El sector de alimentos y bebidas se posicionó como uno de los que más gasto energético tiene en España, detrás de la industria de la manufactura (19%), y con las recientes cifras récord que alcanzaron los precios de la luz y el gas, el futuro de las industrias es incierto.
La Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) advirtió que en un escenario estable, los precios de los energéticos pueden suponer hasta el 8% del costo de producción, por lo que un incremento podría perjudicar la competitividad del sector.
Una de las posibles soluciones es optar por energías alternativas más sostenibles y económicas, como el hidrógeno verde. Para algunas empresas esto no es nuevo ya que en 2019, el 9.2 % del total de la energía consumida en el sector alimentario español procedía de las renovables.
Para dicho sector, el tema de la economía circular se convirtió una guía, algunas compañías implementaron plantas con calderas y maquinarias que aprovechan los pozos de café para obtener vapor. Otras instalaron placas fotovoltaicas para emplear energía solar en sus procesos de producción.
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El hidrógeno verde en la mira de la industria de alimentos
Aunque el hidrógeno es el elemento que más predomina en el universo, en nuestro planeta es muy difícil encontrarlo libre. Para poder usarlo es necesario separarlo de otros compuestos, y uno de los procesos más habituales para lograrlo es la electrólisis del agua.
El hidrógeno se clasifica en distintos colores en función del origen de la energía que se emplea en este proceso y de las emisiones:
- Gris. El 99% del que se consume en España es el conocido como hidrógeno gris, que se produce a partir de gas (natural, metano o gases licuados de petróleo mediante procesos de reformado).
- Azul. El hidrógeno azul se obtiene de forma similar, pero se le aplican técnicas de captura, uso y almacenamiento de carbono, lo que permite reducir hasta en un 95% las emisiones de CO2 generadas.
- Verde. La electrólisis requiere de mucha energía eléctrica, y si esta procede de fuentes 100% renovables, el producto resultante no generará emisiones de dióxido de carbono: estamos ante el hidrógeno verde.
Además de la electrólisis, existen otros métodos para producir hidrógeno sostenible, como el reformado con vapor de biogases, bio-alcoholes o la fermentación de residuos orgánicos (biohidrógeno), la termólisis del agua o la producción por microorganismos.
Los beneficios del uso del hidrógeno verde
Al no emitir sustancias contaminantes (su único residuo es el vapor de agua), el hidrógeno no daña la atmósfera y, por lo tanto, protege el medio ambiente, fueron las conclusiones de los expertos acerca de los beneficios al usar hidrógeno verde las industrias.
A su vez, contribuye a una menor dependencia de los combustibles fósiles, como el petróleo, el gas y el carbón. Además, es un elemento infinito que tiene muchos usos y se puede utilizar en sectores difíciles de descarbonizar.
El hidrógeno verde es una alternativa real a los combustibles fósiles, pero necesitaremos producirlo, transportarlo, distribuirlo. Cada kilogramo de hidrógeno verde empleado en sustituir un combustible fósil evita las emisiones de entre 10 y 20 kilos de CO2”, explicó Albert Tarancón, investigador del Instituto de Investigación en Energía de Cataluña (IREC).
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