Desde factores culturales, económicos, sociales, hasta sicológicos y de un estilo de vida saludable, influyen en la decisión de la Generación Z para adoptar una dieta basada más en plantas y para reducir el consumo de carne, reveló una investigación publicada por MDPI o Multidisciplinary Digital Publishing Institute, una editorial de revistas científicas.
La Generación Z, nacidas entre 1995 y el 2000, no solo está más consciente de los impactos ambientales y de salud de sus elecciones alimentarias, sino que también está más dispuesta a experimentar con alternativas basadas en plantas".
El estudio subraya el papel crucial que la Generación Z está jugando en la transformación del sistema alimentario.
Estos jóvenes consumidores no solo están exigiendo cambios, sino que también están creando nuevas tendencias alimentarias, optando por sistemas más resilientes y sostenibles.
De acuerdo con el estudio “La voluntad de la generación Z de adoptar dietas basadas en plantas: evidencia empírica de Grecia, la India y el Reino Unido”, las elecciones alimentarias están determinadas por varios factores, tales como:
- Biológicos: Hambre, apetito, gusto
- Económicos: Ingresos, precio y disponibilidad
- Culturales: Familia, compañeros, tendencias alimentarias
- Sicológicos: Estado de ánimo, estrés, neofobia (miedo) alimentaria, percepciones y actitudes
- Estilo de vida: Salud, cuidado del medio ambiente y habilidades culinarias
Al crecer en una cultura alimentaria universal, con una amplia gama de opciones de comida, la Generación Z ha desarrollado con más sensibilidad su sentido del gusto, diferenciándose de las generaciones anteriores.
Hallazgos de la investigación
El estudio investigó las actitudes y percepciones de la Generación Z hacia los sustitutos de las proteínas animales, y también exploró la voluntad de los jóvenes de adoptar dietas basadas en plantas en Grecia, la India y el Reino Unido.
Por lo que encuestó a más de 500 estudiantes universitarios. En Grecia y el Reino Unido, la mayoría dijo ser responsables de planear sus comidas, de comprar los comestibles y prepararlos.
En contraste, los estudiantes en India, que a menudo vivían con familiares, mostraron una menor inclinación para preparar sus propias comidas, dependiendo de los alimentos preparados por otros.
Los resultados mostraron más diferencias en la predisposición de los jóvenes por adoptar una alimentación basada en vegetales, como:
India lideró los resultados. Casi la mitad de los estudiantes (46.5%) están dispuestos a cambiar a una dieta basada en plantas, probablemente debido a la fuerte tradición de vegetarianismo en el país.
En contraste, Grecia es un país donde solo el 14.4% de los jóvenes encuestados se mostró receptivo a la idea. El Reino Unido resultó con el 19.6% de la Generación Z consultada dispuesta a integrar a su dieta alimentos plant-based.
Sobre la percepciones de los productos vegetales, se encontró:
- 39.4% considera que son demasiado caros
- 32.8% cree que tienen un sabor inferior
- 39.9% reconoce que algunos alimentos vegetales saben bien
- 45.5% los percibe más saludables que la proteína animal
Acerca de las actitudes hacia dietas basadas en plantas, la evidencia fue:
- 65% las considera seguras y saludables
- 54.2% cree que ayudan a prevenir y tratar enfermedades crónicas
- 51.5% piensa que es fácil de adoptar este tipo de alimentación
En cuanto a las percepciones sobre proteínas, los resultados arrojaron:
- 57.8% reconoce que los productos animales no son la única fuente de proteínas de calidad
- 47.7% considera que la carne es una fuente superior de proteínas
Alcances para la industria alimentaria
El estudio revela que, a pesar de las diferencias culturales, existe una tendencia común entre los jóvenes hacia la adopción de alimentos basados en plantas. Esto, posiblemente, por la influencia de los medios de comunicación y las redes sociales en los estilos de vida y hábitos de consumo.
Para aumentar la aceptación de estos sustitutos y reducir el miedo a adoptar estos alimentos, la investigación sugiere que la industria debería desarrollar productos que imiten las características de los alimentos tradicionales.
Lo anterior podría mejorar su contenido sensorial, satisfaciendo así las preferencias de los consumidores en cuanto a sabor y textura.
Además, para satisfacer las necesidades nutricionales de la Generación Z, la industria alimentaria debe invertir para enriquecer los alimentos de origen vegetal. Asegurarse que proporcionen todos los nutrientes necesarios para una dieta equilibrada, como proteínas, hierro y vitamina B12.
Si se combinan objetivos de salud y medio ambiente, las empresas podrían promover “eficazmente” las opciones de alimentos basados en plantas. Los beneficios para la salud y el medio ambiente se alinean con la conciencia de los consumidores.
Es importante que las empresas también atiendan el tema de la regulación inadecuada del etiquetado, ya que las distintas normas de los países puede generar incertidumbre e inhibir la inversión y la innovación.
“La implementación de un etiquetado claro y creativo podría mejorar la promoción de los alimentos a base de plantas y aumentar su aceptación entre la Generación Z”, señala el estudio.
Crecimiento del mercado
Para el mercado de proteínas alternativas se proyecta un crecimiento constante. Luego de que alcanzó un valor de mil 500 millones de euros en 2018, cita la investigación, este alcanzaría los dos mil 400 millones de euros para 2025.
Este crecimiento estará sostenido por el cambio hacia sustitutos de la carne a base de plantas, lo cual se considera un "ganar-ganar", por sus beneficios tanto para la salud humana como para el medio ambiente.
Lo anterior se debe a que el consumo de carne, especialmente la carne procesada, se ha relacionado con problemas de salud, como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, reducción de la esperanza de vida y cáncer.
Además, la producción de carne contribuye con los problemas ambientales, incluyendo emisiones de gases de efecto invernadero, contaminación del agua, deforestación y pérdida de biodiversidad.
“Por lo tanto, reducir el consumo de carne y reemplazarla con sustitutos de origen vegetal tiene un papel esencial en la mejora de la salud humana y la mitigación de los daños ambientales de la ganadería y la producción de alimentos”, se lee en la investigación.
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