La obesidad se ha convertido en uno de los problemas de salud pública críticos en Estados Unidos. Afecta a un número importante de adultos, pues más de un tercio de los adultos estadounidenses se consideran obesos, según datos recientes de Statista.
Este dato destaca como uno de los más altos en comparación con otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La firma de estudios de mercado refiere que en el 2021, en la mayoría de los países de la OCDE que recogen información sobre el peso autodeclarado, más de la mitad de los adultos presentan sobrepeso u obesidad.
Sin embargo, la situación en Estados Unidos es mayor, con un 36% de la población adulta considerada obesa. En contraste, países como Chile y el Reino Unido reportan tasas de obesidad que superan ligeramente el 25 por ciento.
Mientras que Corea del Sur se sitúa en el extremo opuesto, con solo un 4.3% de obesidad entre sus ciudadanos.
“En Chile y el Reino Unido, las tasas se situaban justo por encima de uno de cada cuatro, mientras que Corea tenía el porcentaje más bajo de personas con obesidad de los países estudiados”, expuso en el artículo María Florencia Melo, de Statista.
El análisis también revela diferencias entre géneros y regiones. En los países estudiados, los hombres tienen más probabilidades de presentar sobrepeso u obesidad, con diferencias que alcanzan hasta los 20 puntos porcentuales en naciones como Alemania, Luxemburgo y República Checa.
Impacto en la salud
La obesidad es un problema relacionado con enfermedades crónicas que afectan la calidad y la esperanza de vida.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el sobrepeso como un índice de masa corporal (IMC) superior a 25 y la obesidad como un IMC superior a 30.
Las consecuencias de esta condición incluyen un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y varios tipos de cáncer. Además, las complicaciones asociadas con la obesidad pueden resultar en un aumento de los costos en atención médica y una disminución en la productividad laboral.
Generalmente, esta situación se asocia con malas decisiones de estilo de vida, como una alimentación poco saludable o la falta de ejercicio. Sin embargo, la genética y el entorno también son factores de riesgo.
“La obesidad sigue siendo, a menudo, malinterpretada debido a la idea errónea de que se debe únicamente a malas elecciones de estilo de vida, cuando también son importantes factores como la predisposición genética y las influencias medioambientales”, añadió la especialista.
También la disponibilidad de alimentos saludables, la publicidad de productos poco saludables y las condiciones socioeconómicas afectan los hábitos alimenticios y la actividad física.
Malnutrición, un desafío urgente ligado a la obesidad
Los países de ingresos bajos y medianos se enfrentan a una problemática alarmante conocida como la doble carga de la malnutrición, alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta situación se distingue por la coexistencia de la desnutrición, que incluye la falta de nutrientes esenciales y enfermedades infecciosas, y el aumento de enfermedades no transmisibles (ENT) como la obesidad y el sobrepeso.
Destaca que los niños están expuestos a una alimentación poco saludable, rica en grasas, azúcares y sal, que se traduce en un aumento de la obesidad infantil. Esta situación es característica de comunidades y hogares, donde la falta de acceso a alimentos nutritivos se combina con la disponibilidad de opciones poco saludables y de bajo costo.
La OMS considera que la globalización ha facilitado la proliferación de alimentos procesados, que a menudo son más accesibles y asequibles que opciones saludables.
Además, la actividad física en las generaciones más jóvenes ha disminuido, en parte debido al sedentarismo asociado a la tecnología.
Estas tendencias están generando un aumento de la obesidad infantil, incluso mientras persisten los problemas de desnutrición.
Estrategias de prevención y manejo
La Organización Mundial de la Salud indica que tanto el sobrepeso como la obesidad son en gran medida prevenibles. Debido a que es un problema social que requiere entornos que favorezcan elecciones saludables de alimentos.
Por lo que sugiere:
- Políticas públicas: Implementar medidas fiscales y normativas que promuevan el acceso a alimentos saludables y que restrinjan la comercialización de productos no saludables, especialmente aquellos dirigidos a niños.
- Iniciativas del sector salud: Fortalecer los sistemas de salud mediante un enfoque en la atención primaria que priorice la prevención y el manejo de las ENT.
Resalta que la industria alimentaria puede desempeñar un papel importante en la promoción de una alimentación saludable:
- Al reducir el contenido en grasas, azúcar y sal de los alimentos procesados;
- Al garantizar que existan opciones saludables, nutritivas y accesibles para todos los consumidores
- Al restringir la comercialización de alimentos con un alto contenido en azúcar, sal y grasas, en particular los que se dirigen a niños y adolescentes
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