Hoy, 9 de septiembre, se conmemora el Día Mundial de la Agricultura, una fecha instaurada para recordar y reflexionar el papel crítico de esta actividad primaria a nivel mundial, misma que hoy enfrenta grandes problemas que requiere de soluciones urgentes ante una población que crece y necesita ser alimentada, advierten instituciones mundiales.
“Los sistemas de producción alimentaria y agrícola de todo el mundo se enfrentan a desafíos sin precedentes a causa de la creciente demanda de alimentos por una población en crecimiento, el aumento del hambre y la malnutrición, los efectos adversos del cambio climático, la sobreexplotación de los recursos naturales, la pérdida de la biodiversidad y el desperdicio de alimentos”, advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Por su parte, el Banco Mundial señala que el desarrollo agrícola es uno de los medios más importantes para acabar con la pobreza extrema, impulsar la prosperidad compartida y alimentar a una población que se estima llegará a 10 mil millones de habitantes para el 2050.
Además, la agricultura es esencial para el crecimiento económico, ya que representa el 4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y en algunos países menos desarrollados puede representar más del 25 por ciento de su economía.
Sin embargo, el crecimiento económico impulsado por la agricultura, la reducción de la pobreza y la seguridad alimentaria están en riesgo, alertó.
“Múltiples factores, como los fenómenos meteorológicos extremos, plagas y conflictos, están afectando los sistemas alimentarios. El objetivo mundial de poner fin al hambre para 2030 está actualmente lejos de lograrse”, coincidió con la FAO la institución financiera mundial.
Cinco retos para el futuro de la agricultura: FAO
El panorama para el campo es complicado. Según la FAO, el 40 por ciento de las tierras cultivables del mundo están degradadas.
Lo anterior preocupa pues la “tierra sana” es esencial porque proporciona el 95 por ciento de los alimentos.
Sin embargo, “esta tierra se está perdiendo a un ritmo alarmante”, subraya el organismo internacional. Destaca que se pierde el equivalente a cuatro campos de fútbol cada segundo o 100 millones de hectáreas al año.
Ante esta realidad, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, señala cinco retos para lograr la sostenibilidad y resiliencia futura de la agricultura:
- Frenar la degradación de la tierra y de los recursos naturales. Al mismo tiempo reducir la inseguridad alimentaria.
- Gestionar mejor los recursos ante un probable aumento de la competencia.
- Minimizar el impacto de la agricultura en el cambio climático y, al mismo tiempo, proteger la actividad de los efectos de este fenómeno global.
- Mejorar el control de enfermedades y otras amenazas naturales ligadas a la globalización de la cadena de producción agrícola.
- Reforzar las políticas de gestión de las tierras agrícolas para que integren la conservación de especies y espacios naturales.
Debido a que la alimentación y la agricultura sostenibles contribuyen a cuatro pilares de la seguridad alimentaria (la disponibilidad, el acceso, la utilización y la estabilidad) es necesario atender las necesidades de toda la cadena de valor de esta actividad.
Una mirada en México
De 2018 a 2022, la producción agropecuaria y pesquera aumentó en México, pasó de 285 millones de toneladas a aproximadamente 300 millones de toneladas. Esta cifra representa un crecimiento del 5.1%, según datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
A pesar de las condiciones adversas para el campo, el país logró estos avances y se ha colocado como décimo segundo productor mundial de cultivos agrícolas. También en el décimo en ganadería primaria y décimo séptimo en producción pesquera y acuícola.
Un reporte del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) reveló que en 2022, se cultivaron 20.6 millones de hectáreas. Participaron 5.7 millones de personas dedicadas a la producción de 273.3 millones de toneladas de cultivos.
Sobre la producción pecuaria, México produjo 24.7 millones de toneladas. Esta fue apoyada por el trabajo de 827 mil personas, mientras que la producción pesquera alcanzó dos millones de toneladas, realizada por 131 mil trabajadores.
Además, el informe indica que la población en seguridad alimentaria pasó de 74.9 millones a 85.2 millones de personas.
No obstante, la Secretaría de Agricultura reconoce que hay desafíos. Estos tienen que ver en la adopción de prácticas más sostenibles para asegurar la soberanía alimentaria y mejorar las condiciones de vida de los pequeños productores.
Por lo que ven en la agricultura sostenible la oportunidad de mantener la productividad a largo plazo sin agotar los recursos naturales.
Así que “prácticas como la rotación de cultivos, el uso eficiente del agua y la reducción de la dependencia de agroquímicos”, se han empleado para sostener la viabilidad del campo mexicano.
- Rotación de cultivos: Esta práctica ayuda a mantener fértil el suelo y reducir la presión sobre un solo tipo de cultivo.
- Uso eficiente del agua: Ante la escasez de agua en el país, técnicas como la irrigación por goteo son empleadas para hacer un uso más eficiente del líquido.
- Manejo y restauración de suelos: Este enfoque permite aprovechar mejor la tierra para impulsar la productividad en el campo mexicano.
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