La agricultura de conservación conserva los recursos naturales, la biodiversidad y la mano de obra. Aumenta el agua del suelo disponible, reduce el estrés por el calor y la sequía, y aumenta la salud del suelo a largo plazo. Si no se practica de manera sustentable, la agricultura puede afectar al medio ambiente, producir gases de efecto invernadero y contribuir al cambio climático.
Ayuda a los agricultores a mantener y aumentar los rendimientos y las ganancias, al tiempo que revierte la degradación de la tierra, protege el medio ambiente y responde a los crecientes desafíos del cambio climático. Sin embargo, los métodos de agricultura sustentable pueden hacer lo contrario: aumentar la resistencia al cambio climático, proteger la biodiversidad y utilizar de manera sustentable los recursos naturales.
Para reducir la alteración del suelo, los agricultores practican la labranza cero, lo que permite la siembra directa sin arar o preparar el suelo. El agricultor siembra directamente a través de los residuos superficiales del cultivo anterior. La labranza cero se combina con cultivos intercalados y rotación, es decir, cultivar dos o más cultivos al mismo tiempo en el mismo terreno o cultivar dos cultivos diferentes de manera secuencial.
La agricultura de conservación y la preservación del suelo
El Pacto Verde Europeo, un plan de acción para impulsar el uso eficiente de los recursos mediante el paso a una economía limpia y circular, y para restaurar la biodiversidad y reducir la contaminación; así como las estrategias europeas en materia medioambiental y alimentaria, y la nueva Política Agrícola Común (PAC), han establecido objetivos muy ambiciosos.
El impulso de la Agricultura de Conservación (AC) se apoya en el uso de herramientas específicas, como la maquinaria de siembra directa y el glifosato, un fitosanitario esencial para su desarrollo. Para alcanzarlos, el papel del sector agrícola y de prácticas sostenibles como la Agricultura de Conservación (AC), que aporta múltiples beneficios medioambientales, económicos y sociales, será fundamental.
“La agricultura de conservación es un sistema agrícola que tiene como objetivo fundamental conservar, mejorar y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales. Esto se ve reflejado en España a través de las más de 2 millones de hectáreas cultivadas con AC, que secuestran 9.9 millones de toneladas anuales de CO2; comprendiendo el 12% de la producción agrícola, valorizada en 3,668 millones de euros”, indicó Óscar Veroz, director ejecutivo de la AEAC.SV.
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