Hoy 24 de octubre se celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático. Aunque esta efeméride no ha sido explícitamente aprobada por la resolución de Naciones Unidas, su repercusión y difusión es muy importante. Ya que se trata de una iniciativa apoyada por la ONU con el fin de generar acciones para contrarrestar el cambio climático.
De acuerdo con el mencionado organismo, el cambio climático se define como una variación a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos que ocurren de manera natural debido a diversos factores.
Sin embargo, el término cambio climático se utiliza comúnmente para referirse al cambio climático antropogénico, es decir, aquel causado principalmente por actividades humanas.
En ese sentido, los investigadores especializados en el clima establecen las principales responsables del acelerado calentamiento global de los últimos dos siglos, son las siguientes actividades:
- Quema de combustibles fósiles (como petróleo, gas y carbón) para obtener energía
- Deforestación
- Agricultura intensiva
- Producción industrial
Actualmente, la temperatura media de la Tierra se encuentra 1.1 °C por encima de los niveles a finales del siglo XIX. Antes de la era industrial, marcando un máximo absoluto en los últimos 100 años.
La meta: cero emisiones
De acuerdo con Antonio Guterres, secretario general de la ONU, la acción climática es necesaria en todos los frentes: "todo, en todas partes, todo a la vez”. Además, propuso al grupo de economías altamente desarrolladas del G20 un "Pacto de Solidaridad Climática". En el cual todos los grandes emisores
harían esfuerzos adicionales para reducirlas.
Además, los países más ricos movilizarían recursos financieros y técnicos para apoyar a las economías emergentes. Esto en un esfuerzo común para garantizar que la temperatura global no aumente más de 1.5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
Los esfuerzos para alcanzar las cero emisiones se impulsarán a través de una Agenda de Aceleración. El cual implica que los líderes de los países desarrollados se comprometan a llegar a cero emisiones netas lo más cerca posible de 2040, y los países en desarrollo lo más cerca posible de 2050.
La Agenda exige el fin del carbón, la generación cero de electricidad para 2035 en todos los países desarrollados y para 2040 en el resto del mundo. Y el fin de todas las licencias o financiación de nuevos yacimientos de petróleo y gas, y de cualquier expansión de las reservas de petróleo y gas existentes.
De cara a la próxima conferencia sobre el clima, que se celebrará en Dubai del 30 de noviembre al 12 de diciembre, se espera que todos los líderes del G20 se hayan comprometido a nuevas contribuciones determinadas a nivel nacional. Y que indiquen sus objetivos de reducción absoluta de emisiones para 2035 y 2040.
Consecuencias y desafíos del cambio climático
Las consecuencias del cambio climático son cada día más evidentes:
- impactos económicos
- migraciones
- extinción de flora y fauna
- amenazas y cambios en la producción agrícola
- inundaciones
- riesgos en la salud
- sistemas meteorológicos cambiantes y extremos
- incendios incontrolables debido a largas sequías
- aumento de la temperatura en el planeta
- acidificación de los océanos
- incremento en el nivel del mar
También cabe señalar que el cambio climático puede afectar de manera desigual a las personas en función de dónde vivan, ya que son especialmente vulnerables aquellos que habitan en pequeñas naciones insulares o en otros países en desarrollo.
Condiciones como el aumento del nivel del mar y la intrusión de agua salada han avanzado hasta el punto de que comunidades enteras se reubicaron, y las prolongadas sequías están creando un riesgo de hambruna.
Uno de los mayores desafíos actuales, es la toma de acciones para el enfrentamiento contra el cambio climático. Así como reflexionar y crear conciencia en los diferentes sectores sobre sus efectos negativos en el planeta y tomar medidas que ayuden a reducir y hasta limitar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Para ello es importante cambios de hábito y consumo individuales y colectivas, así como cooperación internacional que permitan establecer pactos contra el cambio climático.
¿Cómo impacta el cambio climático con los alimentos?
Tanto lo que se come como la forma de producir los alimentos repercuten en la salud, y también en el medio ambiente.
Los alimentos pasan por diferentes etapas ya que deben producirse, procesarse, transportarse, distribuirse, prepararse, consumirse; pero, muchas veces, también es necesario eliminarlos.
De acuerdo con la ONU, en cada una de estas etapas se producen gases de efecto invernadero que atrapan el calor del Sol contribuyendo al cambio climático. Más de un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el hombre se relaciona con los alimentos.
La mayor parte de los gases de efecto invernadero relacionados con los alimentos tienen su origen en el uso del terreno y la agricultura. Aquí destaca:
- metano producido por el proceso digestivo del ganado bovino,
- óxido nitroso proveniente del uso de fertilizantes en la producción de cultivos,
- dióxido de carbono causado por la tala de bosques para la expansión de los terrenos de labranza y
- otras emisiones en agricultura causadas por el aprovechamiento del estiércol, el cultivo de arroz, la quema de los residuos de cultivos y el uso de combustibles en las granjas.
Una parte mucho más pequeña de estas emisiones de efecto invernadero causadas por los alimentos proviene de:
- Refrigeración y transporte de los alimentos
- Procesos industriales como los destinados a la producción de papel y aluminio para el envasado
- Gestión de los desechos de alimentos
Reducir las emisiones relacionadas con los alimentos
La forma de reducir las emisiones del sector alimentario varía en función de cada etapa, desde la de producción hasta la que incluye al consumidor.
Cuando sea adecuado, un cambio a una dieta con más proteínas vegetales (como judías, garbanzos, lentejas, nueces y cereales). Con la reducción de alimentos de origen animal (carnes y lácteos).
Y menos grasas saturadas (mantequillas, leche, queso, carnes, aceite de coco o de palma) puede llevar a una importante reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Otras proteínas alternativas, como los sustitutos de la carne y los productos lácteos de origen vegetal, las proteínas procedentes de insectos y la carne cultivada en laboratorio, ofrecen aspectos que están atrayendo una demanda creciente, inversiones financieras e innovación tecnológica.
Sin embargo, los productos animales siguen siendo una importante fuente de seguridad alimentaria, nutrición y el medio de vida de un gran número de poblaciones rurales de todo el mundo.
La mejora de las técnicas de alimentación puede reducir el metano generado durante la digestión del ganado, así como la cantidad de gases liberados por la descomposición del estiércol.
Finalmente, las mejores prácticas agrícolas como el uso de fertilizantes mejorados, la rotación de pastos para mantener un suelo sano que almacene carbono. Así como la restauración de las tierras degradadas, pueden ayudar a reducir significativamente las emisiones de gases con efecto invernadero.