Un grupo de investigadores señala que el tratamiento temprano de la obesidad infantil es efectivo a corto y largo plazo. El estudio de seis años siguió a 170 niños en Suecia que recibieron tratamiento para la obesidad diagnosticada.
- Los grupos de apoyo a los padres no involucraron a los niños y, en cambio, se centraron en cómo los padres podían promover positivamente estilos de vida saludables en la familia sin conflicto.
Al inicio del estudio, todos los niños tenían entre cuatro y seis años. Los niños participantes y sus padres fueron asignados aleatoriamente a uno de tres grupos, ya sea recibiendo un tratamiento estándar o un programa de apoyo parental de diez semanas. Esto con o sin apoyo telefónico de seguimiento.
Tratamiento seguro y eficaz para niños en edad preescolar
El estudio indica que el tratamiento temprano de la obesidad tiene un efecto duradero. Además, muestra que el tratamiento intensivo es seguro y eficaz para los niños en edad preescolar.
Tratar a los niños a esa edad es mucho más efectivo que si comienzas a tratarlos en la adolescencia. Además, algunos adolescentes están considerando una posible cirugía bariátrica. Se estima que esto se pueda evitar con un tratamiento más temprano.
Aunque se han realizado estudios en niños tratados por obesidad, la mayoría solo ha hecho un seguimiento después de seis meses o un año. No hay datos sobre cómo les fue a los niños durante un período más largo que eso, indica la especialista.
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Superando la obesidad infantil
La investigadora principal del proyecto, Paulina Nowicka, explica que los grupos de apoyo para padres se centraron en discusiones sobre cómo:
- establecer límites
- enseñar a los niños nuevos comportamientos
- comunicarse con preescolares, abuelas, vecinos y otros adultos en el mundo de los niños
Nowicka señala que la mayoría de los padres saben qué comida servir a sus hijos. "¿Qué haces con un niño que ama la comida y siempre quiere comer, o uno que siempre tiene hambre? ¿Cómo lo haces sin hacer un tabú de la comida?", destaca.
Además, los padres deben hacer cosas juntos para fortalecer los lazos familiares, sugiere la investigadora. Por ejemplo, "involucrar al niño en la cocina, darle verduras si tiene hambre y no recompensarlo con comida. También es importante asegurarse de que la comida no esté asociada con las emociones y los logros", finaliza.