Durante la pandemia, la agricultura tomó un papel fundamental para la población ya que fue uno de los sectores que no se detuvo. Satisfacer la necesidad de alimentación de un país o del mundo entero es una labor que debe reconocerse y en crisis como la que atraviesa ahora el mundo entero, garantizar la disponibilidad de alimento se vuelve un acto casi heroico.
El reconocimiento a esta actividad responde a la necesidad de exponer las dificultades a las que se enfrentan los agricultores día a día para ofrecer a los consumidores los mejores productos y centrar la atención en la necesidad de crear mecanismos que contribuyan a enfrentar los factores que afectan a los cultivos, tales como el cambio climático, las plagas o las enfermedades.
Por otro lado, los agricultores se han preocupado por tener una manera de optimizar todos los recursos con los que cuentan en el día a día por lo que la sostenibilidad es un tema en tendencia que continúa creciendo y tomando una mayor relevancia.
Agricultura sostenible
Se conoce como agricultura sustentable a la actividad agrícola basada en un sistema de producción productiva y rentable que genera desarrollo en las comunidades que la practican. Además, cumple los requisitos de abastecer adecuadamente de alimentos y preserva el potencial de los recursos naturales sin comprometer las potencialidades presentes y futuras del recurso suelo.
Para alcanzar este nivel de producción, sobre todo en granos para el país, y lograr la estabilidad de alimentos, especialmente en maíz, es necesario adoptar de manera progresiva y definitiva tecnologías sustentables, tales como:
- Rotación de cultivos, esta práctica permite la reducción de plagas y control de malezas, distribución adecuada de los nutrientes del suelo y el balanceo de la producción de residuos.
- No labranza, al reducir al mínimo la práctica de remover la tierra se evita la compactación del suelo, aumenta su fertilidad e impide la erosión.
- Cobertura del suelo, este se cubre con plantas o rastrojo del cultivo anterior lo que aumenta la infiltración de agua y volumen de agua, disminuye la erosión ocasionada por agua y viento, se estimula la actividad biológica y materia orgánica de la tierra.
Estas prácticas representan también un enorme beneficio en lo que respecta al cambio climático, ya que ayuda a proteger a los cultivos de las altas temperaturas, la precipitación pluvial errática y extrema y la creciente escasez de agua; también coopera para erradicar las contribuciones de la agricultura al cambio climático.
La importancia de esta actividad en la industria alimentaria
Las grandes empresas de alimentos tienen la mira puesta en el agro. Si bien ambas industrias tienen una estrecha relación, en los últimos años han dado un impulso a estrategias que tienen un impacto en el negocio y ayudan a tener prácticas sustentables y apoyan a los trabajadores del campo.
Pepsi, Modelo, Heineken o Danone son algunas de las compañías que han apostado por estas acciones, que van desde acompañar a los pequeños productores para hacer más rentables sus productos, hasta pactar la compra de las materias primas, algunas de las cuales, como los granos, han tenido subidas de precio durante este año.
Heineken México es una de las empresas que acompaña a los trabajadores del campo. En marzo de este año, la cervecera se puso el objetivo de crecer 50% a 15 mil el número de hectáreas de cebada en México con el programa Programa Innovación Cebada Sostenible (Pices), con el que apoya a productores del Bajío y la zona del altiplano a mejorar y aumentar la producción de este cereal.
Te puede interesar: Eficiencia y productividad es impulsada por la agricultura 4.0