El desperdicio de alimentos es un problema crítico a nivel mundial. La comida que se desperdicia representa un valor que supera el 1 billón de dólares cada año, incluso este cálculo podría ser mayor.

La cifra equivale a más de un tercio o más de mil 050 millones de toneladas de todos los alimentos producidos globalmente, además, para su producción se utiliza el 28% de la superficie agrícola mundial, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

El desperdicio de alimentos conlleva costos económicos y ambientales evidentes y agota los recursos naturales y el suelo agrícola, necesarios para la producción de alimentos

“Este desperdicio tiene efectos devastadores tanto para el planeta como para las personas”, destaca el Informe sobre el Índice de Desperdicio de Alimentos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

De ello da muestra el dato que indicó que un 29.6 por ciento de la población global estaba moderadamente o severamente insegura alimentariamente en el 2022, y hasta 783 millones de personas se vieron afectadas por el hambre, alrededor de 122 millones más que en 2019.

Además, el desperdicio de alimentos es responsable de aproximadamente el 8 y 10 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Ante esta realidad el informe que llama a “Pensar, comer y ahorrar” recuerda que la meta para el 2030 es reducir a la mitad el desperdicio de alimentos y las pérdidas de alimentos a nivel mundial si se quiere alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible 1.2.3.

Dado que hoy el mundo padece el aumento en los precios de alimentos y los efectos del cambio climático, la lucha contra la pérdida y el desperdicio de alimentos necesita de estrategias coordinadas y políticas públicas para alcanzar el objetivo de erradicar el hambre.

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En el país cada año el desperdicio de alimentos asciende a más de 20 millones de toneladas

¿Cómo prevenir y reducir el desperdicio en la industria de alimentos y bebidas?

El Informe señala que tanto gobiernos, como las ciudades, empresas de alimentos, investigadores y organizaciones no gubernamentales de todos los tamaños tienen un papel relevante en el esfuerzo conjunto para cambiar prácticas y comportamientos; identificar puntos críticos; innovar; y cumplir con el ODS 1.2.3.

No obstante, como el sector de servicios de alimentos es diverso y complejo, representa todo un reto significativo al momento de cuantificar el desperdicio de alimentos.

De ahí que la variedad de tipos de negocios -como supermercados y tiendas de conveniencia, tiendas especializadas, mercados-, las causas del desperdicio, los métodos de eliminación y la infraestructura disponible para la gestión de residuos difieren considerablemente entre ellos y necesitan diferente tipo de prevención y reducción.

“Obtener una estimación nacional sólida del desperdicio de alimentos en este sector requiere abordar esta diversidad de la mejor manera posible dentro de las limitaciones de recursos disponibles”, dice el reporte del PNUMA.

Generalmente, los canales de supermercados serán significativos para la mayoría de los países, y la medición es relativamente simple con el escaneo de productos.

Las tiendas especializadas tienen la ventaja de la homogeneidad relativa de productos, proporcionando oportunidades para la utilización efectiva de excedentes para alimentar a personas o como insumo en el "suprarreciclaje" de alimentos.

El destino del desperdicio de alimentos en el sector de servicios de alimentos, al igual que en el comercio minorista, depende en gran medida de los acuerdos de gestión de residuos de cada establecimiento.

Los residuos alimenticios pueden separarse o mezclarse con otros desechos y luego transferirse a otra entidad para su recolección o eliminación. Esta entidad puede ser parte del servicio municipal de recolección de residuos sólidos o empresas privadas.

Como principio general, los países deben medir e informar sobre los subsectores más grandes en el país y apuntar a una cobertura de al menos el 80 por ciento del sector minorista de alimentos.

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Un problema mundial que requiere soluciones globales

Debido a que el desperdicio de alimentos es un problema mundial requiere soluciones en todas partes, de todos los países y de todos los sectores económicos.

A pesar de su impacto en el medio ambiente, solo 21 de los 193 países que han presentado Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) ante las Naciones Unidas como requisito del Acuerdo de París han incluido compromisos concretos para reducir la pérdida o el desperdicio de alimentos.

De estos países siete tienen compromisos únicamente sobre desperdicio de alimentos; 12 tienen compromisos de pérdida de alimentos únicamente; y dos tienen compromisos tanto de desperdicio de alimentos como de pérdida de alimentos.

Otras 29 NDC mencionan planes para mejorar la eliminación y el tratamiento de residuos alimentarios, como el aumento del compostaje y la desviación de residuos orgánicos de los vertederos.

Por lo que gobiernos, ciudades, municipios y empresas alimentarias de todos los tamaños tienen trabajo que hacer para reducir el desperdicio de alimentos y ayudar a los hogares a actuar.

La asociación público-privada es un modelo establecido con un historial comprobado para lograr reducciones en el desperdicio de alimentos, detalla el informe.

Una asociación que trabaje hacia un objetivo compartido puede superar las complejidades y los desafíos de la coordinación en múltiples sectores.

Reducir a la mitad el desperdicio de alimentos es un trabajo demasiado grande para cualquier actor individual, pero se puede lograr mediante un esfuerzo concertado y colaborativo.

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La necesidad de una acción urgente

La falta de compromisos ambiciosos por parte de la mayoría de los países para abordar la pérdida y el desperdicio de alimentos es una grave preocupación.

Reducir estos dos aspectos cruciales de los sistemas alimentarios es fundamental para mitigar el cambio climático y avanzar hacia un futuro más sostenible.

Existen diversas estrategias para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, incluyendo:

Mejorar las prácticas agrícolas: Reducir las pérdidas de cosechas antes y durante la recolección mediante prácticas agrícolas sostenibles.
Fortalecer la cadena de suministro: Optimizar el transporte, almacenamiento y manipulación de alimentos para minimizar el deterioro y la pérdida.
Reducir el desperdicio en el consumo: Sensibilizar a los consumidores sobre la importancia de reducir el desperdicio de alimentos y promover prácticas de consumo responsable.
Donar excedentes de alimentos: Redirigir los alimentos excedentes a quienes los necesitan, como bancos de alimentos y organizaciones benéficas.
Convertir los residuos de alimentos en energía: Utilizar los residuos de alimentos no comestibles para generar biogás o biocombustibles.