenada por Covid-19.
Comida chatarra, malnutrición factores claves
De acuerdo con datos de la organización, una dieta saludable cuesta mucho más dos dólares por día que es la cantidad mínima de ingresos con la que vive una familia en situación de pobreza. Incluso el precio de la dieta saludable menos costosa es cinco veces mayor que el precio de llenar el estómago solo con almidón.
Los alimentos con alto contenido de nutrientes, como los productos lácteos, las frutas y las hortalizas y los alimentos proteínicos -de origen vegetal y animal-, constituyen los grupos de alimentos más caros del mundo.
Acciones de cambio
Este plan recomienda llevar a cabo una transformación de los sistemas alimentarios con miras a reducir el costo de los alimentos nutritivos y aumentar la asequibilidad de las dietas saludables.
Dicha iniciativa exhorta a los gobiernos a incorporar la nutrición en sus enfoques de la agricultura; esforzarse por reducir los factores que aumentan los costos en la producción, el almacenamiento, el transporte, la distribución y la comercialización de alimentos, por ejemplo mediante la reducción de las ineficiencias y de la pérdida y el desperdicio de alimentos.
Los jefes de los cinco organismos de las Naciones Unidas responsables de El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo declaran su compromiso de apoyar este cambio trascendental y de asegurar que se desarrolle "de forma sostenible y en favor de las personas y el planeta".