Difunden nuevo hallazgo en la industria de alimentos a base de insectos. Una investigación reciente planteó la posibilidad de reacciones alérgicas en personas alérgicas a los mariscos.
El estudio, de la Universidad James Cook, en Australia, en colaboración con investigadores de Singapur, destacó que los alérgenos presentes en los insectos pueden ser similares a los contenidos en los crustáceos, como camarones, cangrejos y langostas.
"El problema es que los insectos están estrechamente relacionados con los crustáceos como camarones, cangrejos y langostas. La alergia a los alimentos crustáceos afecta hasta al 4% de la población, y esas personas tienen un riesgo significativo de sufrir una reacción alérgica después de comer alimentos a base de proteínas de insectos", expuso Andreas Lopata quien lideró la investigación junto con Shay Karnaneedi.
Los investigadores encontraron que, aunque los insectos ofrecen una alternativa nutritiva y sustentable, también presentan riesgos alérgicos.
Entre estos, los insectos comestibles están el gusano de seda, el gusano amarillo de la harina, el grillo de campo y de la casa, la langosta y el saltamontes. Estos tienen altos valores nutricionales y reducido uso de la tierra y recursos.
El interés en los insectos como fuente de proteínas sostenibles ha crecido ante la necesidad de alimentar a la población en constante crecimiento. Para complementar las necesidades dietéticas hay alternativas, tales como insectos, algas y alimentos cultivados.
¿Cuáles fueron los alérgenos encontrados?
El equipo de investigadores analizó siete tipos de grillos y dos tipos de soldados negros, evaluando su contenido proteico y su potencial alergénico.
Identificaron la tropomiosina, una proteína común en mariscos, como el alérgeno predominante en estos alimentos. Además, encontraron siete alérgenos específicos adicionales.
“La tropomiosina es el principal alérgeno de insectos; sin embargo, los alérgenos potenciales adicionales no están bien caracterizados y se desconoce el impacto de los procedimientos de extracción en la reactividad inmunológica”, se lee en la investigación.
Aunque los científicos consideraron la necesidad de elaborar pruebas de detección más precisas.
Lo anterior porque descubrieron que los kits comerciales de prueba de alérgenos para mariscos no siempre detectan los alérgenos presentes en los insectos.
Esto podría llevar a información inadecuada para los consumidores con alergias a los mariscos.
La investigación también reveló que los tampones a base de urea son más eficaces para extraer alérgenos de insectos, de ahí la importancia de mejorar los métodos de detección.
Recomendaciones y normativas
La Agencia de Alimentos de Singapur (SFA) ha establecido directrices para la aprobación de insectos como alimentos, incluyendo normas de etiquetado y microbiológicas.
Lo anterior después de haber aprobado, recientemente, 16 especies de insectos, como grillos, saltamontes y gusanos de la harina, para el consumo humano.
Sin embargo, en el país asiático no se consideran estos nuevos productos alimentarios como de alta preocupación regulatoria.
Aunque la presente investigación recomienda tener en cuenta el potencial de reacciones alérgicas, ajustar las pruebas y el etiquetado principalmente en los nuevos alimentos o productos.
“La introducción de una nueva fuente de alimentos a la población general requiere evaluaciones de seguridad, incluida la detección de toxinas, carga de patógenos y, en particular, alérgenos”, destaca el documento.
El estudio añadió que las proteínas alergénicas son complicadas de analizar, ya que generalmente son inofensivas para la población no alérgica.
Varios estudios han intentado abordar este problema de salud en diferentes especies de insectos comestibles; específicamente en el grillo doméstico, pero estos estudios se centraron principalmente en dos alérgenos, la tropomiosina y la arginina quinasa, comparando la unión a la inmunoglobulina tipo E en pacientes alérgicos a los camarones.
Otro estudio demostró que los diferentes métodos de extracción afectan el perfil proteómico del grillo doméstico y que los alérgenos adicionales podrían ser importantes para la reactividad cruzada clínica y para el etiquetado apropiado de los alimentos.
La recomendación de los investigadores
- Consumidores: Las personas alérgicas a los mariscos deben ser conscientes de los riesgos potenciales que plantean los alimentos a base de insectos y ser informados claramente.
- Industria alimentaria: Es necesario desarrollar métodos de detección más precisos y específicos para alérgenos de insectos.
- Reguladores: Se requiere una revisión de las normas de etiquetado y pruebas de alérgenos para incluir estos nuevos hallazgos.
Conclusiones del estudio
- La tropomiosina, similar a los alérgenos del camarón, es el alérgeno más abundante en estos alimentos.
- Se identificaron siete alérgenos únicos, lo que subraya la necesidad de desarrollar métodos de detección específicos para alérgenos de insectos en productos alimenticios.
- Los kits comerciales de prueba de alérgenos de crustáceos no detectaron de manera fiable estos alérgenos en alimentos derivados de insectos.
- Se necesita más investigación para estandarizar la detección
Ante el aumento del consumo de insectos como alimento, es importante poder detectar alérgenos de insectos para un etiquetado adecuado de los alimentos y la seguridad del consumidor, sugirieron los investigadores.
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