Las frutas y hortalizas son fuente de polifenoles. Las dietas con un contenido alto de estas sustancias asocian con un riesgo menor de enfermedades como las cardiovasculares (ECV) y el cáncer.
Se cree que los compuestos dietéticos, como los polifenoles presentes en los alimentos de origen vegetal, pueden contribuir a su efecto protector. No obstante, dado que los polifenoles no son un requisito imprescindible en nuestra dieta y que todavía se están analizando los beneficios que aportan a la salud humana, actualmente no existe ninguna recomendación dietética oficial para su consumo.
¿Dónde se encuentran los polifenoles?
Las frutas y hortalizas son fuente de polifenoles. También se encuentran en los frutos de cáscara y las semillas, las hierbas, los productos del cacao (por ejemplo, chocolate negro), los productos con cereales integrales, el té, el café y el vino tinto (1).
Los polifenoles se conocen por sus propiedades antioxidantes y, debido que se trata de las sustancias con potencial antioxidante más utilizadas en la dieta, numerosos investigadores estudian sus actividades biológicas.
Los antioxidantes que forman parte de la dieta pueden proteger al cuerpo del daño oxidativo que podría provocar a la larga la aparición de enfermedades como el cáncer o las ECV. Los ejemplos más habituales de antioxidantes dietéticos son la vitamina C, la vitamina E y los carotenoides, mientras que los minerales como el cinc o el selenio son componentes esenciales de las enzimas antioxidantes del cuerpo (2, 3). Sin embargo, la ingesta de dosis altas de antioxidantes en forma de suplementos vitamínicos y minerales no parece reducir más el riesgo de padecer ECV o cáncer (2).
El efecto antioxidante de los polifenoles se ha estudiado principalmente in vitro, es decir, fuera del cuerpo humano. Además, dado que los polifenoles experimentan cambios al ser ingeridos, no resulta fácil demostrar sus efectos antioxidantes en el cuerpo humano (3, 4).
Polifenoles y la salud
Gran parte de las pruebas que demuestran el efecto protector de los polifenoles contra las ECV, el cáncer y las enfermedades neurodegenerativas se han obtenido mediante estudios in vitro con cultivos de células humanas y mediante estudios en animales. Sin embargo, resulta difícil establecer su importancia biológica y saber cómo influyen en la salud humana.
Las dosis testadas son, con frecuencia, mucho más altas que las cantidades ingeridas en la dieta de una persona. Tras la ingesta, los polifenoles se metabolizan, por lo que podrían no encontrarse en el cuerpo en las formas en las que fueron probados en los estudios in vitro. Asimismo, su presencia en los fluidos corporales (plasma) muestra a menudo niveles extremadamente bajos (4, 5).
Se cree que los polifenoles podrían ejercer un efecto cardioprotector por varias vías, mejorando el funcionamiento de las paredes internas de los vasos sanguíneos, inhibiendo la aglutinación de las plaquetas, lo que evitaría la creación de coágulos sanguíneos en las arterias, e influyendo positivamente en los lípidos sanguíneos y en la sensibilidad a la insulina (4, 6).
Las pruebas obtenidas de los estudios en humanos hasta la fecha son más limitadas, por lo que no resulta fácil extraer conclusiones definitivas. Es más, muchos de los estudios que investigan el efecto de los polifenoles en la salud utilizan alimentos ricos en polifenoles, en lugar de polifenoles aislados. Por consiguiente, se hace difícil atribuir los efectos observados específicamente a los polifenoles, ya que podrían ser consecuencia de otros componentes de los alimentos (4).
Actualmente, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que se ocupa de evaluar desde un punto de vista científico las alegaciones sobre las propiedades saludables de los productos alimentarios, ha rechazado todas las afirmaciones de propiedades saludables de los polifenoles, salvo la del aceite de oliva.
En cuanto al aceite de oliva, que contiene al menos 5 mg de un polifenol denominado hidroxitirosol y de sus derivados por 20 gramos de aceite, se puede afirmar que “los polifenoles del aceite de oliva ayudan a proteger los lípidos sanguíneos frente al estrés oxidativo”. El efecto beneficioso se obtiene con una ingesta diaria de 20 gramos de aceite de oliva (7).
Conclusión
Se ha demostrado que los alimentos de origen vegetal y una dieta rica en vegetales tienen un efecto protector frente a las ECV, el cáncer y otras enfermedades, por lo que constituyen un componente esencial de una dieta saludable y equilibrada. Muchos países europeos recomiendan que los adultos y niños de al menos 1 año de edad consuman como mínimo 5 raciones de frutas y hortalizas al día, así como productos con cereales integrales. El estudio y aislamiento de los efectos de los polifenoles no es una tarea sencilla, y es necesario continuar investigando.
Referencias bibliográficas:
1. Del Rio D, et al. (2013). Dietary (poly)phenolics in human health: structures, bioavailability, and evidence of protective effects against chronic diseases. Antioxidants and Redox Signaling 18:1818-1892.
2. Stanner S & Weichselbaum E (2013). Antioxidants (pp.88-99). In Caballero B (ed.) Encyclopedia of Human Nutrition. Vol. 1. 3rd edition. Doi: 10.1016/B978-0-12-375083-9.00013-1.
3. Hollman PCH, et al. (2011). The biological relevance of direct antioxidant effects of polyphenols for cardiovascular health in humans is not established. Journal of Nutrition 141:989S-1009S.
4. Weichselbaum E & Buttriss JL (2010). Polyphenols in the diet. Nutrition Bulletin 35:157-164.
5. Hollman PCH (2010). The 4th International Conference on Polyphenols and Health. Nutrition Bulletin 35:183-185.
6. Andriantsitohaina R, et al. (2012). Molecular mechanisms of the cardiovascular protective effects of polyphenols. British Journal of Nutrition 108:1532-1549.
7. EU Register on nutrition and health claims.