Corteva Agriscience presentó la novena edición del Índice Global de Seguridad Alimentaria (GFSI, por sus siglas en inglés), realizado por la Unidad de Inteligencia de The Economist (EIU), el cual tiene como finalidad comprender el déficit alimentario en el mundo, tomando en cuenta que en esta problemática intervienen características de nivel cultural, ambiental y geográfico
El GFSI considera la asequibilidad, disponibilidad, calidad y seguridad de los alimentos, junto con los recursos naturales y la resiliencia y de acuerdo con los resultados, América Latina ocupó el quinto lugar en seguridad alimentaria el mundo, con Costa Rica encabezando la lista seguida por Uruguay, Chile, Panamá y México, respectivamente.
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Si bien el estudio examina la seguridad alimentaria en el contexto de desigualdad económica y de ingresos, género, condiciones ambientales y de recursos naturales, lo que destaca en esta edición es cómo el Covid-19 generó un importante impacto en los sistemas alimentarios.
La pandemia también puso de manifiesto las limitaciones en la capacidad de los programas de la red de seguridad alimentaria, que provocaron alteraciones en ese indicador y, según los hallazgos, la seguridad alimentaria mundial disminuyó por segundo año consecutivo.
Resultados del GFSI en México
- México se encuentra en la clasificación de los 5 mejores países de América Latina con una calificación del 66.2 % y un puesto arriba respecto a 2019.
- En la clasificación global de 113 países, México se sitúa en el lugar 45 con un descenso de dos puestos respecto al año anterior.
- En la categoría de Asequibilidad de los alimentos, México se encuentra en el lugar 7 de los 19 países de América Latina con una puntuación del 76.0 %.
- En la Disponibilidad de alimentos, México alcanzó una posición dentro de los 30 primeros países a nivel mundial y en el lugar 7 de América Latina con una puntuación del 61.8%.
Puntos fuertes de América Latina
- Los desafíos del sistema alimentario de la región, como el aumento de los precios de los alimentos, la inflación y la recesión económica, fueron afectados por el Covid-19.
- La pandemia también puso de manifiesto las limitaciones de capacidad de los programas de redes para brindar seguridad alimentaria de manera efectiva.
- La mayoría de los países también tienen disponibles servicios financieros diversificados, más allá de la banca y el crédito.
- La mayoría de los países de la región alcanzó cierta suficiencia en el suministro de alimentos y hay una dependencia limitada de la ayuda alimentaria crónica, con la excepción de Haití.
- Varios países tienen una estrategia nutricional operativa y la mayoría de los países ha implementado el etiquetado nutricional y la vigilancia del estado nutricional de la población.
- La región logró un sólido desempeño en seguridad alimentaria, ayudado por altos niveles de electrificación y acceso a agua potable, que se encuentran por encima del promedio mundial.
Insectos y el suministro de alimentos
Es común ver que los agricultores mantienen una relación de amor-odio con los insectos, y es que no todos los bichos son iguales, pues no todos afectan a las plantas e incluso algunos pueden resultar benéficos.
Hay insectos que ayudan en la polinización o el control de plagas, como las catarinas, que consumen pulgones, ácaros y otros huevos de plagas; las arañas, que ayudan a la regeneración de los bosques, o las abejas, que son vitales para la polinización.
Por ello, los agricultores experimentados siempre tienen en cuenta cuidar de los insectos beneficiosos al planificar qué tipo de insecticidas usar y elegir químicos suaves para atacar solo a las plagas dañinas. Incluso, saben que es vital mantener controladas a las poblaciones de insectos beneficiosos para evitar un aumento incontrolable de plagas destructivas.
Las plagas y la seguridad alimentaria
Menos del 3% del universo de insectos son considerados como plagas. Sin embargo, esta pequeña cifra representa una gran preocupación para quienes dependen de los cultivos.
Las razones son que los insectos dañan la calidad y rentabilidad de los productos, además de que son conducto de enfermedades que pueden afectar a las plantas y al ser humano.
Por ejemplo, las plagas asociadas al aguacate en México, incluyen a varias especies de trips, ácaros y escamas armadas, que reducen la calidad de la fruta en un 25%, este tipo de afectaciones puede significar para los consumidores el potencial aumento de precios en los productos o la necesidad de importar de otros países para ayudar a llenar el vacío provocado por la pérdida de cultivos.
Debido a esto, es importante tener en cuenta que los productores frecuentemente se ven obligados a recurrir a numerosas y costosas soluciones para proporcionar alimentos a las poblaciones teniendo en mente como resultado final la calidad y seguridad del producto para los consumidores y sus propias familias.